Las manos de Haru temblaban mientras veía a Rin fundirse en un abrazo con su hermana. Quizá era porque conocía al pelirrojo como la palma de su mano, o tal vez la manera en que este se aferraba a Gou. No lo sabía, pero de lo que si era consciente, era de la tristeza que emanaba Rin a su alrededor. Un aura que, de tener color alguno, sería azul.
Un jadeo imperceptible salió de sus labios mientras sentía sus ojos escocer. Cuantas ganas tenía de abrazar al chico entre sus brazos y no volver a dejarlo ir. Quería besarle y hacerle ver que, a pesar de todo y sin importar nada, lo amaría hasta que su alma se terminase por consumir.
Pero, mientras estaba ahí parado, observándolo como si fuera un raro espécimen que huiría en cualquier momento y viendo a los demás abrazarlo como si meses atrás no hubiera huido, cayó en cuenta.
Algo estaba pasando, quizá no era el momento para hacer frente.
Sin embargo, había cosas que tenían que aclararse.
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─Gou... Creí que te había dicho que no quería ver a nadie ─su voz sonaba furiosa, pero Rin estaba controlando su tono. Su hermana lo sabía, que estaba iracundo por sus acciones, pero se limitó a desviar la mirada. Gracias a Dios, Haru aún no se atrevía a ir.
─Pero... Te escuchabas tan triste... Pensé que quizá...
─ ¡Fue la decisión que yo tomé! ─gritó a susurros. Nagisa lo tomó del brazo y sonrió levemente.
─Tranquilízate, Rin-chan. Kou-chan solo intentaba verte feliz. Después de lo sucedido con Haru-chan...
─ ¡Nagisa-kun! ─interrumpió Rei. La cara del pelirrojo palidecía lentamente mientras el rubio era apartado de su lado.
─No es como si estuviera triste por ello, realmente ─se atrevió a decir. Más aquellos ojos carmesí hacían clara la mentira en sus palabras.
─Rin... ─murmuró Makoto, con preocupación. Y tenía razón, pues el pelirrojo parecía enfermo. Las ojeras bajo sus ojos y la piel algo pálida, además de la manera en que aquellos brillantes orbes rubíes se movían de un lado a otro, como si estuviese asustado. Pidiendo ayuda.
Nada más cerca de la verdad. Rin estaba asustado por completo. Sentía su cuerpo pesado. Se sentía el centro de todas las burlas, críticas y miradas. Porque nadie aceptaba a un chico que no era del todo un chico -al menos eso era lo que pensaba, pues realmente nadie conocía su situación-. Ese pelirrojo no era hermafrodita. No era cuestión de decidir su sexo. Era más bien... que funcionaba como una chica, a pesar de ser un hombre. Similar, pero no igual.
Así que sí. Estaba asustado como nunca antes lo había estado. Además, tenía nauseas. Y estaba tan cansado... Todo estaba mal con él.
─Hermano ─murmuró Gou. Fue a tomar la mano del pelirrojo, más este se apartó. Los ojos de la chica se aguaron─. Pensé... que lo mejor sería... Lo siento... Pero en verdad quería verte sonreír y pensé que... Nuestros amigos podrían hacerte feliz al menos un poco... En verdad, hermano ─Por más enojado que estuviese, le dolía ver a su hermana rogarle perdón. Bien, había llevado a los chicos, solo eso. No era como si hubiese llamado a Haru también.
─Deja de disculparte, Gou ─murmuró, calmándose un poco.
Le faltaba poco para ser idiota, pero con ese poco podía pensar con claridad y recordar que, por el bien de la personita que comenzaba a desarrollarse en su interior, debía calmarse. El estrés y la ansiedad no hacían bien para nada. Se mordió el labio, obligándose a sí mismo a tranquilizarse.
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Bajo la Luna (HaruRin)
Fiksi PenggemarImposible. Esa palabra describía el asunto por completo, ¿Cuándo, en mil vidas, un hombre podría quedar... preñado? Porque era un hombre, ¿no? En todo caso... No era algo que podría decir, de hecho, ¿Iba a continuar con ello? ALERTA: Historia en ed...