Cap. 10: China

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--Llegamos... despierta, Aphrodite...

--¿Dónde estamos, Angello?

--En Shanghai...

La noche había aparecido como todos los días en la prolífica ciudad de las negociaciones chinas. Todos bajaron del avión adormilados por el viaje. Aphrodite tuvo que despertarse para ver a través de la oscuridad. Ayudado por su colega, bajó las escaleras y se sentó en la recepción. Santiago platicaba animadamente con Shiryu en japonés y éste asentía en el proceso. Una vez que consiguieron sus equipajes, salieron a la bulliciosa ciudad donde Shiryu le decía a Santiago algo.

--Shiryu dice que tenemos que seguir un río para llegar a refugiarnos en un pueblo que él conoce.

--Bien, eso haremos...

--Yo los dejo con él. Tengo que hacer unos cuantos encargos. Cualquier duda, ahí estará para apoyarlos. Traten de hablarle en inglés. Bueno, nos vemos...

--Está bien...

Santiago se dirigió a los vuelos con destino a Japón y les despidió. Ya solos, caminaron a la terminal de autobuses, o eso supusieron los extranjeros, ya que los autobuses salían de ese lugar. Shiryu volvió a comprar boletos y le indicó a la recepcionista el destino. La recepcionista le entregó los tickets y se dirigió donde se encontraban sus protegidos.

--Ya compré los boletos. Saldremos dentro de unos minutos. –les anunció el japonés. Aphrodite se limitó en dar las gracias y Death Mask en inclinar la cabeza.

--¿Y bien? ¿Adónde nos llevarás? –preguntó Angello escéptico.

--A Los Cinco Picos de Rozan. Estarán bien atendidos ya que en ese sitio mi prometida y mi maestro se encuentran ahí. –respondió Shiryu totalmente calmado. Debía estarlo.

Esperaron sentados hasta que anunciaron el abordaje. En cuanto ascendieron, Death apoyó a Aphrodite a sentarse del lado de la ventana y arrojarse él del lado del pasillo. Shiryu se colocó atrás de ellos y sacó un libro de su maletín. Aphrodite puso su cabeza en el hombro del italiano y cerró los ojos. Death Mask se dio cuenta de que la mano de Aphrodite se posaba en su abdomen y la apretaba con suavidad.

--¿Te duele? –preguntó el italiano.

--Sí, un poco, pero descuida, no moriré aquí... --contestó con una débil sonrisa en los labios. Angello cerró sus ojos.

--Me alegra un poco oír eso... espero que este sujeto esté protegiéndonos de verdad...

--Aún le tienes desconfianza, ¿Verdad?

--Sí, no sé qué clase de sujeto es. No lo había visto antes...

--Duerme un poco. Eso te relajará.

--Sí...

Death abrazó a Aphrodite y los dos se acurrucaron juntando sus cuerpos en la poca estrechez que poseían los asientos. Shiryu se percató de ello y dejó su libro para asegurarse de que dormían. Se recargó en el asiento pensando en su amada Shun Rei. ¿Qué diría si supiera que se dedicaba a matar gente? ¿Cancelaría su compromiso? ¿Ya no lo querría? Muchas preguntas inundaron su mente, tanto que no podía conciliar el sueño. Habían pasado dos largos años de separación, ¿Cómo estaría ella? ¿Seguiría grave con su extraña enfermedad? Movió la cabeza alejando su angustia y concilió el sueño que lo tentaba cada vez más.

***

Caminaban por una vereda en medio del camino lleno de tierra. Los zapatos, antes boleados, ahora se encontraban envueltos en una delgada capa de polvo. Los tres había llegado al amanecer a Rozan después de haber viajado toda la noche. Ambos extranjeros se abrazaban para que uno de ellos se mantuviera caminando. Shiryu avanzaba al frente caminando sin hacer tanto ruido.

Aunque seamos enemigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora