Comencé a escribir, sin pensarlo mucho.
Así pasaron noches y días, y yo me mantuve encerrada aquí tan solo escribiendo.
Puedo decir, sin sonar demasiado creída, que fueron buenos atardeceres y amaneceres para mi creatividad, para mi cerebro, y sobre todo para mis escritos.Pero jamás podré decir que no hubiera preferido pasar ese tiempo contigo, por que entonces estaría mintiéndome a mi y a ti.
Escribía para mi, para vos, para mamá, para papá, para Lolita, para Hannah, para el que me quisiera leer. Escribía por que me distraía del infierno que era este lugar sin vos.
Hay cosas que nunca te conté, pero que me hubiese encantado hacerlo. Algunas cosas eran simples idioteces y otras tan importantes que creo que necesitaba un poco más de tiempo para poder decirtelas....
Cuando era más chica solía reírme de la gente a la cual se le daba vueltas el paraguas en un día de lluvia, el otro día me paso a mí.... "por yegua" pensé. Y quise correr a contarte incluso eso, que era una idiotez. No hay nadie más con quién quiera compartir mis cosas de todos los días.
Discutí con mi hermano hace unos días. Me dijo cosas tan hirientes (tan representativo de él, ser tan insensible), me dijo las cosas tan confiado de lo que hablaba, tan seguro que comencé a creer que quizás si tenía razón. Que seguramente soy egoísta, que seguramente tengo problemas mentales, que debería hacerme atender. Comencé a dudar de mi misma.
Quería correr a tu casa, correr a tus abrazos. Quería que me dijeras que el de los problemas es él y no yo. Quería que te indignaras como solías hacerlo cada vez que él y yo discutíamos. Quería que me convencieras de que yo no estoy tan mal, que no soy tan mierda.
Quería que estuvieras ahí para mí.
((Había en mi tantas ganas de quererte que me aferré a la idea de que con vos todo y sin vos, la nada misma.))