Lenalee agrandó sus ojos violetas, de pronto un calor desconocido comenzó a adueñarse de su cuerpo, subiendo hasta su rostro. No podía creerlo...
Todos en el aula estaban conmocionados por el arte de Allen, sobre todo por su forma tan natural de encarar la situación, ya que para otros hubiera resultado bastante vergonzoso exponer ése dibujo. Pero ahí estaba él, recibiendo la felicitación del profesor, con su naturaleza tan despreocupada...
Cuando nadie lo veía, le regaló un guiño, logrando que su sonrojo se potenciara al máximo y su corazón latiera rápido. No. No podía caer en sus encantos... No lo permitiría. Era una chica seria y también comprometida, lo de la biblioteca había sido un error, y se lo haría saber.
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A la salida, Lavi estaba esperando a su novia. Al verlo, se le encogió el corazón, ya que ella... Bueno, no podía contarle lo de la biblioteca; además, el pelirrojo le había hecho cosas peores, y no estaba del todo mal si ocultaba algo tan insignificante, ¿cierto?
Lo saludó con un beso en los labios, y sintió que algo había caído a sus pies. Al mirar para abajo, vio el dibujo que Allen había hecho en la clase de Educación Plástica.
Lavi se agachó para recogerlo, pero el chico de los ojos grises fue más veloz, y lo atrapó primero.
-Lo siento -dijo, con cierto sarcasmo en la voz -, el viento hizo que se volara.
El corazón de Lenalee era una granada a punto de explotar, no podía permitir que esos dos chicos tuvieran contacto... ¿El chico nuevo estaba jugando con su conciencia?
-Hasta luego -saludó Allen, ya de espaldas.
Lavi recordó lo de la mañana y por sus venas corrió la ira.
-Ya, Lavi, déjalo así -decía ella, tomándolo del brazo, poniendo en la balanza lo que le convenía .
-Estoy seguro que lo hizo a propósito..., ¿ha estado molestándote? Supe que está en tu clase.
-No, para nada -decía ella, agitando sus manos.
-Mmm, ok -respondió él, a regañadientes, tomándola de la mano -. Vamos a casa.
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Al cerrar la puerta de su habitación, Lavi tiró las carteras escolares al suelo, para comenzar a besar a su novia con pasión. Ella se sorprendió ante la repentina acción del pelirrojo, pero se dejó llevar, porque él era muy ardiente, además de que sabía bien cómo besarla. La recostó sobre la cama, siguió besándola, y su masculina mano comenzó a acariciar uno de sus pechos sobre la ropa.
Lenalee apoyó sus manos en el pecho de su novio, como indicándole que se detuviera.
- ¿Qué hay de malo? -consultó el chico de los ojos verdes, sentándose.
La peliverde le esquivó la mirada.
-Aún no te he perdonado. Cierro los ojos y te recuerdo con esa muchacha, y yo...
-Ya ha pasado bastante tiempo, no seas así... -suplicó.
-Trataré de olvidarlo -dijo ella, poniéndose de pie -, pero hoy no sucederá nada.
Le dio un corto beso, tomó su cartera y salió de la habitación.
El pelirrojo miró su celular, y luego miró a la puerta por la que la ojivioleta se había marchado. Su mano temblaba, con incertidumbre, sin saber qué hacer.
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Lenalee soñaba con el peliblanco. Nuevamente lo veía muy malherido,y ella se encontraba vendándolo. Su brazo izquierdo era impresionante, sobre todo la cruz que están incrustada en la mano...
Despertó, ya eran las diez de la mañana. El primer pensamiento que le inundó la mente fue el dibujo de Allen.
-No estoy pensando en él -se decía, tratando de convencerse, mirándose al espejo -, sólo estoy preocupada por el dibujo.
Debía buscar una oportunidad para hablar con él y dejarle las cosas claras, sin despertar la curiosidad de sus demás compañeros por su repentino acercamiento. Además alguno podría comentarle a Lavi..., y eso sería muy problemático para ella.
