Cap.5: Tempestad

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Fue despertado por la pesada campana de bronce, a un lado del Templo. El ruido se distribuía gradualmente por todo el recinto espiritual, dejando una sensación de paz en el ambiente. Las aves trinaban desde las copas de los árboles aunque todavía el cielo era oscuro. Se levantó cuidando de no despertar a los demás y salió con cautela cerrando la puerta corrediza tras de él. Caminó por los austeros pasillos y se encontró con el salón principal repleto de monjes arrodillados orando y el maestro con los ojos cerrados, repasando un rosario entre las manos al frente. Caminó despacio sin que sus pasos se oyeran, cuando el Maestro le dijo, haciendo saltar a Mu de la impresión:

-Buenos días, viajero... ¿Gusta orar con nosotros?

-Buenos días, Maestro Shaka... -Mu no sabía que responder. Lo había sorprendido, pero parecía que nada escapaba de su presencia. Con una inclinación, le contestó nervioso: será en otra ocasión, Maestro...

-Bien, -se levantó de su postura y les ordenó a todos –la meditación ha terminado. Por favor, continúen con sus labores...

Todos abrieron los ojos y se pusieron de pié para después hacer una inclinación uno por uno a Mu. Éste, apenado, les devolvió el saludo, agachando la cabeza. En cuanto quedaron ellos dos, el Maestro Shaka le explicó:

-Orábamos por su estadía, joven viajero...

-Pues, -Mu se llevó la mano a la nuca –gracias, Maestro.

-¿Durmió bien?

-Sí, gracias por preguntar, ¿Y usted?

-Sí, como siempre. –se volteó haciendo sonar las cuentas del rosario. Abrió sus ojos paulatinamente y le expresó: después de desayunar, los llevaré a que conozcan los alrededores, ¿Está de acuerdo?

-Por supuesto, Maestro. –contestó aún atontado.

El maestro se retiró del salón y Mu volvió a la habitación. Cuando ya estaba por entrar, oyó los gritos de sus compañeros.

-¡Ya te dije que no!

-¡Ahora me vas a decir!

-¡¿Qué no entiendes, idiota?!

-¡Claro que sí, pero no voy a dejar esto así! ¿Qué hacías mirándome de ese modo? ¿Eh?

-¡Ya te lo dije! ¡Nada!

Mu suspiró hondo y corrió la puerta descubriendo cómo Death Mask y Aphrodite discutían de nuevo. Suspiró y trató de calmarlos, pero parecía que nadie lo escuchaba. Por primera vez, el hijo del "Patriarca" se mostró furioso por el comportamiento de los dos maleantes. Les espetó:

-¡Ya cállense! ¿Acaso no ven en dónde estamos? ¿Quieren que nos corran de aquí?

-Cálmate, Mu. –Aphrodite se levantó del suelo y sonrió a Mu. Nunca había visto a su Superior enojado y trató de no ponerse nervioso. –Te prometo que no pelearemos más, ¿Sí?

-Eso espero, Aphrodite... Death Mask...

-Sí, sí, como tú quieras, Mu... -respondió Death con los brazos cruzados. Mu, ya calmado, les comentó:

-Bueno, el Maestro Shaka me informó que después de desayunar, nos llevará a recorrer los alrededores... lleven el equipo por si pasa algo...

-¿De qué equipo estás hablando? –preguntó Death Mask atónito. Mu, que ya se había enfadado le explicó con la poca paciencia que le quedaba:

-El equipo que nos toca "cargar", Death Mask.

-Sí que eres un idiota, Death... -pronunció Aphrodite en un tono sarcástico. Mu lo volteó a ver y Aphrodite bajó la cabeza. Miró a Death Mask y le dijo:

Aunque seamos enemigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora