Capitulo 20 ∞

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ERES MIA

— Basta, Cody. — espeté, mareada. — Podemos sentarnos y hablar, así como lo hacemos las personas civilizadas. Tu y yo tenemos un gran problema y todo esto se a formado gracias a ti. Así qué, Por favor, no hagas nada de lo que puedas arrepentirte.

— Yo no me arrepiento de nada, Nicole. — me señaló con su dedo índice. — Tú eres el problema. — comenzó a acercarse lentamente. — Haces las cosas difíciles. Le haces caso a la puta de mi hermana cuando te propone cualquier disparate que se le pasa por esa cabeza de pájaro que tiene, y crees que así vas a ganar todo en la vida. No has entendido que ella lo único que quiere es qué los dos seamos infelices, tanto como ella lo es. — juntó las cejas y entrecerró los ojos. — Vas a las fiestas y bailas con los chicos, así como ella te lo ordena, crees que te burlas de mí y que no me doy cuenta de las vagancias que tienes preparadas con Ruth. Piensas que siendo una puta regalada qué se viste como una zorra, vas a conseguir algo bueno y estás equivocada. Ruth solo quiere convertirte en su clon, en una zorra como ella.

— Cody, no te perm...

— ¡Crees que soy tu enemigo cuando en realidad quiero protegerte! — exclamó.

— Ya. — miré para otro lugar.

— ¿Qué es lo qué está pasando contigo?

— No. — corregí. — ¿Qué es lo que pasa contigo? — le devolví la pregunta.

— Pasa que estás comportándote como mi hermana, Ya te lo dije. — escupió. — No me quieras cambiar el tema, no quieras que olvide a que hemos venido a esta habitación.

Temblé.

La luz estaba apagada, la tarde ya estaba cayendo y por las persianas escasamente entraban unos pocos rayos de sol.

— Mi padre está por llegar. — avisé.

— Mi padre está por llegar. — me imitó. — Más bien, Tu castigo está por llegar.

Su cuerpo ahora estaba tan cerca del mío, causándome cosquillitas, y asustándome a la vez. Temiendo por lo que pudiese hacer.

— Se qué me quieres, Nicole. — sus manos agarraron mi cintura para acercarme a su cuerpo, caliente y duro. — Solo qué dejas llevarte por mi hermana y sus estupideces. — inclinó la cabeza y succionó mi cuello con furia.

— Cody — me quejé, cerrando los ojos. — Basta, Cody. — luché para que se alejara.

Pero él, succionó con más fuerza. Me tenía atrapada entre sus brazos, impidiendo que pudiera movilizarme. Escapar.

— Eres mía. — fue al otro lado de mi cuello para succionar allí también.

— No, Cody. — negué, colocando mi mano en su pecho.

Subió su cabeza para mirare a los ojos. — Quiero que hagamos el amor, que me demuestres cuanto me amas. Porqué sé que es así, Nicole. — Presionó sus labios contra los míos.

Me sentía presionada. No podía. No podía ceder ante sus encantos. No podía demostrarle cuanto lo amaba, Sería echar a la basura todo lo que he hecho estos días para que deje su posesividad a un lado. Sería perder la batalla y verme condenada a su posesividad, a sus celos.

— Cody, ya te dije que no quiero. No puedes obligarme. — espeté, zafándome de sus labios.

— Te has comportado como una puta en los últimos días, has estado tratando de evitarme. Saliendo con idiotas, pidiéndoles que te lleven y te traigan a casa, comportándote como una puta en las clases. Ahora no vas a escaparte, ni vas a encontrar ninguna salida, porque no la hay. — amenazó con la mandíbula tensa. — Lo vamos a hacer, aquí y ahora. Y no me importa si quieres o no.

— Vamos. — jaló de mi brazo, y me tiró a la cama.

— Cody — traté de calmarlo.

Quitó su camiseta roja, me detuve al observar su musculoso abdomen. Había cambiado notablemente desde la última vez que le había visto. Ahora estaba más fuerte y musculoso.

Mi cuerpo comenzó a sentir calor, desespero, y deseo. Era imposible no sentirlo teniendo en frente a un hombre como él.

— Cody — retrocedí con mis codos en la cama, él se montó y gateó hasta mí. — Cody, por favor. — sus ojos estaban mas oscuros de lo habitual.

— No soportaría la idea de que otro hombre te toqué, vea tu cuerpo, bese tus labios, tenga tu amor y tu cariño, cuando yo lo daría todo por ti. — se inclinó hacía mi cuello, y paso su cálida lengua por ahí. — Sería capaz de matar al que se atreva a hacerlo. — añadió, mandando tensión a mi cuerpo.

— Cody, basta, hablaremos de esto luego. — supliqué, cerré mis ojos al sentir el contacto de su lengua con mi oído.

— No quiero hablar Nicole, no quiero hablar. — sus labios vinieron a los míos, y me enredo en ellos.

Sabía que no valdría la pena resistirme ante sus caricias, encantos, besos. Cody podía ser celoso, manipulador, obsesivo, posesivo, psicópata, enfermo, sobre protector y hasta abusador. Pero mi cuerpo reaccionaba de una manera brutal ante sus irresistibles caricias y besos.

No podía evitarlo, o resistirme un segundo más. Ambos lo sabíamos, ese era el gran problema. Cody sabía que lo deseaba, y amaba, aunque hubiéramos terminado.

La puerta se abrió sorpresivamente, haciendo que Cody y yo miráramos hacía ella, Cody se alejó de mí inmediatamente vió a papá entrar. Mi padre entró a la habitación, y nos miró a Cody y a mí de arriba abajo. Observándonos detenidamente.

— Vaya. — me miró. — Solo espero que estén usando protección.

— No es lo que piensas. — salió de mi boca.

— Es lo mas estúpido que has dicho en tu vida. — habló Cody burlón.

— Tú calla. — lo miré fulminante. — Todo ha sido tu culpa. — exclamé, furiosa.

— Ya chicos, no es para tanto. — dijo papá, pareciendo incómodo y avergonzado.

— Thomas, ¿Le ves problema a esto? — preguntó Cody de lo más normal.

— No me gustaría interrumpir su momento... Es lo único que tengo que decir. — le guiñó el ojo a Cody y salió de la habitación, dejándome con la boca abierta.

— ¿Ahora lo ves? — Cody me miró a mí. — La única que tiene problemas eres tu.

— Déjame, Cody. — espeté.

Cody el PosesivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora