Cap. 15: Relaciones Internacionales

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--Señorita Tokarev, aquí están los reportes de la venta de los compradores mayoristas...

--Gracias, Hyoga. Puedes retirarte...

--Con su permiso, Señorita...

El ruso cerró la puerta tras él y Katya abrió el folder que segundos antes le había entregado su sublevado. Concentrada como estaba, no oyó el toquido de Camus y se percató de que el francés estaba delante de ella al oírlo carraspear. Dio un ligero respingo y se acomodó en el sillón. Camus inclinó un poco la cabeza y le entregó un papel.

--Mademoiselle, aquí está la dirección donde se va a efectuar el intercambio... espero que todo salga como planeamos...

--Gracias, Camus. –respondió la líder con una sonrisa en el rostro. -¿Milo todavía sigue vivo con los Yakuza?

--Sí, no ha habido queja acerca de su comportamiento, Mademoiselle. –contestó el francés con su particular tono de caballero. Katya mantuvo su sonrisa complacida. Ante la acción de la rusa, preguntó. -¿Por qué ese cuestionamiento?

--Significa mucho, Camus. Quiere decir que Midoriko ya se ha puesto a investigar sobre él y, por lo que me dices, no corremos peligro... --le explicó a su sublevado y le ordenó. –Alístate que el avión ya está listo.

--Enseguida, Mademoiselle. –avanzó hasta llegar a la puerta y salió de la oficina.

Caminó por los largos pasillos llegando a su habitación. Tomó de la cama sus dos armas y las checó antes de colocárselas en el cinturón. Se colocó el saco y la gabardina negra agarrando el portafolios y cerrando la puerta tras sí. Encontró en el camino a su discípulo de armas y ambos caminaron hasta subir al último piso para abordar al próximo destino de intercambio.

...Lo nombraban Camus, pero ése era su apellido, como el famoso escritor de su país natal. Su nombre era sólo conocido por su líder y ésta no revelaba su identidad por protección. Lo cierto era que descendía, aunque indirectamente, de Albert Camus. Entrar a una de las Mafias más importantes era su mérito y más el ser maestro de Hyoga Fujikawa. Lo que más le alegraba era que Katya Nicolaievna Tokarev le tuviera la suficiente confianza para poner su vida en sus manos...

...Camus nació de buena cuna, pero sus deseos de estudiar fuera de Francia lo llevaron a Rusia. Fue en una redada que conoció a la rusa y se animó a seguirla sin titubear un solo instante. Perdió contacto con su familia y escondió su paradero para servir fielmente a la poderosa líder. Siempre le tuvo aprecio y trataba de protegerla de cualquier peligro o juegos sucios. Pronto fue conocido bajo el nombre clave de "El amo del Hielo" y con el tiempo, se convirtió en un relacionista excepcional debido a su increíble puntería, además de su personalidad fría en los momentos difíciles...

... Katya le encomendó la misión de adiestrar a Hyoga y Shun Fujikawa en el manejo de las armas. El francés aceptó y les enseñó que el miedo no debe existir en ese medio, sólo era un limitante de su trabajo. Los dos japoneses aprendieron rápido y se convirtieron en los guardaespaldas principales de la rusa. Esto le satisfizo enormemente ya que había logrado el objetivo principal...

Pronto llegaron al destino final: San Petersburgo. Una ciudad un tanto tranquila que no produciría problema alguno para el intercambio de maletines. Ya Camus había pensado el procedimiento del trato antes de que los dos estuvieran frente a sus compradores. La forma era muy sencilla: Camus mostraba el contenido del portafolios y el otro bando haría lo propio con el suyo para después cerrarlo y entregarlo. Ambos se tenían que escudar en sus acompañantes si todo salía mal. No tenía duda del contenido, pero sí de qué tanta sangre fría poseía su discípulo. No quiso pensar más en ello y sacudió la cabeza con rudeza.

Aunque seamos enemigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora