"Continuamos por el río Hudson, nunca desacelerando mientras la mañana se transforma en la tarde. Logan acelera mucho, el rugido del motor siempre presente, decididos a llegar lo más lejos posible de los tratantes de esclavos, de Manhattan, como sea posible. Toda la mañana estoy en ascuas, mirando y escuchando para detectar cualquier señal de algo.
Pero mientras más tiempo pasa, empiezo a relajarme. Logan finalmente reduce la velocidad un poco, a modo de crucero, y el motor queda en silencio. Volteo a ver a Rose, quien ya está bien dormida en los brazos de Bree. Bree se reclina hacia atrás, con los ojos cerrados. Penélope está en su regazo. Ben se desploma, con la cabeza entre las manos. Y Logan simplemente se queda mirando, con los ojos fijos en el agua, inexpresivo como siempre. Toda la energía en nuestra embarcación es más relajada.
Logan reduce aún más la velocidad de la lancha, y me pregunto por qué, cuando miro al agua, veo enormes pedazos de hielo. Se hacen más gandes y más frecuentes a medida que avanzamos. Logan desacelera para evitarlos y cambia de dirección a la izquierda y a la derecha"constantemente, abriéndose paso. Todo ese hielo me preocupa, especialmente porque siento un viento muy frío en mis huesos, siento que se hace más frío cada minuto. El cielo, que apenas hace unas horas era brillante, ahora es espeso y gris. De hecho, la niebla está empezando a asentarse en el agua. Siento que se acerca una tormenta.
De pronto, copos de nieve comienzan a caer del cielo. Son grandes y suaves, y se sienten reconfortantes al caer en mi mejilla, como si algo todavía fuera puro en el mundo, como si aún funcionara como se debe. Me hacen pensar en mi niñez, en tiempos más felices, cuando me encantaba la nieve. Cuando significaba que no iríamos a clases, que jugaría con mis amigos. Ahora, sin embargo, sólo significa tener más frío y estar más mojada. Ahora es solo un inconveniente.
En pocos minutos, la nieve se vuelve más brillante, nos azota en la cara, blanquea el cielo. Incluso, dificulta la visión.
Logan desacelera todavía más, y me pregunto si ya no tenemos combustible. Voy corriendo y me paro junto a él y miro el manómetro: queda menos de un octavo de tanque, pero aún no llega al foco rojo"No sé por qué él está bajando la velocidad, hasta que miro hacia adelante y lo veo: ahí, ante nosotros, está una isla a mitad del río Hudson. No es enorme, pero tampoco es pequeñita: quizá mida una media milla de largo y la mitad de ancho. Es larga y"estrecha, rodeada por una playa de arena y cubierta de árboles frondosos, muchos de los cuales son pinos, cubiertos de nieve. Noto que Logan se queda mirándola y sé lo que está pensando. Voltea y me mira:
"Casi no tenemos combustible", dice. "Y navegar con esta tormenta es buscar problemas. El hielo se está haciendo más grueso y el río se está endureciendo. Si seguimos así, podríamos hundir la lancha. Y pronto va a anochecer. Podemos presionarla o estacionar en esta isla; esperar hasta que el río se deshiele y pase la tormenta". Él analiza el cielo. "Si continuamos, podríamos quedarnos sin combustible y sin refugio. Sabemos lo que ocurrió la última vez que aparcamos en la costa. Quedarnos en una isla podría ser más seguro".
"Estoy de acuerdo", le digo. "Es más seguro".
Él suspira.
"No es que quiera aparcar", continúa diciendo. "No quiero. Necesitamos seguir adelante. Necesitamos poner toda la distancia posible entre nosotros y ellos. Tenemos que ir al norte y encontrar combustible. Pero tenemos que capear esta tormenta. Y creo que una isla es el lugar más seguro para hacerlo. Quizá podamos quedarnos unas horas. Tal vez toda la noche. Dejar que pase, y después"continuar. Quién sabe: tal vez encontremos algo en ella, algo para cazar o para rescatar"."Por una vez, creo que estamos de acuerdo", le digo, y no puedo evitar sonreir.
