El día siguiente sólo había empeorado junto con su oscuro presentimiento. Los estruendosos relámpagos se imponían dominantes sobre el grisáceo cielo y lo iluminaban por unos cuantos segundos creando una tétrica escena.
Todos se encontraban en casa excepto Z. Kavalier.
Habíase reunido con algunos de sus colegas en una de esas muchas propiedades que parecen abandonadas, como acostumbraba pasado el conflicto en los cuarteles generales.
Rebeldes. Así comenzaron a llamar a todo aquel que no estuviese del lado del Führer y su estúpida obsesión de anarquía, de convertir a todo un pueblo en su propio ejército y dominar más de lo que pudiese controlar; para su desgracia, él contaba con más y mejores hombres en su armada, así que el golpe que planeaban debía ser preciso y mortal, y para ello se necesitaba tiempo, paciencia e inteligencia.
Todas sus operaciones debían ser encubierto. El pueblo debía saber sobre la resistencia pero no conocer sus rostros aún. Y Ziel confiaba en sus hombres y en sus buenos ideales, pero siempre existiría algún subordinado que provocara fugas de información.
-¡Ese maldito soplón!.- Gritó indignado uno de los Generales que encabezaban la resistencia. -El palacio quiere vuestra cabeza más que nunca Kavalier, y ahora saben todo sobre vos gracias a ese...
-¡Bastardo!.- Irrumpió Ziel golpeando con rabia la mesa que estaba frente a ellos. -Lo asesinaré apenas vea su estúpida cara.
-No es tiempo de venganza Teniente, ahora debéis huir con aquellos muchachos que tanto os has empeñado en cuidar, cuanto antes, podéis buscar un sitio seguro al sur, cerca de las montañas y estableceros ahí.- Propuso otro de los Generales.
-Ya, tenéis razón; partiré y os daré señales de vida lo más pronto posible; caballeros.- Concluyó Ziel haciendo un gesto de despedida.
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Tarde. Un escuadrón del Führer había llegado unos segundos antes y derribado la puerta. Seis soldados y el hijo del Führer. Brud les había hecho frente sin saber siquiera de qué demonios se trataba aquel allanamiento.
-¿Qué es lo que buscan aquí?.- Dijo con tono apacible.
-Como si no lo supieran, hemos venido a arrestar al ex Teniente Z. Kavalier por traición; ah en qué infierno ha decidido esconderse ahora.- Habló el príncipe mofándose del lugar.
Scarlet y Bryan tomaron discretamente sus armas y las prepararon.
-Vale ya veo, pues primero tendrías que pasar sobre mi cadáver idiota.- Respondió Brud retándolo.
-No hace falta.- Dijo el príncipe escabulléndose ágilmente por un costado de Brud hasta llegar hacia donde estaba Scarlet, la tomó bruscamente del cuello y apuntó su sien con un revólver. -Generalmente no me importaría asesinarlos a todos pero necesito la maldita respuesta, ¡¿Dónde cojones se encuentra Ziel?!, o lo delatan justo ahora o le vuelo la cabeza a esta bella Mädchen...
-Ha,- Una risilla lo interrumpió, había sido Scarlet quién le sonreía desafiante apuntando una de sus dagas directo a su yugular.
Entonces todos los guardias apuntaron hacia ella y los chicos apuntaron hacia los uniformados.
-¡Hey, caótico circo que han armado sin mi!.- Expresó Ziel desde la entrada. -Va, tranquilos aquí estoy, déjenlos en paz y me iré con vosotros si eso es lo que queréis...
El doble fuego de un cañón fue mucho más veloz que las miradas y las intrigas. Dos balas impactaron en el cuerpo de Ziel, una en su pecho y otra desviada hacia su hombro.
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En Memoria de la Seductora Guerra.
ActionRomance o sólo un lívido deseo. Repudio y amor, cimentados en la crudeza de una Guerra estratégica de la que es irreal salir con el espíritu ileso. "No escoges dónde nacer, ni tampoco tu destino, pero escoges por quién luchar; porque han sido las im...