Mis ojos lloran brillo, aquel brillo que irradiaban al verte. Y hoy me despido, esta vez va en serio.
Ya no voy a escribirte, al fin y al cabo no tiene sentido. Jamás respondes lo que yo espero que respondas.
Y no está mal.
Está perfecto, me parece genial que hayas podido seguir adelante.
Pero igual duele, ojalá no fuera así, ojalá mi objetividad también afectará mis sentimientos. Pero no lo hace.
Y ésta noche, 26 de diciembre, el último sábado del año la luna no ha salido. Las estrellas no están brillando. Están encargadas de componer un réquiem para el amor que murió.
Y hoy yo debería estar de fiesta con amigos y sin embargo acá estoy, fijándome tu última conexión 0:33am. y no fue conmigo. Tu último mensaje 0:03am deseándome buenas noches y diciéndome 'te quiero'.
Y te juro que esos 'te quiero' entre nosotros me parecen tan superficiales, tan triviales que si no me dijeras nada incluso eso, la nada, sería mejor.
Ésta noche ya murió, ya no hay vuelta atrás. Te amo. Perdón.