–¿David?.
–Hola, Alex. ¿Cómo éstas?.
Mi respiración se agitó.
Al parecer mis sentimientos y mis emociones eran las mismas de siempre cuando se trataba de David. Nada había cambiado.
Con él, no. Pero con Dylan, sí.
No podía evitar sentirme nerviosa cuando estaba cerca de él. Y me gustaría poder contarle todo a David, tal vez él me entendiera ¿Pero cómo decirle al chico que amas, lo que sientes por alguien más? Eso era cruel.
–Alex, ¿Estás ahí?– preguntó.
–Oh si, disculpa estaba distraída.
–Claro, tranquila. ¿Cómo éstas?.– volvió a preguntar.
–Muy bien.– mentí.
–Me alegro.– no lo veía, pero sabía que sonreía.
–¿Cómo están todos por allá?.– pregunté.
–Todos están bien.
–Genial, me alegro.– en verdad lo hacía.– Y dime ¿Ya hay una afortunada chica?– pregunté con un nudo formándose en mi garganta. ¿Por qué lo preguntaba? ¿Qué estaba mal en mí?
–Aun no.– se rió.– ¿Y tú? ¿No tienes novio? Debes tener a los chicos locos, tal como lo estoy yo.– se me escapó una risita y una sonrisa inmediatamente se plasmó en mi rostro.
–Para nada.– rió.– Pero creo que si me gusta alguien.– confesé.
–Ah.– Bajó el tono de voz.– ¿Cómo se llama?
–Dylan.
–Me gustaría conocerlo algún día.– Sonreí.
–Claro, igual con la chica que elijas, pero siempre te tendré que recordar algo.
–¿Que?– cuestionó dudoso.
–Que te quiero David
–Yo te amo, Alex.
Sonreí.
–Bueno, hablamos luego.
–Vale.– y corté.
-¿Qué coincidencia haberte encontrado no?.– habló él.
–No, no lo es. ¿Deja de seguirme si?– me sentía frustrada.
–No.– negó él.
–¡Joder!– Seguí con mi camino. Sin duda estaba nerviosa.
¿Por qué me perseguía? ¿Acaso en verdad le gustaba o le gustaba molestarme?
Cualquiera de las opciones estaban abiertas.
–No me mandabas a comer mierda cuando casi me besas.
Quedé estática en mi lugar. Era un total imbécil.
Me reí amargamente.– Corrección Dylan. Tú, casi me besas, yo no.– dije con tranquilidad las últimas palabras.
–Sea como sea, ¿No me pusiste alto o si?– dijo.
–No sé, no recuerdo nada de esa noche porque estaba ebria, ¿O piensas que hablaría contigo tan tranquilamente y prácticamente de noche?– su expresión arrogante cambió a una confundida y a la vez ¿Triste?.– Oh no, ¿En verdad creías que todo fue cierto?– reí.– Lo siento Dylan, porque no fue así. Yo jamás en la vida tendría algún tipo de relación con un imbécil como tú, ni mucho menos aún, besarme con él.– Dicho esas palabras continúe mi camino hacía la casa.
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¿De las Ilusiones se Vive?
Ficção AdolescenteLas ilusiones forman parte de nosotros, pero, ¿Se viven o se Aprenden a vivir?. Siempre me preguntaba qué sería de mi, a dónde sería capaz de llegar. Qué me esperaba en aquel cercano futuro, que aveces lo veía tan lejano. Siempre soñaba con estar co...