1.8. Tengo hambre

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Que Liam me dijera que huelo bien me desconcertó un poco porque no esperaba algo así de él, pero ya Taylor, no puedes volverte loca por un comentario.

Una parte de mí seguía odiándolo y resentida por no poder decirle lo que sentía, me mataba el no poder decirle y verlo normal sin ningún remordimiento. No sé si el tiempo esta vez ayude a sanar.

Las clases terminaron y Marian se ofreció a llevarme en su auto, me negué diciéndole que había quedado en irme con alguien más, le mentí claramente. No la conozco bien y la primera vez que hablamos fue en la enfermería, no tenía la confianza de ir con ella, aunque pareciera buena chica.

Así que solo esperé el autobús, me dolía un poco la nariz y de vez en cuando respiraba por la boca y solo podía pensar en cómo le explicaría a mamá que me caí y que me fracturé la nariz, bueno, hasta eso suena convincente. Ya sé que digo que le tengo mucha confianza y que es mi todo y aún no le cuento lo que me pasa, pero es que, ¿nunca han sentido que es más fácil hablar de temas difíciles con personas lejos de tu familia? Es complicado, pero en algún momento se lo diría. Solo no quiero sentir lástima por más gente.

El autobús llegó, subí en él y me senté. Seguía pensando en Liam pero también en Marian, en por qué no la recordaba de antes y por qué nunca hablamos. Supongo que el destino tiene su propia forma de obrar.

Al llegar no vi los autos de Liam y Alice, que bien, quería descansar un poco. Rápidamente entré por la puerta y corrí hacia mi cuarto. Me quité los zapatos y me lancé a la cama. A dormir.

[...]

El hambre me despertó, vi la hora y eran las 6 de la tarde, mamá me mataría, no he estado trabajando en estos últimos días. Me levanté y fui a la cocina a comer algo, en un rato me pondría el súper traje.

Me hice un sándwich y lo comí tranquilamente, le escribí a mamá y dijo que había salido a hacer la compra, la señora Evans confiaba en ella para eso. Salí de la cocina y me cambié. Hay un cuarto de servicio donde se encontraban todos los utensilios para limpiar, siempre hay alguien que me dice que falta por limpiar pero no estaba.

—Hola, ¿buscas a Antonio? —pregunta Lisa, la cocinera, Antonio era el encargado de la limpieza.

—Sí ¿dónde está? —me giro hacia ella y se sorprendió al ver mi nariz con un parche—, un accidente en la escuela, no es grave —le dije y comenzó a asentir con la cabeza.

—Espero que te mejores pronto, Antonio salió con tu mamá pero dejó la lista de tareas en la pizarra de tareas —dijo, me dio una sonrisa y se marchó.

Que tonta, como no se me ocurrió ver esa pizarra antes. Había pasado por ella, literalmente está al entrar por el cuarto de servicio. No eran muchas cosas por suerte, lavar las sábanas y quitarle el polvo a los cuadros y a la escalera. Bueno, el fuerte olor de los detergentes puede que me afecte un poco y el polvo ni se diga, lo mejor que puedo hacer es usar una mascarilla. Tomé una y subí para buscar las sábanas sucias.

—Hola —escuché que alguien subía las escaleras, era Liam.

—Hola —dije entrando al cuarto de sus padres, sé que no estaban en casa y por eso entré, al salir Liam me esperaba con las manos en los bolsillos delanteros—, ¿se te ofrece algo? —le pregunto.

—¿Qué haces? —dice fingiendo cara de confusión, era obvio lo que hacía.

—No pues ya sabes, aquí en el mar, nadando con delfines —le digo inclinándome hacia el cesto de sábanas. Liam se ríe y yo disimulé un poco—, me tengo que ir, si necesitas algo avísame —le dije, tomé el cesto e iba a bajar por las escaleras pero él me detiene tomando en cesto.

—Espera, hiciste una nueva amiga, eh —, dice y parecía celoso—, ¿quién es ella?

—Tengo amigos Liam, y se llama Marian
—le respondo—, ¿algo más? —pregunté.

—Nunca la había visto —dijo encogiéndose de hombros.

—Pues yo tampoco y según ella siempre ha estado en la escuela –no sabía porque le contestaba este tipo de preguntas pero tenía que seguir con mis deberes. Liam solo asentía, no parecía estar convencido—. Oye en serio debo terminar, hablamos luego —digo y tomo el cesto.

—Sal conmigo, a una cita —dijo.

—No Liam, no creo que sea lo correcto
—ya iba a iniciar a dar excusas para no salir y de la nada recordé ese feo momento en el que me dejó sola caminando hacia la casa y pasó todo. Empecé a alejarme.

—Solo es una cita, sin compromisos, solo nosotros —dice tratando de convencerme. Yo seguía negando con la cabeza.

—¿Cómo sé que esta no será otra broma dd tu parte? —le pregunto cruzándome de brazos—. La última no fue nada divertida —ya sentía que quería llorar.

—Te prometo que no lo es, soy un hombre de palabra —dijo y aunque me hacía dudar terminé aceptando.

No estaba segura de lo que podía pasar pero no hay que estar pendientes al futuro. Sería tonto repetir la misma broma, pero con él quien sabe.

—Esta bien –dije logrando que Liam sonriera levemente.

—De acuerdo, mañana a las 8 —dijo, te ayudaré con esto señaló el cesto con su mirada.

—No te preocupes, yo puedo —le dije intentando tomar el cesto pero él no me dejó y más bien bajó las escaleras.

Me mira y sonríe para luego irse, ¿sabrá dónde está el cuarto de lavandería? Después de unos segundos de procesar que saldría con Liam, bajé las escaleras. Él se encontraba lanzando las sábanas a la lavadora y yo sólo lo miré en silencio.

—¿Qué haces? —hago la misma pregunta que me hizo, pero esta vez reía un poco.

—Ya sabes, acostado viendo la televisión —dijo mientras me miraba y los dos reímos. Me acerqué a él y empecé a lanzar la ropa en la lavadora.

Me ayuda con mis deberes y me invita a salir, no es el Liam que conocí hace ya un tiempo. Creo que de verdad cambió, al igual que la forma en la que me ve, no solo como una sirvienta, tal vez me quiera como amiga o puede que le guste. Está situación me confunde, como quiera haber hecho las cosas diferentes.

[...]

Pasaron más de 3 horas y por fin había terminado, mi madre ya había llegado y me vio con el parche, se preocupó y tuve que detenerla para que no quemara la escuela, tener una mamá leona aveces es complicado. Le expliqué cómo sucedieron las cosas, no parecía convencida, ¿acaso las mentiras no se me dan bien?

En fin, terminé las tareas de la escuela y me puse a escuchar música. ¿Qué me pondría para mañana? Tengo miedo, tal vez deba decirle a Lin que me acompañe, o se quede cerca por si pasa algo, no lo sé, trato de ser precavida.

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