Capítulo 3

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ISABELLA'S POV:

Escuché vagamente unos pasos que se acercaban y tras unos segundos sentí el peso de una mano en mi hombro. No tenía que abrir los ojos para saber quien era. Su toque era le toque más natural al que mi cuerpo podría reaccionar. Aprete los dientes forzandome a dejar de llorar. Sin duda Ed... Él no merecía mi sufrimiento y mucho menos el de mi hermano. Me limpié las lágrimas con rabia haciendo que los de estas cayeran al suelo, cuando alcé la vista vi a mi padre cerca de los neófitos que aun no habían sido asesinados pero que yacían en el suelo con el dolor de su anterior tortura pegado a sus huesos, caminé hasta mi padre y me posicione a su derecha, mi hermano siguiendome se acomodó a su izquierda.

—Ya que has vuelto hija, y tomaste la decisión de que eran culpables antes que nadie, te daré el honor de ser tú quién los lleve a su muerte. —Su tono de voz ocultaba ligeramente la molestía de que hubiera decidido inflingirles dolor sin su autorización, pero su palabra seguía siendo una orden. Sonreí y asentí mostrándole mi mejor sonrisa, extendí levemente mis alas elevándome en el aire todo lo que podía antes de caer en picada como ave a su presa y arrancar en un solo movimiento los brazos de la hembra. El macho gritó de dolor tanto como ella, ,mi sonrisa ampliándose mientras el eco de ambos gritos chocaba contra las paredes. Mis pasos retumbaron contra el marmol mientras mientras me acercaba, tome a la hembra de vuelto de la cintura y la arrojé hacía el otro lado del salón. Como un reflejo de mi misma, Demetri se adelantó hasta la hembra sujetando su cabeza con firmeza, enfocando mis movimientos mientras me dirigía hacia el macho. Lo tome del cabello, sujetando con fuerza su raíz mientras lo forzaba a erguirse y mirarme, mis ojos fieramente clavados en los suyos.

Forcé uno de los dones más internos de mi cuerpo, afectando cada una de las células del macho. Un don único en nuestra especie, que tomaba cada gramo de concentración de mi parte. Vi como el don empezaba a afectar su cuerpo, la pálidez de su piel cambiando lentamente a un color durazno muchisímo más sano. Su piel volviéndose más frágil, y poco a poco la sangre empieza a salir profusamente por las heridas pequeñas que Demetri o Félix le habían causado. A los pocos minutos de mi don invadiendo su organismo, su humanidad estaba de vuelta. El hambre ardiendo en su estomágo, y el dolor siendo aún mucho más intenso. Alzo ligeramente la mirada viendo el horror en los ojos de su compañera, rodeo su cuerpo y entierro mis dedos y uñas en su hombro escuchando sus gritos de dolor, mi otra mano rodea por completo el hombro a la altura del mango rotador y empujo mis dedos contra su piel, la sangre inundando mis dedos y goteando sobre el suelo.

Cuando las puntas de los dedos de mi mano izquierda encuentran los de la derecha empujo con fuerza arrancando por completo el brazo de su cuerpo.

La sangre deja de ser un charco a mis pies para convertirse en una cascada abundante que mancha la parte inferior de mis pantalones. Mis hermanos, tíos y padre observaban la sangre, la sed un eco en todos sus ojos. Repetí el mismo proceso con el otro brazo, escuchanod al hombre gritar de manera ahogada. Desde el otro lado de la sala, la mujer aullaba y rogaba por piedad, empuje con la punta de mi pie el cuerpo casi inerte del macho, haciendo que colapse contra el suelo. Eché un vistazo sobre mi hombro hacía Félix quien no dudo en acercarse, tomando al hombre del cabello y acompañandome donde Demetri retenía a la hembra.

De cerca podía notar que el dolor le abrumaba el cuerpo, pero que la sed de una neofita inexperimentada era muchisimo más fuerte que la necesidad de proteger a su pareja. Me concentro en mi dedo indice, y mi uña se convierte en una garra afilada, Félix entiende mi intención sin decirselo y arquea la cabeza del macho dejando su cuello expuesto. Paso mi garra sobre su piel causando que su sangre salga a borbotones, manchando el rostro de la hembra.

Demetri afloja el agarre, y ella, incapaz de controlar su sed, se arroja sobre el cuerpo de su pareja, drenandolo por nosotros.

Cuando dejo de aliemntarse, se dio cuenta de lo que realmente habia pasado, gritando a todo pulmon y acunando el cuerpo inerte entre sus brazos. Felix y Demetri tiraron ambos brazos del vampiro a los pies de la pareja, y no tuve que ni siquiera mirar a Daniel, en segundos, a causa de los dones de mi hermano, la pareja se encendió en fuego como un pequeña pira funeraria. La hembra se quemo viva pero, a pesar de eso, no hizo un solo movimiento para salvarse, decidida a morir al lado de su pareja.

Isabella VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora