Capítulo 53 [Maratón: Pie Grande y yo no somos novios]

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[Vota porque ¡No somos novios! está en el puesto #559 en fanfic (creo) ¡Lleguemos al puesto #100!]

Maratón: 3/4:

Landry POV:

Cuando _____ me habló de un fin de semana acampando, ojalá hubiese mencionado el hecho de que ahora estaría buscando una bestia mitológica en medio de la nada con una barbie fashonista que no para de hablar de los Ángeles de Victoria's Secret y lo mal que modelaron el año pasado.

—¿Y viste Gigi Hadid? ¿Notaste como casi se cae en el minuto once? ¡Y para qué te hablo de su hermana! En realidad a mí me parece mas linda Gigi, pero tampoco podemos dejarla a ella atrás. Pero en la pasarela ambas estuvieron del asco. Aunque...

Dejé de escucharla por el bien de mis oídos. Oigan, si me gusta la moda, pero no al nivel obsesivo de Peyton List. Al parecer a la tipa le queda como anillo al dedo el papel de Emma Ross, pues ambas son tan iguales que da miedo. Es mi amiga y eso, pero no voy a negar que me está volviendo loca.

—¡Mujer! ¿Quieres callarte?

Peyton cerró la boca al instante y me miró con ojos bien abiertos. Yo respiraba agitadamente, tratando de calmar las ganas que tenia de echarle pimienta en aerosol en su boca.

—Ay, bueno. No pensé que el divino arte de modelar te molestara, lo siento —bufó, cruzándose de brazos.

Negué con la cabeza al tiempo en que revisaba mi reloj. Cinco de la madrugada. No puedo creer que pasé cinco horas calandome las parloteadas de Peyton y ni siquiera nos hemos topado con una ardilla. Cuando acepté ir a buscar aquella cosa que salió en la pantalla de Mad, lo hice pues pensé que seria emocionante, que tendríamos que correr como locas porque aquella bestia nos perseguía y que yo podría grabar ese momento para hacerme más famosa de lo que ya soy vía Youtube.

Pero lo más emocionante que me ha pasado es que Peyton cerrara la boca, y creanme; fue un logro.

Miré al cielo. Se estaba haciendo de día, los pajaros cantaban y yo de verdad tenia ganas de comer.

—¿Crees que debamos volver? —le pregunté a la rubia luego de un rato.

Peyton no respondió, lo que me pareció raro y me giré para buscarla. Extrañamente, no estaba. ¿Donde se metió ésta loca? Me encontraba rodeada de árboles, lo que no permitía mucho que entrara la luz del sol naciente (wow, qué profundidad), y hacia ver el lugar un poco tétrico. Pasaron los segundos y Peyton no aparecía. ¿Como se pudo perder en menos de cinco minutos? ¿Adonde habría ido?

—¿Peyton? —la llamé elevando la voz—. Peyton, ¿dónde diablos estás?

Silencio nuevamente. De repente, un ruido se escuchó. Algo como una cosa rasgando la corteza de los árboles. Luego paró. De nuevo, volvió a escucharse, ésta vez en otra dirección.

—Peyton, de una vez te digo que si me estas tratando de asustar, no lo estás logrando y también te informo que si te encuentro, te voy a pegar un puñetazo en el ojo que tienes para el buen gusto, y eso no te va a gustar...

Un gruñido hizo que me detuviera en seco. Bien, ese no era el tono de voz chillón de Peyton, ni tampoco uno humano. Era animal. Un animal que estaba entre los árboles del bosque, observándome. Busqué con los ojos bien abiertos una cámara que me indicara qué sector era. En efecto, la encontré en un árbol: sector dieciséis. Tanteé nerviosamente mis bolsillos. Trague en seco al darme cuenta que no era yo quien llevaba el wokie-tokie: se lo había dado a Peyton, y ella no estaba.

¡No Somos Novios! [Cameron Boyce y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora