Cap. 8: Colegas

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En Grecia, el calor del Mediterráneo arrasaba con sus habitantes envueltos en sudor. Las ventanas de las casas se encontraban abiertas y el viento permitía refrescar el recinto. La mayoría de la gente poseía una piel tostada debido al abrasivo Sol que estaba en el cenit de todos los días. Pero no todos los habitantes vestían cómodamente. Había unos cuantos y esos pertenecían a la Mafia.

Ataviados con trajes costosos negros se escondían del Sol bajo el yugo de una oficina veinte pisos más arriba de la planta baja. Uno de ellos, Saga, se encontraba del otro lado del escritorio y sus subordinados en el otro extremo. Fumaba una pipa dando grandes bocanadas ocasionando que la oficina fuese oscureciéndose. Se abrió la puerta y entró un hombre igual al que se encontraba sentado fumando. Los individuos se levantaron y el líder habló:

-Te esperábamos... Kanon...

-Siento la tardanza, caballeros...

-Déjeme presentarlos... -se levantó del sillón y avanzó a Kanon –Mi hermano, Kanon. Es el encargado de la supervisión de los asuntos de Cabo Sunión... Kanon, -volteó a los dos hombres –ellos son mis guardaespaldas, Aioria y Shura... mi otro enviado se encuentra en Japón...

-¿Death Mask? Sí estoy enterado de ello...--respondió Kanon con una actitud un tanto altanera. Se sentó en uno de los sillones al frente del escritorio y cruzó la pierna. Aioria y Shura quedaron sorprendidos por la treta que les había ocultado su jefe. Saga volvió del otro lado y siguió fumando. Fue entonces que Shura se levantó poniendo sus manos en el escritorio de súbito:

-No lo entiendo, señor. Se supone que Milo mataría a Shion y ahora nos dice que no cumplió. ¿Qué significa esto?

-Calma, español. Las órdenes no se discuten y en este caso, Milo será culpado por la muerte del "italiano". En pocas palabras, es una pequeña oportunidad sin tener que mancharnos las manos. Mu matará a los hombres de la rusa por venganza de su padre y así nos desharemos de un enemigo más. ¿Tienes alguna objeción de esto?

-No, señor...--contestó Shura bajando la cabeza y colocando sus manos en ambos bolsillos del pantalón. Saga volteó a ver a Aioria y preguntó:

-¿Algo en lo que estés inconforme, Aioria?

-No, señor. Me agrada el plan que formuló. No tengo que recordar que sus deseos son órdenes para mí...

--Bien, pueden retirarse...

Los dos hombres salieron de la habitación y a la mitad del pasillo Aioria tomó del hombro a Shura y éste volteó a verlo atónito. Se percató que su mirada se había tornado de preocupación.

-¿Crees que esté bien lo que hizo con Milo, Shura? –preguntó Aioria sin dejar de mirar el suelo. Shura volvió su cuerpo.

-No, no creo que Milo haya aceptado eso, Aioria...

-Yo tampoco lo creo. Saga usa muchos juegos sucios para lograr lo que quiere sin el más mínimo resentimiento de sacrificar vidas. Lo más seguro es que haga con nosotros lo mismo. Sólo quiere salvarse de una muerte segura usándonos...

-¿Qué planeas hacer, Aioria? –Cuestionó Shura expectante –No podemos cambiarnos de bando ahora. Sabes lo que nos pasaría...

-Lo sé, pero por ahora lo que nos toca es seguirle el juego de lealtad para no levantar sospechas y comunicarnos con Death lo más pronto posible para alertarlo...

-Encárgate de eso, mientras que yo le informaré a tu hermano...

-Bien.

***

Aunque seamos enemigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora