¿Qué hacía...? ¿Qué estaba haciendo el Profesor Cross del otro lado de la ventana, viendo hacia el interior del aula del sexto año?
Los ojos ambarinos de Samantha no podían despegarse de la imponente presencia del pelirrojo y él tampoco daba tregua.
-Profesor...
Y él desapareció de su vista como si se hubiese tratado de un fantasma. Samantha parpadeó varias veces, confundida, frotó sus ojos, de seguro estaba imaginando cosas...
-Pero lo oí estornudar... ¿Habrá sido el eco? Todo es culpa de Ester, ella ha estado diciendo esas cosas tan raras sobre Cross-sama y yo... -pensaba la joven.
Miró a su alrededor para comprobar que el aula estaba limpia y ordenada, ese día debía tener pareja de limpieza pero el chico no se presentó a tiempo, así que decidió hacerlo ella sola. No le disgustaba hacer la limpieza, además, eso la relajaba en cierta forma.
Iba a tomar sus pertenencias cuando sintió pasos a sus espaldas.
-Siento mucho llegar tarde -dijo el dueño de los ojos esmeraldas, dibujando una sonrisa en sus labios y llevando sus dos manos hacia adelante en forma de disculpa.
-Ah, Lavi... -se llevó una mano al pecho y suspiró algo aliviada -, me asustaste.
Él sonrió más ampliamente.
-Perdón por ser tan feo -bromeó, haciéndola reír -. De verdad lamento haberte dejado encargada de la limpieza a ti sola, mi abuelo precisaba de mi ayuda, ya sabes, está algo anciano...
Nadie hubiese creído en sus mentiras, pero la castaña era demasiado inocente como para sospechar que Lavi no estaba diciendo la verdad, por eso sonrió con amabilidad.
-No te preocupes, no es para tanto, apenas había algunos papelitos...
Samantha alzó los ojos y vio a un Lavi muy próximo a su espacio personal.
- ¿Podrías perdonarme, Sam?
Samantha parpadeó.
-No es problema, en serio, todo está bien -agregó bajando la mirada, tratando de sostener su sonrisa amable.
No podía identificarlo con claridad, pero algo en ése chico la ponía nerviosa. De pronto sintió muchas ganas de irse, pero Lavi se adelantó un paso más, y poniendo sus dedos en la barbilla femenina, hizo que levantara el rostro hacia sí.
-No bajes la mirada, Sam, tienes unos ojos preciosos.
-T-tengo que irme, lo siento -comenzó a decir mientras apretaba las tiras de su cartera escolar, intentando dar un paso hacia atrás.
- ¿Tan pronto?
Samantha notó que los ojos verdes de Lavi se oscurecían.
-Si ya terminaron con la limpieza pueden irse.
Lavi dirigió su cara en dirección a la puerta, y se chocó con la fría mirada del Profesor Cross. Samantha aprovechó el momento para alejarse de Lavi y se encaminó hacia la salida con demasiada prisa.
-Samantha -dijo Marian -, ve a la sala de profesores, ahora -miró al joven -. Tú puedes irte.
La chica se marchó en dirección a la sala indicada con rapidez, y de la misma manera Lavi salió del aula. Marian lo observó marcharse y, cuando se hubo alejado, le dio un puñetazo lleno de cólera a la pared, con tal fuerza que sus nudillos se rasparon, haciéndolos sangrar. La descarga hizo que se tranquilizara un poco, pero estaba demasiado molesto, por eso, cuando pasó por la puerta de la enfermería, no vio a Cloude.
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