Siete

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Llegó mi turno, debía contar mi historia y la verdad es que no me resultó demasiado difícil. Siempre he tenido más aptitudes para relatar lo malo que lo bueno. Soy más clara y didáctica en lo pesimista.

-El canalla del que voy a hablarles se llama Roberto Campos, yo mismo apuntaré su nombre con letra grande en la lista negra. Roberto es el primo hermano de mi primo hermano, pero por suerte, aunque suena todo muy familiar, él y yo no somos parientes... !gracias a Dios¡, ¡creo que preferiría ser prima hermana de un monstruo de dos cabezas y siete tentáculos!

A Roberto lo conocí en la fiesta de quince años de mi prima Lucerito; sí, pobre, se llama así y no tiene otro nombre para disimular. Es que mis tíos son muy dulzones, tuvieron tres hijos y a todos los bautizaron con los nombres más celestiales... ¡pero en diminutivo! Estrellita, Angelito y Lucerito.

Yo asistí a la fiesta con pocas ganas, a los doce años me sentía en el punto más elevado de mi fealdad femenina.  A demás, era una  fiesta de traje elegante y como justo en esa época mi papá estaba sin trabajo, debí asistir con un vestido de mi mamá... ¡de mi mamá! Y que conste que yo la amo muchísimo, pero eso no hace que yo desconozca su gusto horrible por cierto tipo de ropa. Este, en particular, era uno de color amarillo...  ¿a quién se le ocurre comprarse un vestido amarillo?, el amarillo debería estar prohibido por los diseñadores de moda. Tenía un par de tirantes con un enorme prendedor en forma de rosa. A demás , tenía unas flores de encaje pegadas al borde de la cintura y, por si fuera poco, venía con una especie de bufanda larga de tul transparente que llegaba hasta el piso y que se me enredaba con todo lo que encontraba a mi paso.

Mi primo Angelito se me acercó y me preguntó: 

-Cuéntame quién te gusta de la fiesta y yo te arma el plan.

-¿De verdad, Angelito?

-¡Claro! 

-Me gusta ese -le dije, señalando con mi boca aun chico alto,moreno, de cuerpo muy atlético.

-¿ El de traje azul oscuro? ¡Ese es mi primo Roberto! ¡Es tu alma gemela! Estoy seguro de que son el uno para el otro.

Angelito estaba tan emocionado que me contagió.

- ¿Lo crees? ¿Crees que yo se su tipo?

- ¡Seguro! Siempre ha dicho que le gustaban las de cabello rizado con vestido amarillo. Ven conmigo y te lo presento. Te advierto que es un romántico empedernido de esos que envían flores, que regalan peluches y tarjetas de amor.

¡Dios! Realmente era mi alma gemela. Yo me emocioné mucho, incluso llegué a pensar que el amarillo era mi color d ela suerte.

Caminé tratando hacer movimientos de una modela en pasarela, moví mi pelo al viento como si una cámara de televisión estuviera grabando esa escena de mi vida, mojé mis labios y sonreí discretamente. Entonces Angelito se acercó a su primo Roberto, le dio una palmada en la espalda y me lo presentó con una generosa publicidad:

-Mira Roberto, quiero presentarte a mi prima preferida, se llama María, y es súper entretenida, muy inteligente, baila como una dominicana y tiene una increíble colección de juegos de computador.

Roberto me miró rápidamente y enseguida hizo con su mano una visera para cubrirse los ojos.

- Que vestido tan amarillo! -dijo.

Yo me sentí como una yema de huevo en medio de una discoteca de moda. De inmediato Angelito desapareció, confiando en que la atracción surgiría entre Roberto y yo al cabo de unos segundos. Intenté un tema de conversación, sin mucho éxito:

-Y, ¿te llamas Roberto, no?

-Si.

- Linda fiesta, Roberto,¿no te parece?

El Club LimonadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora