¿DE QUE JUGUETERIA TE SALISTE?
— Te amo. — se lo dije.
Justo en ese momento fui consiente de que todo lo que había hecho para que Cody dejara a un lado su posesividad lo había echado a la basura. Había sido en vano. Todas las discusiones, peleas y enfrentamientos quedarían enterrados, como si ya no importaran. Esas dos simples palabras para Cody significan que él ha ganado y que por fin me rendí. Así que muy seguramente ahora está pensando en que todo volverá a ser igual que antes.
Abrí los ojos, pensando en que Cody tendría una sonrisa triunfante en su cara, Pero me desconcerté por completo cuando vi lo que menos me imaginaba. Cody tenía los ojos cerrados, los labios entreabiertos y su pecho subía y bajaba con lentitud.
Estaba dormido.
Entonces me pregunté; ¿Realmente escuchó lo que le dije?—Señorita Miller. —oí al policía. — Ya es hora de que se vaya.
Lo miré inmediatamente, y asentí.
Me levanté y caminé hacia afuera de la celda. Él la cerró nuevamente, y caminó hacia su puesto para así entregarme mis pertenencias.
—Gracias. —revisé mi bolso para ver si no me faltaba nada. —¿A que hora saldrán? —pregunté, refiriéndome a Cody y Drew.
—Mañana en la mañana. —informó.
Asentí, y me dirigí a la salida.
—Que pase buena noche. —dijo el policía, abrió la puerta y me dio el paso.
—Gracias, Igualmente.
Cerró la puerta una vez estuve afuera.
Miré las calles, todas estaban vacías, no se veía ni un alma, no se escuchaba ni un murmullo y no había coches disponibles. ¿Cómo llamar a un servicio de Taxi si Ruth me había botado el teléfono por la ventada del coche de Logan?
Esas son las consecuencias de tener a Ruth Simpson como amiga. Me pregunto, ¿Por qué soy amiga de ella si somos tan distintas?
Tal vez hacerme esa pregunta no es tan importarte como conseguir un coche para que me lleve de vuelta a casa.
No estaría pasando por esta situación si Cody no se hubiese aparecido en mi casa cuando Drew tuvo la gentileza de llevarme a esta. ¿Por qué Cody tiene que meterme en estos problemas?
Doble la esquina y busqué un Taxi disponible, pero lo único que encontré fue una cantina en donde había seis hombres bebiendo como si no hubiese un mañana. Cantaban canciones de Vicente Fernández y reían como desquiciados. Seguramente pasaban de los cuarenta.
Crucé la calle para no tener que verles de cerca. ¿Qué tal que fueran peligrosos? Jamás he confiado en los borrachos.
Entonces comencé a maldecir a Cody en mis adentros. Todo ha sido su maldita culpa.
Estoy en el centro de la cuidad, a las once y media de la noche, corriendo peligro de robo, violación, asesinato y hasta secuestro. Todo gracias a él y su jodida posesividad.
¿Cómo puedo decir que lo amo? Tengo que estar enferma para sentir lo que siento hacia él.
Y cuando pensé que las cosas no podían ser peor...
—Muñeca, ¿de que juguetería te escapaste? —oí a un borracho.
Suspiré profundamente, y aceleré el paso.
—¿Para donde vas, Reinita? —oí otra voz, pero esta se oía mas de cerca.
Sin dejar de caminar, giré un poco mi cabeza y vi a un hombre de color siguiéndome el paso. Esto no puede estar pasándome a mí. Volví a mirar hacia adelante y lo único que alcancé a ver fue un poste de la luz antes de caer al suelo inconsciente.
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Cody el Posesivo
Fanfiction¿Qué tan posesivo puedes llegar a ser cuando tu novia rompe contigo? ¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar?