¡No Somos Novios! [Cameron Boyce y Tú]

Capítulo 4.

—¿Y bien, de que quieres?— preguntó.

Lo miré incrédula.

—De mierda, Cameron. ¿Tu que crees?

Él rió rodando los ojos.

—Dos helados de sándwich de mantequilla de maní y mermelada de fresa, por favor— pidió, amablemente.

—Pensé que no te gustaba éste helado— comenté cuando nos sentábamos en una de las mesas con los respectivos helados.

—Si no puedes con el enemigo, uneteles.

Reí, frunciendo el ceño de manera divertida y probando un poco del maravilloso helado de la heladería de Todos los sabores, literalmente.

—No entiendo en realidad como puede gustarte— dijo cuando arrojó su taza, ya vacía, en el bote de basura.

Lo miré incrédula. ¿No le gustaba pero se lo terminó primero que yo? Mica es raro, yo lo sé.

Terminé yo también mi helado y decidimos volver a su casa caminando ya que no quedaba tan lejos, sólo a unas calles de aquí. Pasamos por un parque lleno de niños, quienes nos veían y señalaban diciendo cosas como que éramos los de Jessie o también los de ¡No somos novios! Nosotros sólo aceptábamos unas fotos y autógrafos para los chicos, cosa que lo hacemos con gusto.

—¿Ustedes son los de We are not a couple!, eh?— dijo una niña como de ocho años, abrazandonos.

Asentimos. Después de unas dos o tres fotos con ella, dice algo que, aunque ya estamos acostumbrados a escuchar, hace que rodemos los ojos divertidos.

—¿Ustedes de verdad son novios?

—No, no lo somos— respondimos al unisono.

Nota mental: Dejar de hablar al mismo tiempo.

—¿Les han dicho que parecen novios?

—Si, muchas veces, si— mierda.

—¿Y que se ven tiernos hablando al mismo tiempo?

—Meh— alzamos los hombros. Doble mierda.

—Aww, ustedes lo niegan pero yo se que si son— nos señaló. Para ser una niña de ocho años es algo directa.

—No lo somos— volvimos a hablar al mismo tiempo —¿Quieres dejar de copiarme?... ¡¿Porque me sigues copiando?!... ¡NO ME COPIES!... ¡MALDITA SEA!

La niña se tapó la boca con uñsu mano, abriendo los ojos como platos, acción que copiamos Cameron y yo.

—¡Dijeron una groseria!... ¡Mami, Hanna y Luke dijeron una groseria! ¡AL MISMO TIEMPO!

—¡No, no es cierto!

—¡¿Ves?!— la niña nos señaló —¡Actores de Disney Channel diciendo groserías!

—¡¿KHE?! ¡NO!— y volvimos a gritar.

—¡Que buen ejemplo le damos a los niños!— Cameron tiró la puerta de su habitación.

Habíamos formado un revoltijo en aquel parque. Esa niña —a la que ahora espero que esté en la lista negra de Santa— gritaba por todos lados que dos actores de Disney habían dicho una grosería. Aunque eso es algo extraño ya que sí tenemos permitido decir "Maldita sea" en un programa de TV, pero al parecer ésa niña —a la que espero que no le regalen nada en el día del niño— tiene un problema con las groserías y pues como que la pagó con nosotros.

Ahora estamos en la habitación de Cameron, yo en su cama y él encendiendo la TV y arrecostandose en el sillón de su habitación. Cogió un balón de baloncesto y empezó a botarlo en el piso, atrapándolo y botándolo de nuevo.