Capitulo 4

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-Llegamos, bajen con cuidado si intentan hacer alguna estupidez se les dispara a morir, no valen nada ahora y su precio será fijado en horas, si mueren aún podemos venderlos. Así que nos beneficiaremos de ustedes vivos o muertos desde ahora. Le pertenecen al amo.

Los niños fueron los primeros en bajar del vehículo corrieron temerosos tratando de seguir todas las ordenes, temían por sus vidas y probablemente muchos ni llegaban a los diez. Los adolescentes y las muchachas fueron un poco más arriesgados, mucho trataron de burlar la guardia pero fueron asesinados en el acto.

Sonaron disparos, gritos y llanto –Formen filas.

Los cuerpos de los desafortunados eran arrastrados a un lado y un hombre les comenzaba a rociar gasolina sin la más mínima culpa en su rostro, fumaba un cigarrillo tranquilo incluso podías decir que disfrutándolo, observó los ojos azules que lo espiaban y piso sin remordiendo el cráneo de un débil niño que gemía de dolor.

-Fila de mujeres y hombres, niños y niñas. ¡Ya!

Harry estaba aterrado era Louis el responsable de sus pasos lo empujaba débilmente para que no llamen la atención, se formaron silenciosos tras un Pakistán, el muchacho estaba cubierto de polvo y tenía una sangrante herida en el brazo. El castaño cerró los ojos tratando de alejar las miles de preguntas que se le acumulaban en la cabeza ¿Guerra? ¿Nazis? ¿Terroristas? Algo de eso tenía que ser, los hombres estaban armados y las máscaras de animales descasaban en el suelo.

-¡Ingresen!

Las enormes puertas se abrieron el lugar estaba ubicado en medio de la nada, no conocía el camino estuvo inconsciente todo el viaje

-¿Dónde está tu suéter?

-No deberías preocuparte por eso ahora –Respondió el mayor, con arrugitas formándose cerca a sus cristalinos ojos sus labios formando un pequeña sonrisa de apoyo. Harry entrelazo sus dedos con los de él, tenía miedo y se sentía incompetente, algo le habían hecho al castaño lo sentía, su cuerpo brincaba de terror cada que se acercaba sin indicárselo, tenía mucho miedo y pequeños golpes en el rostro.

Quería llorar y sacarlo de ahí, quería devolver el tiempo y no haberse enfadado por una estupidez, haber escuchado sus razones también porque solo escucho lo que su interior le decía, lo que le decían sus amigos y lo que decían las revistas, lo había privado de la libertad de defenderse, de contar su parte de la historia, lo había acusado sin pruebas y él era la única persona que estaba junto a él ahora.

-Louis- Llamó sintiendo su pecho temblar.

-¡¿Este va a ser su nuevo infierno ahora! ¿Les gusta cantar, actuar, hacer deporte y ser la mierdecilla popular en la red?! Bien, les tenemos noticias dos noticias. –hablo un hombre de unos veinticinco años, se veía como un presentador de televisión, estaba arreglado muy colorido y traía un micrófono, dos mujeres sonrientes lo acompañaban vestidas en diminutos trajes –La primera es, no toda la gente los ama, upps lo siento –Rió y las mujeres rieron con él. Nadie aparte de ellos asomo una sonrisa –Que amargados son, ya comenzaran a divertirse. La segunda noticia es ¡Seguirán siendo estrellas de la red! Ahora a su camerino todos.

El hombrecillo parlanchín desapareció, el lugar era espantoso; las grietas estaban abiertas, caían gotas de agua del techo, no habían ratas correteando pero se escuchaban sonidos lejanos. Las luces del pasillo se prendieron y los hombres les indicaron que empiecen a caminar. El lugar tenía muchas habitaciones las puertas eran de madera parecían estar pudriéndose y estaban enumeradas en romano. El camino fue acompañado por gritos provenientes de cada habitación, eran desgarradores y las voces rogaban ayuda.

E_scape // Larry Donde viven las historias. Descúbrelo ahora