Un auto, a toda velocidad, salía de la ciudad rumbo al cuartel principal de los Santos de Plata. En su interior, se encontraban Shura y Santiago oyendo el nuevo disco que Mägo de Oz había sacado. A medida de que se acercaban más a la vieja taberna, los ánimos de Santiago iban disminuyendo. Le pasaba siempre que no quería hacer algo que le desagradara. Esa sensación de frío en el estómago se intensificaba más, a pesar de que escuchaba su grupo favorito. Para romper el vacío preguntó:
--¿Y bien, Tío? ¿Te ha gustado Gaia III: Atlantia (1)?
--No es tan bueno como Gaia II: La Voz Dormida (2)... les faltó más producción... pero, es buena la historia... -observó su compatriota al ver la portada del disco mientras conducía. Santiago ya esperaba esa respuesta. Su disco favorito era el mismo que decía Shura. Se había acostumbrado a los movimientos instrumentales que ejecutaban. Sonrió.
--Sí, esos tíos eran mejores en el pasado. No sé que les haya pasado ahora. Supongo que fue por falta de tiempo... -suspiró. –Creo que se debe a que estén de gira por todo el mundo...
--¿Crees? –Shura escuchó atentamente la última canción. –Oye, esa canción es muy buena. Está al nivel de "La Cantata del Diablo"...
--Sí. Muy buenos estos chicos, pero deberías escuchar ésta. –Santiago sacó el disco y le puso el primero. Adelantó hasta el track 3 y sonó en el estéreo del auto otro estilo de tonada más fuerte. – ¿Qué tal? Se llama Für Immer...
--Suena bien, como si estuvieran en algún discurso de Hitler... -opinó Shura comprobando que habían llegado. Apagó el aparato, estacionó el auto y le advirtió a su amigo. Santiago lo miró fijamente. –Bueno, quiero decirte dos cosas: uno, no contradigas su opinión, a menos que quieras hacerlos echarte a patadas y dos, no menciones nada de Mägo de Oz. Sí, sé que suena estúpido –aclaró ante la expresión de extrañeza del español. –, pero esos tíos se toman en serio a los detractores de la religión... aclarados estos puntos, entremos al lugar...
Salieron del auto y entraron a la taberna llena de enfermos empapados en coca. A Santiago se le erizó la piel al ver la clase de gente que estaba ahí reunida. Lo que más impresionaba no era su estado, no. Recitaban frente a la pared oraciones sobre el poder de Dios. Pasaron a la barra y el cantinero les sirvió en los sucios tarros cerveza. Cuando se acercó Argol, ya habían terminado.
--Me alegra verlos de nuevo, caballeros. –exclamó el líder de la pandilla. Shura sonrió y se volteó a él.
--Igual, amigo. Mira –señaló a Santiago y el líder puso atención en el español. –Éste es Santiago. Viene directo de España y quiero que esté con ustedes hasta que él decida marcharse...
--¿Y por qué mejor no se queda? ¿Eh? –la voz altanera de Argol hizo que Santiago volteara a verlo desafiante. Shura, a pesar de su nerviosismo habló:
--Porque es mi centinela. Lo siento, son órdenes de Saga Yannakos...
--Si el señor Saga lo dice, no hace falta pedirte explicaciones... -observó al español y sonrió macabro. –Bienvenido a nuestro paraíso, colega... -Argol lo empezó a abrazar, haciendo que Santiago tomara una expresión de asco. Shura, afortunadamente se dio cuenta y jaló a su amigo hacia él.
--Quiero que lo trates bien. Y, sobre todo, no lo toques... -la fuerte voz de Shura se convirtió en un débil susurro que sólo oyeron los tres reunidos. –Se enfurece con facilidad si lo haces... -le dio una palmada en el hombro a Santiago y le guiñó el ojo sin que Argol se diera cuenta, haciendo que le siguiera la corriente. El barcelonés frunció el entrecejo y Shura le mostró a Argol. -¿Lo ves? No lo intentes. Santiago es un tipo enfermo...
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Aunque seamos enemigos
FanfictionEl destino siempre está rodeado de sorpresas... Las diferentes mafias del mundo se entrelazan para dar paso a una historia trágica de amor. La traición, el dolor y la muerte está a la orden del día. ¿Quieres leerlo?