Logan intenta reprimir una sonrisa, pero la noto.
"Vamos a rodearla", le digo. "Para asegurarnos de que no hay nada hostil y encontrar el mejor lugar para atracar".
"De acuerdo", dice él.
Logan da vuelta a la lancha, llevándonos alrededor de la isla. Tiene una costa poco profunda, tal vez de unos tres metros de profundidad, las olas golpean suavemente, contra ella. Bordeando la arena están los gruesos árboles, proporcionando un agradable refugio en todas direcciones. Al llegar por el otro lado, veo a los árboles de cerca y busco cualquier señal de movimiento. No veo ninguna. Pero, nuevamente, esta isla es engañosamente grande y los árboles son gruesos: podría haber cualquier cosa ahí. Sin embargo, dudo que haya alguna persona. No veo evidencia de ello: no hay lanchas, no hay huellas. Tal vez podría haber animales. Tal vez ciervos o zorros, o algo más. Se me hace agua la boca de solo pensarlo.
Damos vuelta por el otro lado, casi terminando nuestro tramo, cuando veo un lugar perfecto para atracar la lancha: un afloramiento de rocas en el agua, donde podríamos atar la"embarcación y protegernos de la tempestad por los dos lados. Aún mejor, las rocas se extienden en la tierra, transformándose en una"montañita, en cuyo interior hay una gran grieta para una cueva. No podría ser más perfecta: podemos refugiarnos en la cueva para esperar a que pasen el viento y la tormenta, todo sin perder de vista nuestra lancha.
Extiendo la mano y la señalo.
"Estoy en ello", dice Logan. "Voy un paso por delante de ti".
Él apaga el motor a medida que nos acercamos y nos desviamos hacia la roca, nuestra lancha gira hacia un lado. Sujeto la cuerda, me dirijo a la proa y bajo de un salto cuando llegamos a la orilla. Aterrizo sobre mis tobillos en el agua helada y me resquema mientras corta mis botas de cuero. Pero estoy feliz de estar nuevamente en tierra, y no pierdo tiempo para sujetar la lancha y tirar de ella en la arena. Logan baja de un salto y me ayuda, y juntos, logramos tirar de ella unos cinco pies en la arena. Ato la cuerda firmemente alrededor del agujero de anclaje en la parte delantera de la embarcación, luego se la entrego a Logan, quien encuentra una muesca en la roca alrededor de la cual la envuelve. Él la prueba varias veces: está segura. Nuestra lancha"no irá a ningún lado.
La falta de movimiento finalmente hace que Ben se espabile, y él levanta su cabeza y mira alrededor por primera vez. Él me mira con cara de sueño.
"¿Dónde estamos?", pregunta.
"En nuestro nuevo hogar", dice Logan.
"Hasta que pase la tormenta", agrego."Por un momento me pregunto si Ben va a discutir, a expresar una opinión diferente, tal vez se enoje con nosotros por decidir sin consultarle. Pero simplemente se levanta tímidamente de la lancha. Su ánimo está destrozado y parece no saber dónde está.
Voy a la parte trasera de la lancha, me apresuro a acercarme a Bree y a Rose. Están bien dormidas y despierto a Bree con suavidad. En cuanto abre sus ojos, no mira a mí de inmediato, sino a Rose, con el miedo y preocupación grabados en su rostro.
Yo misma examino a Rose, y también tengo miedo. Ella no se ve bien. Está más pálida que nunca, y aunque sé que está dormida, no puedo evitar sentir que su rostro parece el de un moribundo. Miro su brazo, su vendaje y noto grandes manchas de color rojo a ambos lados de la mordedura. Está infectada—y se expande rápidamente.
Trago saliva, mi boca está seca, sé que esto no está bien. Me siento impotente. Me gustaría que hubiera algo que yo pudiera hacer, algún lugar al que pudiera llevarla. Pero no hay nada. La champaña y las píldoras para dormir, patéticamente, son todo lo que"puedo ofrecerle.
Me agacho y tomo a Rose en mis brazos. Penélope se niega a quitarse de su regazo, así que las sostengo a las dos y las llevo cargando como a un bebé. Rose está débil y dormida. Gracias a Dios por eso."Espero que no sienta algún tipo de dolor en estos momentos.
Bree se levanta y camina junto a mí. Le paso a Rose a Logan, después bajo de un salto y sujeto a Bree, bajándola de la lancha. La nieve cae con fuerza alrededor nuestro. Miro a Logan cargar a Rose a la cueva y tomo la mano de Bree y los sigo.
"Toma los demás sacos, ¿quieres?", le digo a Ben. No quiero que sea un inútil, más que nada por su propio bien.
Ben hace lo que se le pide, metiendo la mano en la lancha y sujetando los envases de alimentos y suministros. Volteo con Bree y caminamos por la suave arena, hacia la cueva.
"¿Rose se pondrá bien?", pregunta Bree. "¿Dónde estamos?"
"Estamos en una pequeña isla", le digo. "Nos quedaremos aquí hasta que pase la tormenta".
"¿Hasta que Rose se mejore?", pregunta ella.
Trago saliva, sin saber qué responder. Yo misma quisiera saberlo.
"Haré todo lo que pueda por ella", le digo. "Lo prometo".
Llegamos a la entrada de la cueva y me siento aliviada de ver que es el refugio perfecto para nosotros. Es de unos 4.5 metros de alto y nueve metros de "profundidad, con tres metros de altura, no es muy profundo y no puedo ver dónde termina. Puedo ver que no hay animales—ni gente—ocultos adentro. Y al entrar, se siente varios grados más caliente aquí—tal"vez por el refugio del viento. Veo hacia abajo y noto que el suelo de tierra también está seco, la nieve se detiene a unos metros de la entrada.
Creo que podemos hacer una fogata aquí. Estamos protegidos del viento, y protegidos de la vista de cualquiera que pudiera estar mirando. Es el lugar perfecto para todos nosotros, para descansar y recuperarnos y orientarnos.
Logan coloca suavemente a Rose sobre el suelo de tierra, se quita la chamarra y con delicadeza la pone debajo de la cabeza de ella. Me sorprende verlo. No tenía idea de que pudiera ser tan amable.
Penélope se para en el pecho de Rose, a cuatro patas, temblando. Ella se hace ovillo, acostada, presionando su barbilla en el pecho de Rose, mirándola con ojos tristes, negándose a irse de su lado.
"La infección es grave", dice Logan en voz baja mientras se apresura a acercarse a mí. "Necesita medicamento".
"Lo sé", le digo. "¿Qué sugieres que hagamos?"
Él niega con la cabeza denodadamente. "No lo sé", contesta finalmente.
Ben entra con todas las bolsas de comida y provisiones y los coloca en el interior de la cueva. Logan se aleja con una "mirada de enojo, aún molesto con él por quedarse dormido en la guardia.
Por lo menos aquí, en esta cueva, estaremos más seguros. No tendremos"necesidad de hacer guardia. Prácticamente no hay forma de que alguien pueda emboscarnos aquí, acercándose en lancha. Y eso haría ruido. La manera en que lo veo es que si esta isla realmente está desierta, entonces no tenemos ninguna preocupación. Me dirijo a Logan.
"Antes de instalarnos", le digo, "necesitamos saber que no hay nadie más en la isla, a la espera de sorprendernos. Debemos buscar comida en este lugar, antes de que la tormenta empeore, a ver si hay remanentes, cualquier suministro que podamos encontrar, incluso algún tipo de medicamento. Tal vez incluso haya animales para cazar—tal vez podríamos encontrar algo para cenar".
"Buena idea", dice él. "Pero no debes ir sola". Él voltea a ver a Ben. "Iría con ustedes, pero no puedo. Tengo que hacer guardia. No voy a dejar todas nuestras cosas—y nuestro barco—bajo la vigilancia de Ben".
Lo dice en voz lo suficientemente alta para que Ben lo escuche, pero Ben, aún fuera de sí, no reacciona.
"Vayan ustedes", añade Logan, "y llévate a Ben contigo".
Me dirijo a Ben, esperando que discuta o se moleste. Pero para mi sorpresa, no lo hace. Parece un hombre devastado. Él baja la cabeza"Lo siento", dice suavemente. "Lamento haberme quedado dormido"."Escucho en su voz que lo dice en serio. Está tan agobiado por la culpa—culpa por su hermano, y ahora, por lo que le ha pasado a Rose. Es doloroso mirarlo y prefiero ir sola. Pero Logan tiene razón: debo ir acompañada. Y si me cuida, supongo que es mejor que nada.
Me dirijo a Logan.
"Este lugar no es tan grande. Regresaremos en una hora".
"Si no vienen, no puedo ir a bucarlos", dice él, "sin arriesgar a los demás".
"No vayas a buscarme", le digo. "Si no regreso, sabes que será que morí. Y en ese caso, toma a las niñas y a la lancha y sigan adelante".
Logan asiente con la cabeza solemnemente, y puedo ver el respeto en sus ojos.
"Regresarán", dice.
*
Ben y yo caminamos arduamente a través de la isla estéril, con el arco y la flecha colgada a mi hombro. Nunca he disparado un arco y flecha, y probablemente lo haré terriblemente, pero supongo que si me encuentro con algún tipo de animal, me las arreglaré. Tenerlos me hace no sentirme tan mal por detenerme a recoger a Rupert, si no por otra razón, que la de tener esta arma.
Mientras"caminamos en silencio, la nieve cae como diluvio a nuestro alrededor, el mundo está increíblemente quieto. Sólo escucho el sonido de la nieve crujiendo debajo de nuestros pies, y el"murmullo lejano de las olas. El cielo de la tarde es color gris liso. Sólo hemos estado fuera durante diez minutos y en ese tiempo, la nieve fresca me llega a los tobillos.
Estoy en guardia mientras caminamos, con una mano sobre el cuchillo que traigo en el cinturón. Hemos cruzado la mitad de la longitud de la isla y todavía no hay señales de nada. Esta isla es como un bosque en miniatura, cubierta de espesos árboles, sin señales de estructura o de que haya personas, o incluso de alguna actividad reciente. Me siento cada vez más segura, cada vez más a gusto.
A lo lejos, veo el otro extremo de la isla y sigo caminando hacia él, abriéndome paso entre los árboles. Una vez que lleguemos ahí, me sentiré más alivida, sabiendo con seguridad que no hay nadie más aquí y que podemos dormir tranquilos esta noche. Pero al mismo tiempo, si no encuentro algún suministro que rescatar, me sentiré decepcionada, sabiendo que regresaré con las manos vacías con Rose, quien está ahí acostada, muriendo.
Exploro los árboles nuevamente, buscando alguna señal de comida, o de lo que sea. Me detengo en seco y Ben se para"junto a mí. Me quedo ahí, escuchando, durante varios segundos. Pero lo único que escucho es el gran silencio. Cierro los ojos y escucho los copos de nieve cayendo, tocando mi piel, y fuera de eso, el chapoteo ligero del río contra la"costa. Espero sesenta segundos. Todavía nada. Es como si estuviéramos solos en un universo prehistórico.
"¿Por qué nos detenemos?", pregunta Ben.
Abro los ojos y sigo caminando. Caminamos en silencio durante varios minutos, rumbo al extremo de la isla.
Mientras más caminamos, más empiezo a cuestionarme acerca de Ben. No puedo evitar preguntarme qué fue exactamente lo que le pasó allá, en Manhattan. Qué le pasó a su hermano. Me pregunto si puedo hacer que se exprese. Es obvio que parece que necesita hacerlo.
"No te mortifiques tanto", le digo, rompiendo el silencio. "Me refiero a cuando te quedaste dormido allá: pudo habernos pasado a cualquiera".
"Pero no fue así. Me sucedió a mí", responde. "Fue mi culpa. Es culpa mía que Rose esté herida".
"El remordimiento y la culpa no nos servirá de nada ahora", le digo. "Nadie te está culpando. Al menos yo no".
Se encoge de hombros, parece desolado, mientras seguimos caminando en silencio.
