Quince.

1.1K 118 0
                                    

Me miré al espejo y me di la vuelta para ver cómo me quedaba de espaldas el vestido negro que había encontrado en la maleta. Tomé los zapatos y entré al baño a cepillar mi cabello. Mis ojos se llenaron de lágrimas cuando el cepillo intentó desenredar un nudo que se había hecho por los rulos y tragué saliva.

Caminé por el pasillo del departamento y busqué con la mirada a Kale o a Byron. Sentí pasos a mis espaldas y volteé dándole con el taco en la cara al que estaba acechándome. Me tapé la boca cuando vi que era Kale y ahora se retorcía en el suelo.

―Oops. ―dije sentándome a su lado. Intenté quitarle la mano de la cara pero se resistió― ¡Hey! Tengo un día más de fuerza que tú. Déjame ver eso.

Bufó y se quitó la mano. Se le estaba formando un pequeño hematoma debajo del ojo e hice una mueca al acercar la mirada. Pasé mis dedos suavemente por la herida y los apartó sosteniéndome de la muñeca.

―Perdona, creí que estaba sola y tú apareciste...

―Estoy bien. ―esbozó una sonrisa. Quise levantarme pero él no me lo permitió― Pero estaré mejor si continuamos con lo nuestro.

―Buen intento, Kale Davis. ―miré la hora― Pero no es el momento adecuado. Byron está durmiendo en el sofá y ahora tengo que irme.

―¿Irás a la fiesta?

―¡Por supuesto que...!

―¡NO! ―gritó mi hermano. Apreté los ojos con fuerza y me obligué a morderme la lengua, para no enfrentarlo. Muchas veces discutimos sobre las distintas maneras de pensar que teníamos y en verdad, discutir con Byron no era para nada bonito― No irás a esa fiesta.

―Me comportaré como una más, hermanito. ―murmuré― No haré nada extraño.

―Tú no vas a... ―me levanté y quebré su cuello. El rubio tendrá unas cuantas horas de sueño mientras yo disfrutaba de la fiesta universitaria.

―¿A ir? ―miré mis uñas y me crucé de brazos― Claro que lo haré.

Kale me miraba desde el suelo con una ceja levantada. Su hematoma se estaba poniendo más oscuro y le encogía su ojo azul.

―¿Romperás las reglas? ―me preguntó. Asentí con la cabeza eufórica y me puse los tacones.

―Vamos, amorcito. Podrías romperlas tú también.

Una hora más tarde, me encontraba sentada en la barra con un Kale observándome que no me aleje. Conocía su plan: mientras Byron dormía, él se comportaría como un dolor de culo toda la noche. Y también tenía en claro que mi hermano al despertar, vendría corriendo hacia la universidad.

―¿Puedo bailar? ―pregunté. Asintió con la cabeza y con una sonrisa, salté del taburete. Me tomó de la muñeca y sonrió.

―Pero conmigo.

―No te comportes como un celoso, por favor.

―Estoy haciendo lo que tu hermano querría que haga. ―bufé y regresé a mi asiento. Busqué con la mirada a alguien conocido y en la oscuridad, mis ojos se chocaron con los de Ryan. Kale giró la cabeza hacia el lugar donde yo estaba mirando y gruñó al verlo sonreír. Esperé unos minutos: Kale se tomaría una lata de cerveza e iría al baño a orinar. Entonces... en esos minutos que él se aleje, podría ir con mi "supuesta salvación".

Dicho y hecho, cuando las ganas de orinar llegaron, me pidió que lo acompañara hasta la puerta. Asentí con la cabeza y le guiñé el ojo a Ryan. Esperé en el pasillo cruzada de brazos hasta que el morocho aparezca y me ayude a escapar del Byron 2.

―Hola, Cassie. ―susurró en mi oído tomándome por la cintura. Abrí los ojos como platos y lo tomé de la muñeca, alejándolo de la puerta del baño. ¡Kale podría escucharlo!― Estás demasiado sexy...

―No me llames Cassie. ―volqué los ojos. Comenzaba con su aspecto seductor hasta convencerme de llevarme a la cama. Pero eso no pasaría conmigo: tan sólo lo besaría para poder alimentarme de él luego...

Y hacerle la contra a Kale y Byron.

Ryan llevó su boca a mi cuello y fruncí el ceño, alarmada. ¿Qué estaba intentando hacer? Tomé su barbilla y lo observé, no tenía nada raro. Sonrió sin mostrar los dientes y chocó sus labios contra los míos. No quería hacer esto porque Ryan no me inspiraba ni una gota de confianza. Sentía que debía alejarme de él, sin embargo, no lo hacía.

―Ryan. ―lo llamé y aprovechó a morder mi labio. Cuando se separó de mí, su cuerpo fue estrellado contra la pared que teníamos en frente. Giré la cabeza hacia el que lo hizo: Byron.

―¡¿Qué te pasa, Cassandra?! ―me gritó furioso. Ryan observaba la escena estupefacto. Kale lo alzó por la camisa y estampó su puño contra su nariz.

―¿Pueden calmarse los dos? ¡Sólo me estaba besando! ―grité aún contra la pared. Byron echó a reír y caminó hacia mí.

―¿Sólo te estaba besando? ―sonrió irónico― ¿En serio, Cassandra?

―¿Y qué hay de malo con eso? ―habló Ryan. Kale tensó la mandíbula y lo fulminó con la mirada.

―Tú cierra tu asquerosa boca. ―le espetó. Suspiré y me dirigí hacia la puerta de entrada, decidida a marcharme de ese lugar. Kale hipnotizó a Ryan para que olvide todo lo ocurrido y bufé. Menos mal que se comportarían como humanos a partir de ahora.

Me quité los tacones y caminé por la acera descalza. Miré a unos jóvenes drogarse en la esquina de la universidad y aparté la mirada enseguida. Me gritaron y llamaron, incluso por mi nombre. No sabía cómo me conocían, quizá eran amigos de Ryan y él les habló sobre mí. Negué con la cabeza y continué caminando hacia el departamento. Mi celular vibró y observé la pantalla.

"Me quedaré afuera. Las llaves están en el florero. Byron."

Empujé la puerta del edificio y subí las escaleras hasta llegar a nuestro departamento. Metí la mano dentro del florero y saqué la llave abriendo la cerradura. Alcé una ceja al ver a Kale sentado en una silla al lado de la mesa comiendo panqueques.

―¿Cuándo llegaste? ―pregunté sentándome en la silla que tenía enfrente. Él levantó la mirada y continuó comiendo.

―Recién.

Me encogí de hombros y me levanté para darme un baño y luego acostarme a dormir, pero unas manos en mi cintura me lo impidieron.

―Quería besarte yo esta noche. ―susurró Kale en mi oído. Me giré para mirarlo a los ojos. El golpe que le hice horas atrás se estaba formando en un moretón. Tragué saliva y pasé mis dedos por su herida, él ni se inmutó. Regresé la mirada a sus ojos azules. Me lancé sobre él y lo besé con intensidad, como si hubiese necesitado aquél beso. Kale me alzó y entrelacé las piernas alrededor de su cintura, mientras él entrelazaba sus brazos alrededor de la mía. Dejé caer las palmas sobre sus hombros y me separé para tomar aire, apoyando mi frente contra la suya. Largué el aire que había contenido con suavidad y Kale sonrió. Amaba su sonrisa.

Caí en la cuenta de que él no tenía puesta su camiseta y me bajé de sus brazos al instante. Miré sorprendida su abdomen. Él echó a reír y levanté la mirada nuevamente.

―Tú podrías hacer lo mismo. ―golpeé su hombro.

―Estás equivocado si crees que me quitaré la ropa, Kale. ―sonreí. Él me besó otra vez, comenzando su recorrido desde mi cuello hasta mis labios. Lo tomé del cuello y lo acerqué más a mí. El timbre de la casa sonó y fruncí el ceño, al igual que Kale. Depositó un pequeño beso en mis labios y me dirigí hacia la puerta.

La abrí y busqué con la mirada a la persona que había tocado el timbre. Kale se agachó a mi lado y tomó un papel que había en el suelo.

"Tranquila, guardaré el secreto de tus amigos." ―leyó en voz alta. Hizo el papel un boyo y me obligó a cerrar la puerta― Alguien de la universidad sabe lo que somos.


A PositivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora