El día pasó en un borrón. En toda la noche me fue inevitable olvidar las imágenes de Cam y su novia asiática.
Era como si no encontraran la salida de mi mente, todas se repetían mil y un veces sin poder borrarse. Todo había pasado tan rápido, y ni pensar que solo fui a su casa para arreglar las cosas.
Y sé que él no tenía la culpa, él no sabría que iría y menos en el momento menos indicado.
Lo adecuado sería disculparme por mi reacción, él solo era mi amigo y lo único que me enfureció fue que no me contase las cosas, y que al parecer, no me quería tanto como él decía.
Mis amigos tenían razón, yo misma tenía la culpa de que Cam se hubiera distanciado de mí. Pues yo lo hice en primer lugar.
Me levanté cuidadosamente de mi cama para tratar de no hacer ningún ruido, ya que hoy era mi cumpleaños y, conociendo a Leo, sabía que me haría cualquier broma pesada que encontrase en Youtube.
Fui a mi baño, me desvestí, y me duché rápidamente. Apenas en cuanto salí, sentí algo viscoso recorrer desde la punta de mi cabeza y descendiendo poco a poco hasta mis brazos.
–¡Hijos de puta!– grité furiosa.
Mary y Leo eran los responsables de semejante barbaridad. Sujetaban sus abdómenes y lágrimas salían de sus ojos por la risa que les había causado su broma.
–¿Qué acaban de echarme?– pregunté con humo saliendo de mis oídos.
Ellos parecieron pensar sus palabras y Leo habló.
–Las suficientes asquerosidades para que te devuelvas a la ducha.– Mary se carcajeó.
Gruñí e hice un gesto para que se largasen de mi habitación.
Después de que salieron, el olor se empezó a hacer más evidente. Era asqueroso.
–¡Mamá!– grité una vez más.
–¿Si, cariño?– dijo mientras entraba por la puerta.
–Necesito que Leo y Mary limpien esto.– señalé el suelo.– Ahora.– exigí.
–No seas exagerada, no huele tan mal.
–Si mamá, pues te recuerdo que tienes gripe. Tal vez tus fosas nasales están un poco tapadas. Me alegro mucho por ti.– ella solo se rió.
Terminé de vestirme y bajé a la cocina para poder desayunar.
–¡Felices 18!– gritaron al unísono.
–Gracias.– dije con arrogancia.
Después de desayunar panqueques, me despedí de todos y Mary y yo nos dirigimos a mi auto para ir a la universidad.
Encendí la radio y empezó a sonar Demons de Imagine Dragons. Mary y yo comenzamos a cantar.
When the days are cold and the cards all fold and saints we see are all made of gold.
When your dreams all fail and the ones we hail are the worst of all and the blood's run stale.
–¿Qué te gustaría que te regalase?– cuestionó Mary con una pequeña libreta y un bolígrafo en manos.
–Hmmmm.– Rasqué mi barba imaginaría.– No lo sé, lo que quieras.– Mary puso los ojos en blanco. Yo reí.
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¿De las Ilusiones se Vive?
Teen FictionLas ilusiones forman parte de nosotros, pero, ¿Se viven o se Aprenden a vivir?. Siempre me preguntaba qué sería de mi, a dónde sería capaz de llegar. Qué me esperaba en aquel cercano futuro, que aveces lo veía tan lejano. Siempre soñaba con estar co...