Pasado inevitable

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Ellisbeth se inclinó aún más sobre el rostro de Allen, haciendo que éste pasara de la palidez extrema a un rojo intenso.

- ¿E-E-E-Ellis...?

- ¿Por qué dices que no es lo que parece, Al? -preguntó la ojiazul.

- ¿"Al..."? -el ojigris quería morirse allí mismo, en ese momento preciso - ¡¿Desde cuándo me llamas así?!

-Es broma, es broma -dijo riendo Ellisbeth incorporándose, luego miró a Lenalee con su típica expresión seria -. Soy Ellisbeth, ¿y tú eres la novia de mi hermanito?

- ¿Hermanito? -la peliverde cambió su expresión radicalmente al escuchar esa palabra.

Allen suspiró.

-Lena, ella es mi hermana Ellis; Ellis, ella es mi novia, se llama Lenalee -las presentó Allen mientras se ponía en pie.

-Qué susto... -exclamó la china -Por un momento pensé que ustedes dos...

Ellisbeth y Allen pusieron cara de asco y movían sus manos como si estuvieran espantando moscas.

- ¡Ni lo menciones! -exclamaron al mismo tiempo.

Lenalee notó con curiosidad que sus muecas eran iguales.

-No sabía que Allen tuviera una hermana -comentó sorprendida la ojivioleta.

-Y yo no sabía que tenía novia hasta esta mañana.

Ambas miraron a Allen con los ojos entrecerrados.

-Si no preguntan, no esperen que sea como libro abierto...

La campana sonó.

- ¿Oíste eso, Lena? ¡Es la campana! ¡Adiós, Ellis, nos vemos más tarde! -exclamó el inglés encaminándose hacia la puerta, pero sintió que era halado en dirección contraria. Era Ellis que lo tomaba por el cuello de la camisa.

-Escúchame una cosa, ojitos grises -susurraba centrando sus ojos en él -, a la salida de la escuela te estaré esperando. No hagas planes. Sólo tú y yo, ¿estamos de acuerdo?

Allen transpiraba.

-P-pero si ya lo has decidido...

-Pregunté si estamos de acuerdo.

-M-me parece p-perfecto...

Ellis lentamente lo fue soltando.

- ¡A la salida, no lo olvides, Ellis! -exclamó Allen señalándola mientras se adentraba en el instituto.

Lenalee vio cómo el ojigris suspiraba de alivio.

-Estoy muy sorprendida -comentó.

-Ni te imaginas yo -respondió él -... Lamento el malentendido.

-No es nada -dijo ella sonrojándose levemente.

- ¿Estabas celosa? -preguntó con una mirada picaresca que terminó de poner roja a la joven.

-Algo así -reconoció con una tímida sonrisa.

Allen rió.

-Lena.

- ¿Sí?

-Voy en serio contigo, lo sabes, ¿cierto?

Ese comentario la terminó de tranquilizar.

-Gracias...

Allen le dio un rápido beso en la mejilla.

-Mi niña celosa.

-Adoras molestarme con eso...

-Adoro ver cómo me defiendes -se detuvieron frente a su aula -. A propósito, Lena, ¿podrías escaparte para mí esta noche?

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