Capitulo 30 "Te encontré".

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Apenas terminé de hablar con Ange sobre lo que pensaba acerca del secuestro de Alex, había tomado una decisión, le diría a los policías la dirección en donde se encontraba Alex, y aunque no estaba del todo seguro, tendría que hacer lo que fuera para volver a tener a Alex junto a mí, si tenía que dejar mi orgullo de lado lo haría, pero necesitaba estar con Alex. Ella no estaba conmigo, y debía de tenerla cerca de alguna manera, así la preocupación que cada minuto crecía más en mi pecho y el nudo en la garganta que me hacía tener que respirar con dificultad se esfumarían.

Tenía miedo, miedo de que Alex pensara que no era suficiente para ella, o mejor dicho, que se diera cuenta de que así lo era, que no podía estar con ella, por que yo no me la merecía. Y aunque sabía que era así, la quería, y lucharía para que viera de que estando a mi lado la protegería, que se diera cuenta de que ella pudo construir en mí, algo que ni yo mismo logré hacer desde que Annabel me dejó. Ese muro que me impedía seguir adelante se esfumó cuando Alex me sonrió por primera vez.

Tenía miedo de que Alex simplemente se fuera, y me volvieran a dañar otra vez como Annabel lo había hecho, porque una segunda vez creo que no podría soportarlo, creo que mi debilidad le ganaría a mis ganas de seguir adelante, y soportar de nuevo el dolor tan insoportable que se producía cuando una persona tan importante para ti te lastima, y no puedes estar tranquilo, era difícil.

Había una gran lista de personas que se encargaron de lastimarme y que se encontraban en la parte más oscura de mi ser.

Y había una pregunta que siempre rondaba por mi cabeza ¿Por qué Annabel no estaba allí?, aunque me quisiese convencer de que ella me dañó, me lastimó y se fue sin más, siempre había algo que me impedía que ella formase parte de esa lista de personas, porque aunque me lastimó, me hizo feliz de una manera inexplicable, yo la amaba. Pero ella me hirió convirtiéndome en una peor persona, peor de lo que mi padre me había convertido, lo que ella me hizo fue el cuchillo que apuñaló mi corazón, fue la gota que derramó mi vaso.

Ya le había dado la dirección a los policías, lo único que hacía falta era que terminaran de llamar a todos los refuerzos para ir en busca de Alex. Esto no era un simple arresto, ellos estaban buscando a Daniel desde hace meses. Me había costado abrir la boca, no quería arriesgar nada, sabía que en cuanto pongamos un pie allá, eso se iba descontrolar. Lo único que había pedido en cambio de mi información, era que me dejaran acompañarlos. Yo no pensaba quedarme acostado en la fría camilla viendo películas de los 80ts, en el lugar que más odiaba, mientras que unos inútiles policías iban por mi chica, eso jamás.

Al escuchar mi petición se negaron rotundamente con un:

–¡¿Qué?! ¿¡Es que acaso estás loco!? ¡Claro que no irás!– pero ellos estaban locos si pensaban que no iría.

Ellos no tenían opción, yo era su única oportunidad para salvar su trabajo, y ellos el mío para no llegar muerto antes de poder tocar a Alex. Se negaron cientos de veces hasta que recapacitaron y hablaron con su jefe, el aceptó más rápido de lo que pensaba, y agradecí a que él fuera más inteligente. Yo iría de cualquier forma, y aunque no pudiera ni siquiera bajarme del auto sin una silla de ruedas y abrazarla apenas la viera, igual quería que viera que estuve ahí, que yo ayudé, que la quería y que siempre estaría ahí para salvarla.

Los policías saldrían mañana en la mañana, no querían arriesgarse a ir hoy, era tarde y aumentaba el riesgo de que se formara un lío mayor en medio de la noche. De día no era tanta la amenaza y podían defenderse con mayor facilidad.

Mi madre al enterarse de lo que planeaba hacer, casi se desmaya. Pero al ver que no pensaba cambiar de opinión, que iba sí o sí, se tuvo que calmar y aceptar mi decisión. Max también iría, nosotros estaríamos en una patrulla aparte mientras debíamos dar las indicaciones hacia el lugar, eramos los únicos que sabíamos la dirección.

¿De las Ilusiones se Vive?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora