Problemas

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- ¿Qué dijiste, imbécil? Atrévete a repetirlo -dijo Lavi, como queriéndose asegurar de que la masculinidad tan prepotente de Allen no era solamente puro humo.

-Dije que alguien aquí huele a cuernos -repitió Allen, haciendo que en sus labios naciera una sonrisa llena de confianza -, es más, creo que eres tú.

El pelirrojo sonrió de costado.

-Tienes huevos para decirme eso, Allen Walker.

- ¿Eso sólo vas a decirme? Pensé que querías pelea, rompecorazones.

-No voy a pelear contigo -seguía sonriendo -, y menos aún por esa zorra.

- ¿Oí bien? -preguntó Allen, poniéndose demasiado serio de repente.

-Sí, esa zorra ni siquiera era buena en la cama -los ojos verdes de Lavi brillaron con malicia, entonces el otro se abalanzó sobre él.

El primer golpe de Allen le dio en la mejilla derecha, haciendo que el pelirrojo se tambaleara. Recuperó su equilibrio y esquivó el segundo puñetazo que el de los ojos grises le enviaba.

Varios alumnos se pararon a ver la pelea, pronto hicieron una ronda, alentando a uno o al otro. Ambos estaban en buena forma, pero los reflejos de Allen eran superiores a los del pelirrojo, y eso se debía a su gran experiencia en el área. No era algo de lo que le gustaba presumir, pero de verdad era bueno en eso. Además era ambidiestro, y esa característica lo ponía por encima de cualquiera, sobre todo en el momento de bloquear golpes y también a la hora de darlos. Esto no quiere decir que Lavi no le hubiera acertado unos cuantos puñetazos, ya que el pelirrojo, al ser un poco más alto, también tenía sus ventajas.

De la nariz de Lavi comenzó a brotar sangre, tenía el ojo derecho y los labios hinchados, pero aún así no se daba por vencido. Por otra parte, la ceja izquierda de Allen tenía un corte no muy profundo, que también y había comenzado a sangrar levemente. El chico de cabello marrón rojizo se agachó con velocidad y estirando su pierna derecha, en un movimiento ágil hizo caer a su contrincante.

- ¡Vuelve a repetirlo, desgraciado hijo de puta! -le gritó Allen, dándole una patada en el estómago.

Quería darle muchas patadas, no sólo una, pero no le gustaba aprovecharse de la mala posición del pelirrojo, quería ganar la pelea justamente.

-Vamos, ponte de pie, pelea como un hombre -le exigía Walker, sediento por destrozarlo.

Lavi se incorporaba dificultosamente, y luego se limpiaba con el dorso de su corbata un poco de la sangre que caía de su nariz, para después volver a abalanzarse contra el chico de los ojos grises. Se golpearon al mismo tiempo en la cara.

- ¡Walker, detente! -gritó Cross, sabiendo que si seguía dejando que Allen peleara, terminaría matando al pelirrojo - ¡Walker!

Pero Allen no le oía, estaba enceguecido, con los ojos de depredador puesto en la presa. Y no se detendría hasta ver sangre. Siempre había sido así.

-Lavi -dijo Bookman, apareciendo con su tan tranquila postura.

Ni siquiera había tenido que levantar la voz, que le había puesto inmediata atención a su abuelo. Dejó que sus puños descansaran a los costados, mientras que Marian había capturado a Allen, inmovilizándolo, pero este estaba tan cabreado, que no dejaba de querer escapar del agarre de su tío.

- ¡Allen, ya basta! -le gritó Cross, sin dejar de hacer la fuerza máxima para que el chico no se saliera de su llave, y luego le dirigió una mirada asesina a todos los alumnos presentes - ¡Ustedes vayan a sus aulas, no hay nada que mirar!

Los adolescentes salieron corriendo despavoridos, pero de vez en cuando lanzaban una mirada curiosa a lo que allí pasaba. La campana que indicaba el final del recreo sonó, y Lenalee iba por los pasillos, escuchando los murmullos de los alumnos.

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