Ange y Jack en multimedia.
–Hola Tom, no vengas a Buscarme.
Agradecía muchísimo que mis padres me compraran aquel auto, y aunque de principio quería una motocicleta, justo ahora me sentía conforme con mi regalo. Por lo menos podría ir a donde yo quiera cuando quiera.
Mi teléfono vibró.
–¿Porqué?
–Auto nuevo
–Oh, al fin no molestarás a tus chóferes personales (amigos)
–Que gracioso.
–Lo sé pequeña. Nos vemos en la universidad.
–Vale.
Faltaban veinticinco minutos para entrar a la universidad y todavía estaba casa, así que tomé mis llaves y salí.
Abrí y entré al auto, era emocionante, además, el auto era muy lindo. Y, aunque no quisiese tanto uno, parecía una niña cuando le compraban la muñeca que quería.
Encendí el auto y encendí la radio.
Tarareaba la canción que sonaba por los nuevos alta voces mientras conducía por la transitada carretera.
Por lo que tenía entendido, Mary iría más tarde a la universidad a inscribirse o algo así, no estaba totalmente enterada.
Estaba emocionada, iba a estudiar con mis amigos, comenzaría una nueva etapa junto a ellos y Mary. Y sinceramente era algo que me emocionaba, pero me ponía los pelos de punta.
Crucé y entré en el estacionamiento de la universidad, recorrí un poco y a los pocos minutos localicé un puesto un tanto alejado, pero no importaba, por lo menos tendría un puesto.
Estacioné el auto, lo apagué y bajé de él. Caminé hasta la puerta principal pero antes de llegar alguien me abrazó por detrás.
–¿Cómo estas?– preguntó Jack.
–Hola, no sé si estoy nerviosa o feliz, pero bien, supongo.– le sonreí a mi mejor amigo girando un poco la cabeza para poder observarlo.
–Te entiendo, creo que estoy igual.– se encogió de hombros.–Vamos pequeña.
Me tomó del brazo y entramos a la enorme edificación. Era muy grande, creo que me perdería muy seguido.
Caminamos unos tantos metros, Jack al parecer sabía donde estaba todo ya que caminaba con paso seguro. Tal vez ya había encontrado a mi guía.
Caminamos unos metros más y en frente de mí estaba una puerta de madera, tenía un pequeño letrero que decía "Dirección". Me imaginé que buscaríamos nuestros horarios.
Él abrió la puerta y entramos, era una habitación grande, todo era de madera, o la mayoría de las cosas y al fondo estaba un escritorio y detrás de él una silla de cuero.
Sentada se encontraba una señora de unos sesenta y tantos años, tenía gafas que parecían culos de botella y su pequeña cara estaba llena de arrugas.
Jack me dio un empujón, lo que hizo que me sobre saltara ya que me había quedado parada observándo a aquella señora.
Nos acercamos al escritorio y tomamos asiento en las dos sillas que se encontraban en frente.
–Buenos días, ¿En qué los puedo ayudar jóvenes?– cuestionó.
–Buenos días ¿Nuestros horarios?– habló Jack.
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¿De las Ilusiones se Vive?
Novela JuvenilLas ilusiones forman parte de nosotros, pero, ¿Se viven o se Aprenden a vivir?. Siempre me preguntaba qué sería de mi, a dónde sería capaz de llegar. Qué me esperaba en aquel cercano futuro, que aveces lo veía tan lejano. Siempre soñaba con estar co...