Cap. 24: ¿Refuerzos?

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El Líder, Gaia: Epílogo, Mägo de Oz.

La noticia del tiroteo en Portugal llegó a los oídos de uno de los líderes del continente europeo: Saga Yannakos. Con un gesto triunfal y ante la mirada de sus subordinados, estaba sentado en su usual sillón mirando el ocaso del Sol. En una mano sostenía su delicioso habano y en la otra, una copa de brandy que sorbía lentamente. Desde el gran ventanal, podía ver el mundo de la luz: niños jugar con otros, madres paseando con sus esposos, ancianas sonriendo plenas con sus amigas... un mundo limpio y vomitivo para el mafioso. Adoraba la intensidad con la que vivía: mujeres a sus pies, licores deleitantes, puros de la más alta calidad, una casa en la playa y su único compañero de vida: Kanon Yannakos, su hermano.

Justamente, el gemelo entró a la habitación y se sentó frente a la espalda de su reflejo. Éste último hizo una seña con la mano indicando que sus subordinados se retirasen y se volteó lentamente. En su rostro yacía una expresión de felicidad, casi a punto de la locura. Kanon adoraba esa personalidad tan interesante de su hermano, aclarando a su mente que era el único que podía manipularla fácilmente. El de mente retorcida le entregó a su hermano un vaso de whisky (su bebida favorita) mientras éste resumía su reporte:

—Todo como lo ordenaste y se acomodó tal como lo planeamos. La policía encontró los ya cadáveres justo a tiempo... puedo decir que... Misión cumplida...

—Muy bien, Kanon. Nos quitaste un gran peso de encima...

—Mis muchachos dicen que todo salió como lo acordado. Ahora ya puedes darle su parte de consolación a Mu. —contestó el gemelo menor satisfecho. — ¿Y qué pasa con "Los hijos de Dios"? ¿Cuál es su estrategia ahora? Que yo sepa, no pudieron encontrar a la rusa... —Saga se lamió los labios antes de contestar:

—Vuelan directo a Japón. Por fin Oriente caerá en nuestras manos y lo controlaremos todo, hermanito...

—Te felicito. —levantó su copa a su gemelo. —Salud por tu victoria...

— ¿Nunca oyeron que "El que mucho abarca, poco aprieta"?

Hoy es un día triste para la humanidad

Se ha decidido en un despacho que hay que atacar

El cielo se torna rojo presagiando fatalidad

Las nubes se escapan a prisa que no quieren presenciar

Una tercera voz inundó la habitación acercándose sobre la duela y haciendo eco con las suelas de sus zapatos. Ambos hermanos giraron la cabeza y se levantaron de sus asientos, sorprendidos. El no tan desconocido hombre vestía un costoso traje de rayas horizontales combinando con su pálida piel y, a su vez, combinando su corbata y cabellos largos. Saga murmulló inconsciente:

—Hades...

—El mismo, caballeros... —el citado hombre no se encontraba solo. Sus tres contratistas y su hermana yacían junto y detrás de él. Hades aventó un sobre cerrado negro al escritorio y tronó los dedos, impasible. Radhamantys le acercó una silla junto a Kanon y el líder se sentó señalando el sobre. —Como usted lo pidió, Hört Yannakos: toda la investigación de los principales líderes de las mafias... No fue nada fácil...

—Pensé que el gran Hades nunca salía de su castillo... —comentó Kanon con sorna al acercarse un poco más al gótico. Éste sonrió bajando la vista un momento, mas la levantó para responderle:

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⏰ Última actualización: Dec 26, 2015 ⏰

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