Eran las 22.30 de la noche de un Martes, yo estaba yendo a su casa, viajaba en el colectivo al compás de Soda Stereo, sabía que al otro día tenía que levantarme a las 6am.
Sabía que no podía quedarme a dormir con él. Sabía que sólo iba a verlo, íbamos a hablar, tomar helado, quizás mirar la tele y que después me iba a tener que volver a mi casa; dormir un par de horas y levantarme a trabajar.
Ese día me había levantado también a las 6am a trabajar. Moría de sueño y cansancio, pero quería verlo.
En ese momento me di cuenta de lo mucho que lo quería y de lo mucho que quería estar con él.