Once

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"Caminamos por los escombros llenos de nieve, hasta el centro de la Calle Principal, y veo la ciudad apocalíptica que se extiende ante nosotros. Es la ciudad más grande que he visto en años, con docenas de manzanas, por lo que alcanzo a ver. A cada lado de nosotros hay edificios en ruinas, quemados. La devastación es tremenda. Me recuerda a algunas de esas fotografías que vi de ciudades bombardeadas después de la Segunda Guerra Mundial."La nieve, mientras se derrite, nos sigue llegando a los tobillos, y diversos objetos sobresalen, como juguetes abandonados. Veo el casco de un coche quemado, con las ruedas cubiertas de nieve, con la parte superior oxidada. Más allá de éste, veo una carretilla rota.
Todos estamos tensos, en guardia, a medida que nos adentramos más en lo que alguna vez fue una ciudad. Espero y rezo porque tengamos combustible. Todo lo que necesitamos es una casa, una tienda, una habitación—algo que quede descubierto. ¿Quién sabe? Quizá encontremos algo más que combustible. Tal vez comida, armas, municiones.
Llegamos a la primera tienda que parece que podría tener algo, y meto la cabeza a través del marco abierto donde antes había una ventana. Miro adentro y no veo otra cosa que ruinas.
Estoy a punto de seguir adelante, pero Bree entra de repente. Debe haber visto algo porque para por el umbral hacia la tienda, y se arrodilla y mete la mano entre los escombros. Ella saca algo que brilla en la luz. Me sorprende que lo haya visto. Lo sostiene delante de nosotros, y todos lo examinamos. Es una vieja lata oxidada. Parece que antes fue una lata de"caramelos. Ella lo abre y me sorprende: adentro hay varios caramelos rojos para chupar.
Cada uno de nosotros mete la mano y agarra uno. Meto uno a mi boca y me siento abrumada por el sabor dulce,"azucarado, que corre por mi sangre. Su sabor es como de cereza, dulce y amargo al mismo tiempo. Es increíble.
"Buen hallazgo", le digo a Bree.
"¿Puedo darle uno a Penélope?", pregunta ella, quien se retuerce en los brazos de Bree.
"Mejor no", le digo. "Ella podría ahogarse".
Seguimos adelante, cada uno más dedicado a explorar los escombros con cuidado. Pero a pesar del descubrimiento inicial de Bree, regesamos con las manos vacías. Entramos en una tienda tras otra, manzana por manzana, y empiezo a sentirme desesperada.
"No veo cómo podría haber quedado algo que no haya sido recogido", dice Ben. "Estamos perdiendo tiempo".
"No tenemos elección", dice Logan. "Tenemos que encontrar combustible".
"Pues no podemos hacer que aparezca el combustible con solo desearlo", dice Ben. "Si no hay combustible, no hay combustible".
"Debe haber alguna vieja estación de gasolina en algún lugar", dice Logan. "Tal vez un viejo taller de hojalatería y pintura"."¿No crees que los carroñeros la habrían asaltado?", pregunta Ben, molesto.
No puedo evitar sentir que Ben tiene razón. Tal vez estamos perdiendo el tiempo."Logan se detiene y le sostiene la mirada a Ben, igualmente molesto.
"¿Tienes alguna idea mejor?", pregunta Logan.
Ben vacila. Claramente, está perplejo también.
"Tal vez deberíamos separarnos", dice él. "Cubrir más terreno".
"Está bien", dice Logan sin vacilar. "Tú ve por ahí, y yo iré por aquí".
Ambos voltean a verme, como preguntándose quién irá con quién.
Me siento indecisa, como niño dividido entre los padres. No quiero ofender a ninguno. Pero cuando los veo, no puedo evitar sentir que Ben necesita mi ayuda y que Logan es más capaz de cuidarse a sí mismo. Así que giro y me voy con Ben.
"Vamos a reunirnos aquí en una hora", le digo a Logan. "Griten si encuentran algo".
Noto una mirada de dolor en la cara de Logan, ya que se vuelve y se dirige en su propio rumbo y no puedo evitar sentir que lo traicioné. Pero antes de que yo pueda decir algo, ya está alejándose. Ben tiene razón, de todos modos."Nosotros cubriremos más terreno de esta manera.
Bree se queda conmigo, y los tres nos dirigimos al otro lado de la calle. Mientras caminamos, volteo a ver de un lado a otro, mirando en las diferentes tiendas. Miro en todas partes por cualquier"señal de un taller de hojalatería, de un taller mecánico. No encuentro ninguno.
Pero al dar la vuelta a otra calle, echo una ojeada y no puedo creer mi suerte. Veo un letrero descolorido que dice: "Armas". De las ventanas queda la estructura, y estoy segura de que ésta fue la primera tienda que fue allanada cuando estalló la guerra. Pero entro de todos modos.
Reviso los escombros, buscando cualquier cosa que podamos rescatar. Por supuesto, todas las vitrinas de cristal han sido destrozadas, y han desaparecido todas las armas. En el suelo, veo un par de balas perdidas. Me agacho y recojo una y empiezo a examinarla, cuando de repente, escucho un ruido distante, como un llanto.
De inmediato giro, y mi corazón se detiene al ver que Bree no está aquí. Sólo estamos Ben y yo. Estoy impactada. Podría haber jurado que ella me estaba siguiendo.
"¿Bree?", pregunto, frenética. "¿Dónde está?"
Ben me mira, con los ojos bien abiertos, y antes de que pueda responder, salgo corriendo de la tienda.
De vuelta a la calle, miro alrededor y veo, en la nieve, las huellas de Bree."También veo las huellas de las patas de Penélope y me doy cuenta de lo que sucedió: Bree debe haber bajado a Penélope, quien huyó. Bree debe haberla perseguido."Escucho otro llanto, y estoy segura de que es Bree.
Corro por la calle, siguiendo el rastro. Me lleno de pánico al imaginar los peores escenarios posibles.
"¿¡BREE!?", grito frenética.
Doy vuelta a la esquina y me detengo en el lugar. Ahí, en el otro extremo de la calle, está Bree, Penélope está junto a ella. Está paralizada, en estado de shock, sin atrever a moverse. Porque parado frente a ella, altísimo, está un enorme, malvado, y demacrado oso.
El oso ruge, ya que está por encima de Bree. Parece que no ha comido en años.
Observo con horror. No hay mucho que pueda hacer. Bree, al otro extremo de la manzana, queda muy lejos de mí. No hay manera de alcanzarla a tiempo.
Ben corre a mi lado.
"¿Dónde está el arco?", le digo gritando. "¡Dispárale!"
"¡No lo traje!", dice, frenético.
"¡BREE!", grito. "¡Retrocede despacio!"
Pero Bree no escucha. Ella debe estar paralizada por el miedo."Corro a toda velocidad. El oso la rodea, y no hay nada que yo pueda hacer. Será demasiado tarde. Voy a tener que ver cómo mata a mi hermanita ante mis ojos.
"¡BREE!", grito.
El oso se acerca a ella, y al hacerlo, de repente, veo movimiento."Detrás del oso, Logan da vuelta a la esquina, viene corriendo, con una vieja barra de hierro en la mano. Ataca, poniéndose entre Bree y el oso, lo para, y golpea justo a tiempo, cuando sus garras están bajando. De alguna manera, él también se las arregla para empujar a Bree fuera del camino, en el último segundo.
Bree sale volando, cayendo en la nieve, y las garras del oso rozan el muslo de Logan en vez de a ella. Logan grita de dolor, mientras chorrea sangre por todos lados, enrojeciendo la nieve.
Logan cambia de mano la palanca, gira y golpea al oso en la mandíbula. El oso gruñe, se da vuelta y huye por la calle lateral.
"¡Logan!", grito, al tiempo que corro hacia él.
Cae de rodillas, colapsando, agarrando su muslo con las dos manos. Siento mi corazón destrozado cuando veo lo mal herido que está.
Corro hacia él, me arrodillo y lo sujeto, poniendo un brazo alrededor de su hombro. Ben, se arrodilla y agarra a Logan con su brazo. Los dos lo levantamos, sosteniéndolo. Él está pesado, más pesado de lo que pensé.
Ben se agacha, arranca una tira de su camisa y la ata alrededor de la herida de Logan, con fuerza. El sangrado disminuye, pero empapa el trapo rápidamente.
"Tenemos que regresar a la lancha", le digo. "¿Puedes caminar?""Logan luce aturdido, confundido.
"No sé", dice él.
Lo apoyamos y camina con nosotros. Cojea mucho y puedo sentir su peso sobre mí. Miro la lesión y veo qué tan profundo perforaron las garras, casi hasta el hueso. La sangre de Logan deja rastro en la nieve.
Bree, que está junto a nosotros, está llorando.
"Lo siento", dice ella. "Lo siento mucho. Todo es por mi culpa".
"Tú no hiciste nada malo", le contesto.
Al ir de prisa por las calles, me pregunto cuál debe ser nuestro siguiente paso. No tengo idea. Sé que tenemos que volver a la lancha, dar a Logan cierta comodidad. Este pueblo es una pérdida de tiempo. Y siento que estar a la intemperie es muy peligroso. Una vez que regresemos a la lancha, de alguna manera sabré qué hacer.
A medida que damos vuelta a la esquina y vemos el río, de repente, me paralizo. No puedo ceer lo que veo.
Mi boca se seca y siento mi corazón en la garganta. Estoy demasiado aturdida para moverme. Para hablar. Siento que el mundo da vueltas por debajo de mí."Porque ahí, a lo lejos, en el agua, veo que se llevan remolcando nuestra lancha. Está siendo arrastrado de la costa por una gran lancha rápida, de color negro. No son tratantes de esclavos—parecen ser una especie de piratas. Cortaron nuestra ancla y ataron nuestra lancha a la de ellos, y ahora se la llevan remolcando, a gran velocidad. Ya va a mitad del río, yendo Dios sabe a dónde. Nuestra lancha desapareció.
Estamos varados.

Arena dos la Trilogía de la supervivenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora