La mañana de ese día, Midoriko se había levantado muy temprano para custodiar a la Líder de Rusia de vuelta a su país natal. Mandó alistar un avión privado para su repentino regreso y estaba en el salón de té cuando Katya ya se encontraba lista para partir. Descubrió que la Yakuza leía un libro impreso al revés y, al parecer, no se había dado cuenta de su presencia. Se sentó del otro lado en uno de los cojines ya colocados y carraspeó. Midoriko volteó distraídamente y sonrió, antes de colocarle un separador de hojas:
--Ohayou Gozai Masu, Katya Sama... --la saludó y le sirvió un poco de té. Katya asintió con la cabeza y recibió la vajilla.
--Buenos días, Midoriko. Antes de irme, quiero pedirte un favor. –pidió con un tono de voz más amigable. Midoriko asintió y la rusa continuó. –voy a dejar a Milo en tu residencia. Deseo que lo vigiles mientras estoy resolviendo mis pendientes, ¿Podrás ocuparte de sus heridas?
--Ya lo hice, señorita. No se preocupe por eso... haré lo que me pide...
--Bien, es hora de irnos. –le dijo terminando su té y levantándose. –Te agradezco tu hospitalidad y las herramientas que nos proporcionaste...
--Fue un placer, querida. –respondió también levantándose. –Cualquier cosa que necesite, estoy a su disposición. –extendió su mano y la otra se la estrechó sonriendo.
--Gracias nuevamente. Sé que no me defraudarás, Midoriko.
Las dos líderes se dirigieron a la entrada donde sus tres escoltas ya estaban listos y la nave preparada. Las dos mujeres volvieron a estrechar sus manos y la rusa ingresó al avión seguido por sus escoltas. Midoriko los observó partir haciendo volar sus ropas por el viento que provocó el avión y en cuanto ya no quedó rastro de ellos, volvió al salón de té a seguir leyendo. Pero un sonido conocido de su celular se lo impidió. Descolgó el teléfono y contestó:
--¿Moshi, Moshi?
--Hola, Midoriko, ¿Cómo estás? –una voz jovial le respondió. La joven sonrió abriendo los ojos y sus pupilas se expandieron al reconocer una conocida voz.
--Konnichiwa, Mu Sama, bien, gracias por preguntar, ¿A qué se debe tu llamado?
--Hablo para decirte que las personas que intentaste asesinar llegarán pronto...
--¿Todavía planean asesinar a Saori? Si es así, no se los permitiré...
--Te equivocas, Midoriko. Van hacia tus brazos. Quiero que los protejas de Saga. Verás, él me va traicionar y ha ordenado que uno de mis hombres muera a manos de su colega. Yo no puedo permitir eso, no después de la muerte de mi padre...
--Es un poco arriesgado lo que me pides, ¿Qué pasará si traicionan mis dominios a pesar de lo que has dicho?
--Siempre tan precavida, Midoriko... Tengo dos pruebas de que no lo harán...
--¿Cuáles son esas pruebas que me dices, Mu?
--No quiero entrar en detalles, pero te adelantaré algo. Uno de ellos es una persona que sirvió muchos años al señor Takeshi Sesshoukawa...
--¿Un hombre que sirvió a mi padre? No... tal vez pueda ser él...
--Dudo mucho que él te haga una treta... así que confía en mí, ¿Puedes hacer eso por mí, Midoriko?
--Confiaré en lo que me dices, Mu, pero no estaré muy tranquila hasta que se presenten. Así que te advierto que si todo resulta una trampa, enviaré sus cabezas a Italia, ¿Me explico?
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Aunque seamos enemigos
FanficEl destino siempre está rodeado de sorpresas... Las diferentes mafias del mundo se entrelazan para dar paso a una historia trágica de amor. La traición, el dolor y la muerte está a la orden del día. ¿Quieres leerlo?