15. Huele Como El Impala

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Sam entró al bar y vio a un hombre de aspecto  familiar sentado en un taburete bebiendo chupitos con una gabardina color marrón. Así que aquí es a donde Cas había estado viniendo. Presentía que había estado aquí, a juzgar por los recientes cambios en su comportamiento. Se sentó junto a él.

—Cas, ¿qué estás haciendo aquí?—preguntó, sin esperar una respuesta sobria.

—¿Qué parece?—musitó arrastrando un poco las palabras. Un poco más de chupitos y Sam podría decir que estaba como una cuba.

—Parece que te estas emborrachándo en vez de ayudarnos con el caso. De nuevo.

—¿Qué te hace pensar que he hecho esto varias veces?

—No dije varias. Pero ahora tengo que preguntar ¿Esto ha pasado varias veces?

Cas, incómodo, hizo una pausa.

—Quizás—musitó. Tomó otro chupito, el que se veía como si fuera a ser su causa de muerte.

Dude ¿qué pasa contigo últimamente?, estás actuando... raro.

—Quizás es lo que pasa cuando te conviertes en humano. Bebes tus problemas. Eso es lo que Dean hace.

—No así. Es cierto que Dean bebe una cerveza a cada rato ¡Pero no queda amartillado!

Cas soltó una risita.

—Sam, no tengo un martillo.

Sam rodó los ojos.

—¿Hay algo que te moleste?—Cas se encogió de hombros.

—No sé, ser humano es... demasiado esfuerzo. Es aburrido y doloroso y... lento. Tan lento—empezó a hablar lentamente para dar énfasis. Eso, o estaba muy borracho.

—No es tan malo ser humano. Tiene sus ventajas.

—Estas emociones y sentimientos son suficientemente malos.

—Las emociones son buenas. Sólo... tienes que saber... como controlarlas—Sam estaba tratando de encontrar las palabras correctas.

—Hay una en particular que me acertija más.

Sam hizo una media sonrisa ante el error gramatical de Cas, pero no dijo nada.

—¿Qué es?

—No se qué es exactamente, pero es molesto. No puedo comer, no puedo dormir, y siento cosquillas en mi estómago cada vez que estoy con Dean.

Sam contuvo la risa lo mejor que pudo, pero era extremadamente difícil.

—Uh, Cas, no soy experto, pero estoy bastante seguro de que eso es amor.

Cas lo miró.

—¿En serio?—preguntó entrecortadamente.

—Sí, muy seguro.

—¿Crees... crees que debería decirle?—estaba a punto de desmayarse.

Sam no estaba seguro de como responder a eso, ¿Debería decírselo a Dean?

—No lo sé, quizás. Vamos, deberíamos volver al búnker.

Puso a Cas de pie, y prácticamente lo arrastró al Impala. Lo puso en el asiento del copiloto, y manejó al búnker, cas se desmayó, roncando suavemente. Sam estacionó el auto en el garage del búnker y apagó el auto. Palmeó el hombro de Cas.

—Cas, llegamos. Despierta compañero.

 Cas gimió mientras despertaba, claramente no quería moverse de ahí.

—No quiero, el Impala huele como Dean. O Dean huele como el Impala. Es difícil decirlo.

—Confía en mí, una cama será mucho más cómoda que el Impala. 

—No vale la pena.

—No puedes dormir aquí, hombre. Se pondrá frío. Y no hay una maldita manera en la que pueda cargarte.

—Mh, cansado. Demasiado cansado—murmuró casi inconsiente. 

Sam suspiró y salió del auto. Rodeó el auto y abrió la puerta del copiloto. Le dio a Cas una palmadita en la mejilla.

—Vamos, puedes hacerlo.

—No siento mis piernas.

Sam de repente pensó en algo.

—Si entras conmigo, vas a ver a Dean otra vez.

—Mm, ok.—Se sentó y hizo su mejor esfuerzo en ponerse de pie, pero sus rodillas temblaban demasiado. Se apoyó en Sam para estabilizarse. 

Sam sonrió al ver su esfuerzo. Al menos lo intentaba. Al parecer algunas personas no podían soportar el alcohol.

—Sam, creo que he sido drogado—gimió Cas.

—Sí, con whiskey—se burló Sam.

Se las arreglaron para llegar a donde Dean estaba sentado en la biblioteca. Vio el estado en el se encontraba Cas y lo miró preocupado.

—¿Está bien?

—Sí, está de juerga—respondió Sam.

La expresión preocupada de Dean se convirtió en una divertida. Río. Cas lo miró y sonrió.

—Hola, Dean—arrastró sus palabras, todavía apoyado en el alce.

Dean sonrió también.

—Hola, Cas. No te preocupes Sam, yo me encargo desde aquí.

—Dean envolvió su brazo alrededor de los hombros de Cas, quien se agarró de más cerca a él por mayor estabilidad.

Lo miró, directamente a los ojos.

—Hueles como el Impala.—Y colapsó en los brazos de Dean, dejándolo sin otra opción que cargarlo a su habitación al estilo nupcial.

Gentilmente lo dejó en la cama, arropándolo con la frazada. Estaba a punto de irse, hasta que escuchó a Cas.

—No, quédate, por favor—murmuró adormilado.

Dean lo miró y sonrió. Ciertamente era un borracho tierno.

Se tendió junto a Cas. Ambos envueltos en la frazada. Envolvió sus manos alrededor de su cintura, cerrando sus ojos en un intento de dormir. Le dio a Cas un beso en la frente.

Y se quedó dormido con el ángel alcohólico más tierno del mundo.

Destiel One Shots (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora