Caminábamos tomados de la mano recorriendo cada parte del hermoso parque, las luces de colores eran relucientes, y juntas hacían una mezcla de colores maravillosa.
La mano de Dylan sujetaba mi mano con delicadeza. Pero se aferraba a ella, casi como si tuviera miedo de que me fuera.
Cosa que jamás haría.
Él me trasmitía un calor inexplicable. Con él me sentía completa, mi ritmo cardíaco junto con mi respiración no eran nada normales cuando lo veía caminar por el pasillo despreocupadamente, cuando se acercaba a mí para plantarme un beso en la mejilla, o sin duda, aquellos buenos días que recibía apenas al levantarme.
Minutos después, la mano de Dylan se separó de la mía. Sorprendida por su acción, lo observé mientras él avanzaba hacía una de las plataformas de las atracciones, sobre ella se encontraba un tubo, lo tomó y se dirigió a mí.
–¿Te gustaría un poco de adrenalina?- su pregunta me causó intriga, por lo que fruncí el ceño.– Ya verás.– sonrió.
A continuación, Dylan rompió una de las grandes luces de una de las atracciones que se encontraba a un lado de nosotros y, una muy chillona alarma atormentó mis oídos en el mismo instante.
–Mierda, ¿Qué haces?– pregunté por encima del ruido.
–Calma.– me golpeó la punta de la nariz con su dedo índice.
Me volvió a tomar de la mano y continuamos caminando (El ruido ya había cesado). De pronto, a lo lejos comenzaron a escucharse las alarmas policíacas. Inmediatamente mi cuerpo se tensó y mi mente se alteró. Me separé bruscamente de Dylan, estaba lista para comenzar a correr, las alarmas cada vez se escuchaban más cerca.
–¿Qué pasa?– él solo se limitó a reír...– Es hora de correr muñeca.– susurró contra mi oído.
Reaccioné casi al instante, los policías ya se habían estacionado y bajado de sus autos. Para nuestra mala suerte, estábamos lejos de donde estaba estacionada la moto. Comenzamos a correr tomados de la mano y los policías tras nosotros. Al llegar a la cerca, pasamos por el hueco que habíamos utilizado para entrar anteriormente.
Subidos ambos en la moto, Dylan arrancó a toda velocidad y sus carcajadas eran acompañadas de los rugidos de la moto. Yo me aferraba fuertemente a su chaqueta de cuero. Los policías todavía seguían detrás de nosotros y Dylan cruzaba por varias calles intentando perderlos, cosa que no era tan fácil.
Finalmente tras muchos cruces más, logramos perderlos, o mejor dicho, Dylan logró perderlos y manejábamos un poco más tranquilos hacía mi casa.
–¿Te ha gustado la noche?– preguntó estacionando la moto a unos metros lejos de mi casa.
–Pues digamos que sí, no quiero herir tu ego.
Se rió.– Tranquila, no lo harías aunque quisieras.
–Ya lo empiezo a creer.– Sonreí.– Gracias por una noche diferente y un poco desesperante.– lo besé en la mejilla para luego avanzar hacía mi casa.
–Hey, ¿Enserio crees que te dejaré ir así de fácil?– me voltee hacía él.
–¿Por qué no?
–¿Dónde está mi beso de buenas noches?
Me mordí el labio inferior.
–Pues ya te lo he dado, ¿No?– Dije acercándome nuevamente.
–No lo creo.– tiró de mí haciendo que quedara recostada sobre él, mientras él estaba recostado en su moto.
Nuestros labios rozaban y nuestras respiraciones eran agitadas.– ¿Y por qué tú no me das el beso de buenas noches?– reté rozando nuestros labios.
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¿De las Ilusiones se Vive?
Teen FictionLas ilusiones forman parte de nosotros, pero, ¿Se viven o se Aprenden a vivir?. Siempre me preguntaba qué sería de mi, a dónde sería capaz de llegar. Qué me esperaba en aquel cercano futuro, que aveces lo veía tan lejano. Siempre soñaba con estar co...