Cap. 13: Tratos y tretas

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--Ojousama, ha llegado un jet de la Mafia de Italia...

--Arigato...

La noche caía rápidamente en el país de Sol Naciente. Midoriko dejó a un lado el último tomo de Inu Yasha y esperó a que los invitados entraran por la puerta del salón principal. Los demás se encontraban en cojines de seda arrodillados a los lados de la líder verticalmente, como si fueran escoltas del Japón medieval. Pasos se oyeron afuera y se abrió la puerta corrediza para que ingresaran. Puso lentamente su mano en la saya de su katana y descubrió con gran sorpresa que dos de las visitas eran conocidas suyas. Sus verdes ojos se contrajeron al descubrir que no era una trampa. Esa era la prueba que le prometió Mu. Sonrió y se arrodilló por un instante para exclamar:

--¡Maestro, qué honor tengo de verle después de tanto tiempo! –se levantó y colocó su puño en su palma para después cerrarla. El maestro hizo lo mismo.

--El gusto es mío, Midoriko, ¡Mira cuánto has crecido!

--Me da gusto el que me busque, Maestro... --volteó a ver a los demás y descubrió que una mujer los acompañaba. Vio que era tomada de la mano de Shiryu. Arqueó una ceja y le preguntó a su maestro. –Maestro, ¿Podría decirme quién es la joven que los acompaña?

--Por supuesto... -la acercó tomándola de los hombros hasta colocarla frente a la líder. –Es la prometida de Shiryu. Su nombre es Shun Rei. Me tomé la libertad de traerla a Japón para buscar un tratamiento de su enfermedad...

--¿En serio? Pero, maestro, usted es un excelente médico, ¿Aún no has podido curarla? –Dohko negó con la cabeza. Midoriko la volteó a ver por segunda ocasión y le sonrió. –Bueno, eso no importa ahora. La llevaremos con el mejor de los médicos para que Shun Rei pueda estar bien. Y no se preocupen de los gastos, yo los asumiré sea la cantidad que sea...

--Muchas gracias, Midoriko Sama... --agradeció Shiryu con los ojos vidriosos de felicidad. Shun Rei asintió y le tomó de las manos, mostrándole su mirada tan pura. Entonces llamó a Tamashii y la niña le soltó.

--Tamashii, lleva a la señorita a una de las habitaciones. Si está enferma, tiene que descansar en un lugar cómodo...

--Hai, Ojousama... --le indicó con la mano la salida. –Por aquí, señorita...

En cuanto ya no se oyeron las pisadas de las dos, Midoriko se sentó nuevamente y los demás se arrodillaron. Aphrodite y Death Mask se posicionaron atrás de Dohko y Shiryu. Midoriko les sonrió y le dijo a Shiryu con tono de admiración:

--Tienes una prometida muy hermosa, Dragón...

--Gracias, Midoriko Sama. –respondió Shiryu. –tengo que pedirle un favor. Shun Rei no sabe a lo que nos dedicamos, así que no comente nada frente a ella, por favor...

--Puedes estar tranquilo. Se quedará aquí para llevarla en compañía del maestro a un médico especialista. –le tranquilizó la líder. Dohko echó un vistazo al salón.

--Aún puedo creer que seas la Líder que unificó a los Yakuza... --se levantó y se dirigió a la armadura para extraer una de las katanas. –Tu maestro te pondrá a prueba.

Midoriko desenvainó su espada y se levantó para posicionarse en el ataque. Aphrodite y Death Mask trataron de pararse, pero Shiryu los tomó de los hombros. Los europeos se volvieron a sentar y Death Mask le espetó:

--¿Pero qué haces? ¡Suéltame! Tengo que evitar que se maten...

--No lo harán, descuida. Esta es una batalla que sólo maestro y discípulo pueden efectuar... -fue la escueta respuesta de Shiryu. Al oír esas palabras y ante los ataques que le propinaba Midoriko a su maestro, Aphrodite preguntó:

Aunque seamos enemigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora