Calidez. Era todo lo que sentía durante ese breve instante. Su mirada y su sonrisa eran puramente cálidas. La veía, como todas las tardes, dirigirse a entrenar al bosque con su hermano y con alguno de sus padres, o con ambos.
-¡Hey Bryan, buenos días!
-H-hola Scarlet.- Ahí estaba, aquella sublime sensación que lo envolvía.
-¿Vienes?
-No puedo, tengo que regresar a casa, todo ha empeorado por el asunto de esa estúpida "deuda", no dejan de hostigarnos.
-Uh, lo lamento Bry, espero todo mejore pronto y así poderte ver después del atardecer.
Un beso en la mejilla fue suficiente para olvidar el dolor por un buen rato, además de una excelente despedida. Hasta llegar a casa. Los mismos desconocidos, miradas frías, reclamos y después, gritos. Sentíase en un cuarto construido de odio ajeno y nunca había nada que pudiese hacer para librar a su familia de los errores y culpas que habían heredado. Tan sólo le esperaba otro día de pretender ignorarlo todo.
Gritos, de nuevo, pero esta vez de su madre. El miedo lo impulsó a tomar el arma que escondía debajo del colchón pero los incesantes alaridos lo obligaron a huir de su hogar entre lágrimas, a correr y correr por las frías calles para escapar de ellos. No se detuvo hasta que lo único que escuchaba era la noche y sus oscuros secretos. Estaba en el bosque, cerca de donde solían entrenar, jadeante y asustado. Incluso los sutiles ruidos de los animales lo perturbaban, empuñó su arma y comenzó a disparar con rabia desenado asesinar los recuerdos.
-Bry...
Se volvió de golpe, con el arma apuntando y decidido a terminar con todo lo que le hiciese frente.
Estaba ella, frente a él, pálida como la luna e intentando reconocerlo en vano. La ira aún no desaparecía de sus ojos ni el cañón dejaba de apuntarla.
Entonces la vio alejarse de él, corría en la penumbra hasta casi desaparecer. "Lejos del monstruo".
-Scarlet, espera...
La siguió pero parecía que nunca la alcanzaría, y su figura se desvanecía cada vez más, hasta que no había camino alguno que recorrer. Y de pronto, fuego. Lo único que apreciaba eran las ardientes flamas envolviéndolo todo en un instante. Y, detrás del incesante fuego, su casa, su familia, o lo que quedaba de ella...
Lo abrumaba la desesperación e intentaba adentrarse a las llamas para rescatarlo todo, pero la realidad era más cruel. "¡No queda nada que hacer...!". Entre lágrimas y sollozos yacía su impotencia y su coraje.
-Tranquilo, todo irá bien; estamos contigo.
Una voz dulce acompañada de una tenue caricia y junto a ella una mirada que le brindaba determinante fuerza. Y por último, un abrazo que lo encalmaría todo...
Despertó, jadeando y un tanto aterrorizado, estaba sudando su propio miedo, pero ella estaba con él y sólo eso le bastaba, se dejó envolver en sus brazos agradeciendo su presencia.
Sus demonios encallaron.
-Todo irá bien Bry, sé que ha pasado algo de tiempo, pero ya verás que pronto tus pesadillas se esfumarán.
Asintió intentando una sonrisa, realmente no estaba seguro de ello, pero lo que si podía asegurar era cuánto agradecía su presencia en aquel momento y ahora, en su presente.
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En Memoria de la Seductora Guerra.
ActionRomance o sólo un lívido deseo. Repudio y amor, cimentados en la crudeza de una Guerra estratégica de la que es irreal salir con el espíritu ileso. "No escoges dónde nacer, ni tampoco tu destino, pero escoges por quién luchar; porque han sido las im...