Capítulo 3

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"No eres el primer hombre que ha terminado embarazado, Rin. Como he dicho antes, muchas personas padecen de una deformación física interna o externa. Algunos tienen un dedo de más, otros tienen un riñón extra, así como hay a quienes les falta. Si te sirve de algo, se trata del siete por ciento de la humanidad entera. Es un aproximado después de un censo realizado hace algunos años. Investigué un poco sobre tu caso, en específico. Hay alrededor de trescientas personas, de género masculino, registradas con deformación interna, específicamente con un útero, sin embargo, la mayoría extrajo aquél órgano con el paso del tiempo algunos por simple gusto, otros porque comenzaban a presentar molestias, quedando solo seis personas con él, de las cuales dos ya murieron. Tres están en una edad avanzada. Y bueno, tú eres el sexto."

─N... Rin... ─la voz sonaba lejana, apagada por los pensamientos del pelirrojo. Sin embargo, comenzaba a hacerse cada vez más presente mientras éste intentaba despejarse─ ¡Rin, deten...! Te...

La cabeza del aludido sufrió un dolor agudo. El aire escapó de sus pulmones y, en cuanto pudo salir a la superficie, comenzó a toser. Sus oídos terminaron por recobrar su sentido, haciéndole consciente de que todos estaban callados y lo miraban fijamente. Había chocado con el muro mientras nadaba...

─ ¡Rin! ¿Estás bien? ─una mano apareció en su campo de visión. El nombrado asintió, aceptándola e impulsándose a salir─ ¿Seguro? Últimamente estás tan distraído. Sobre todo, ayer y hoy. Nos preocupas, ¿sabes? ─sintió las manos del contrario tocarle la frente.

─Que estoy bien ─murmuró el pelirrojo. El chico suspiró, dejando de tocarlo.

─Será mejor que vayas a la enfermería. Parece que te has dado fuerte. Además, estás pálido.

─Como sea ─Rin tomó la toalla que el chico le ofrecía y se la puso alrededor del cuello.

─ ¿Seguro estás bien? Para ser honesto, has estado muy... tenso... Bien, bien ─masculló el chico al ver la mirada fulminante del pelirrojo─. Sólo... Ten cuidado con tu comportamiento y vuelve a prestar atención a lo que haces. El capitán y el entrenador ya te están echando el ojo.

─Gracias. Lo tomaré en cuenta. Me iré por hoy, no me siento muy bien ─sin decir más, se encaminó hacia los vestidores. Su amigo suspiró.

─Habías dicho que estabas bien ─dijo para sí mismo. Le restó importancia y volvió al entrenamiento.

Rin entró a la ducha y, en cuanto la lluvia artificial cayó sobre él, se perdió en sus pensamientos nuevamente.

Habían pasado dos días desde que la doctora Jade le informó de la situación. Se llevó la mano al vientre y suspiró. No podía ser cierto. Haría lo que fuese por comprobarlo. Él no estaba en cinta. Era un chico, no una chica. Lo único femenino en él era su nombre. Y, según Nitori hacía dos años, sus piernas no eran muy masculinas.

Pero, en fin... Era imposible.

Apretó aquella zona de su cuerpo. Imposible, no habría alguien formándose ahí nunca.

"Sin embargo, tu situación es un tanto peligrosa. Hubo registro de un hombre hace algunos años que conservó el útero y, al igual que el tuyo, comenzó a desarrollarse. Hubo registro de ello porque él, como tú, presentó un embarazo. Pero dada una complicación, su útero dejó de reaccionar y proveer nutrientes al feto. Por lo tanto, tuvo que ser extraído de manera inmediata."

Un sollozo escapó de sus labios. Todo era irreal. Un hombre, embarazándose. Menuda idiotez. Si alguien le hubiese dicho que, a sus diecinueve años, quedaría en cinta, Rin le hubiese propinado un golpe para después reír con cinismo. Porque era una estupidez y sonaba a estupidez.

Bajo la Luna (HaruRin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora