Empecé a leer las hojas que encontré en tu cuaderno. Sé que me dijiste que no lo hiciera, pero todavía hay tantas cosas que estoy intentando entender, y sé que sí no lo leo no entenderé todo esto.
A medida que mi lectura avanza, los renglones empiezan a moverse, las letras se tornan borrosas... Pero no son los renglones, ni son las letras, ni es mi cansancio, son mis lágrimas, son mis pupilas llenas de mar esperando para caer.
No puedo creer lo que estoy leyendo.
No puedo entender como te hicieron todo esto, quien puede hacerle eso a una niña.
No me entra en la cabeza que las personas que te tenían que proteger no lo hicieran.
No consigo comprender por qué tanto tiempo sola, contra todo esto.
Siempre sola.
Daría todo lo que tengo, todo lo que soy por cambiar eso. Por cambiar tu pasado, por volverlo feliz como debería haber sido.
No dudo que hayas tenido buenos momentos, pero quien puede ser optimista sobre el futuro con tantos monstruos en el placard.
Ahora entiendo los llantos, los cortes, la depresión, la ansiedad, los ataques de pánico. Entiendo por qué pasan.
Aún así me cuesta aceptarlo por que me afecta demasiado.
Perdón.