En la clase de Ciencias fueron hasta el auditorio del instituto, para ver un video acerca de experiencias diversas con diferentes fluidos. De igual manera que en el aula, Allen ocupó los últimos asientos, dejando varias filas libres entre los demás y él. Lenalee vio su oportunidad llegar, por eso tardó en entrar a la sala, y se sentó al lado del chico de los ojos grises.
El video ya había comenzado, las luces estaban apagadas: la única fuente de luz era la que el proyector daba en la pantalla. Allen se acercó hasta su oreja.
- ¿Te gustó mi obra de arte, preciosa? -le preguntó.
Ella comenzaba a odiar que no la llamara por su nombre. Frunció el ceño, indicando su molestia, y juntó valor para comenzar a decirle todo lo que había planeado.
Pero al chocar con su hermosa mirada gris, su valentía comenzó a disminuir.
-Escúchame, eso fue una equivocación -susurró también, era molesto tener que acercarse tanto a él para conversar, pero no quería que alguien la escuchara.
- ¿Ah, si? ¿Quieres decir que tu suave lengua recorrió todo mi cuello en su extensión por error?
Maldición. Estaba sonrojada otra vez, debía controlarse.
Guardó silencio, no sabía qué responder, todavía menos cuando sintió que algo tibio subía por su muslo, metiéndose bajo su pollera. Sobresaltada, observó que lo que la tocaba era una mano; pero no era cualquier mano, ¡era la mano de Allen Walker!
-Lo siento, mi mano... llegó ahí por «error» -siseó él, haciendo que el cuerpo entero de la peliverde se estremeciera ante ese contacto entre sus pieles.
Pero el chico continuó con su exploración, buscando el punto que permitiría que la chica disfrutara de eso. Ella no lo podía creer, ¡estaba dejando que un desconocido la tocara!
Los largos dedos de Allen frotaban con insistencia la zona femenina de Lenalee, sobre su ropa interior, quien había cerrado los ojos, y respiraba agitadamente en su oído.
Ella se veía adorable, y tuvo fuertes deseos de probar sus labios, pero se mantuvo concentrado en correr a un lado la tela que lo molestaba.
Cuando la peliverde sintió la delicada fricción entre los dedos de Allen y su clítoris en forma tan directa, tuvo que ahogar su gemido en el cuello del chico, o todo el mundo la escucharía, y no quería que eso sucediera... Pero tampoco quería que él se detuviera.
Sintió que algo salía de su interior, logrando humedecerla, pero no estaba segura de qué le sucedía ya que eso jamás le había pasado antes. El de los ojos grises envolvió su dedo en los fluidos femeninos que se exteriorizaban en demasía, llevándolo nuevamente al clítoris, haciendo que la joven mordiera su cuello, aguantando sus intensas ganas de gritar de placer.
También se aferró a su camisa, apretándola con fuerza, tanto que Allen pensó que se la haría jirones. Él sintió que estaba haciéndolo bien, y tomó velocidad, y ella más comenzó a agitarse... sólo deseaba que el video durara por mucho más tiempo.
De pronto comenzó a sentir algo extraño, un placer desconocido se apropiaba de todo su cuerpo, seguía apretando la tela de su camisa, como indicándole que no se detuviera, que siguiera provocándole ese enorme éxtasis.
Y Allen fue complaciente, presionando el punto con un poco más de fuerza, logrando que la chica tuviera el primer orgasmo de su vida.
Comenzaba a calmarse, y también empezaba a darse cuenta de la locura que habían hecho...
-¡Dios mío! -dijo en su mente, alejándose lentamente del chico que tanto placer le había causado.
Él sacó su mano de donde estaba, y se llevó el dedo con el que la había tocado a la boca, relamiéndolo muy despacio.
Lenalee miraba el espectáculo asombrada, confundida, perturbada...
-Eres lo más dulce que probé en toda mi vida -le dijo nuevamente al oído, y ella volvió a excitarse.