"¿Quieres que hablemos?", le pregunto finalmente, queriendo que exprese sus sentimientos. "¿Qué te pasó en la ciudad? ¿Qué le pasó a tu hermano? Quizá te haga sentir mejor hablar de eso".
Lo observo mientras caminamos. Él agacha la mirada, como si estuviera"pensando, y finalmente niega con la cabeza.
Lo intenté. Y respeto su privacidad. Tampoco estoy segura de que querría hablar de eso, si etuviera en su lugar.
Llegamos al otro extremo de la isla, los árboles están en tierra abierta, cubiertos de nieve. Salgo a la punta y desde aquí, tengo una vista panorámica del río Hudson, en todas direcciones. Es como un inmenso mar que nos rodea por todos lados, con enormes trozos de hielo endureciéndose alrededor, la nieve cayendo sobre ellos. Parece surrealista, prístino. Mientras el viento azota mi rostro, siento por un momento como si solo quedáramos nosotros, como náufragos en un vasto mar.
Exploro las costas en todas direcciones, en busca de cualquier señal de estructura, de movilidad, de movimiento. Pero no veo ninguno. Es como si la naturaleza, sin hombre alguno que se imponga sobre él, hubiera regresado a ser como antes.
Estando ahí parada, en la cosa, noto algo en la arena, que sobresale en la nieve. Doy unos pasos hacia adelante, me agacho, y lo recojo. Es verde y brillante, y al recogerlo, me doy cuenta de que es una botella—una botella grande de vidrio, que debe haber sido arrastrada a"la orilla.
Exploro el resto de la costa y veo otra cosa, brillante, flotando en el agua, rozando la orilla. Corro a recogerla. Es una vieja lata de aluminio."No sé qué pensar de estas cosas—no es el cofre del tesoro que esperaba encontrar. Pero aún así, estoy segura de que podemos usarlas, y es algo para llevar de regreso.
Giro y me doy vuelta, dispuesta a volver. Esta vez, voy por el otro lado de la isla, por un grupo diferente de árboles, esperando encontrar algo, cualquier cosa.
Caminamos arduamente por el bosque, en silencio, y me siento decepcionada de no haber encontrado nada que usar, pero aliviada de que la isla sea solamente nuestra. Empiezo a bajar la guardia al darme cuenta de que pronto estaré de regreso en la cálida cueva. Mis manos y pies empiezan a congelarse más mientras caminamos, y los encojo y estiro, intentando hacer circular la sangre. Mis piernas están cansadas, y estaré feliz de sentarme en la cueva y relajarme cerca del fuego.
Esto me hace dar cuenta de que vamos a necesitar suministros para encender una fogata. Recuerdo felizmente los fósforos y velas que rescaté de la casa de papá. Pero me doy cuenta de que también necesitaremos ramas—secas, agujas de pino, todo lo que pueda encontrar. También me doy cuenta de que deberíamos llevar ramas de"pino para que el suelo sea más cómodo para todos.
"Busca ramas", le digo a Ben. "Ramas secas. Pequeñas. Que no estén en el suelo, ni cubiertas de nieve. Necesitamos leña."También busca grandes ramas con agujas de pino suaves, para ponerlas en el suelo".
Ben camina unos pocos centímetros detrás de mí y no responde, pero sé que me escucha porque se acerca a un árbol y escucho el crujido de una rama.
Yo misma veo un árbol, con una rama seca que sobresale de él, y acerco la mano y la desprendo. Es perfecta. Con un puñado de ellas, podemos encender una chimenea toda la noche.
Mientras camino hacia otro árbol, de repente escucho cómo se quiebra una ramita. Ben está junto a mí, así que sé que él no lo hizo. Mi corazón se detiene. Nos están observando.
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Arena dos la Trilogía de la supervivencia
Science FictionHabiendo salido de lo que una vez fue Manhattan Brooke Ben Bree Rose y Logan van por el río Hudson en una lancha con poca comida y poco combustible se dirigen hacia el norte a buscar la cuidad en Canadá Se dan cuenta de que hay más arenas que son...