Capitulo 7: Maple

83 4 0
                                    

Me dedico a arreglarme para ir de compras. Abro el agua de mi ducha, pongo una temperatura adecuada y entro. Es mejor dejar el tema de Jovany de lado. Me concentro en cada gota que cae y resbala por mi cuerpo.

Al terminar, me envuelvo en una toalla. Seco y arreglo mi cabello. Escojo algo de ropa para usar, enseguida me dispongo a maquillarme.

Un claxon es tocado en el exterior de mi casa. Tomo rápidamente mis cosas; lo esencial, celular, llaves y dinero. Salgo corriendo enseguida para no hacer esperar mas a Fer. Me despido de mis padres con un rápido beso en la mejilla y les comento en pocas palabras a donde voy y a que hora regresare. Diviso su auto estacionado y subo para partir al centro comercial.

—Hola.

—Ya pensaste lo que dirás para pedirle disculpas a Jovany, ¿cierto? —Inquiere mientras conduce sin contestar mi saludo.

—No pienso pedirle disculpas, —afirme segura— admito que me equivoque pero ¿pedir disculpa? Se ofendió porque sabia que era cierto.

—Ooo... tú cabezita llena de fantasías se pinto una imagen de él que en realidad no es.

—Tu no lo conoces. —La miro molesta.

—Tu tampoco —Me contraataca. —, y aun así no lo juzgo.

—No tengo la culpa de que su personalidad sea tan obvia —me cruzo de brazos.

—Entonces, dejalo así. No lo busques, ni le hables. Mucho menos te emociones con tan siquiera cualquier interacción.

Sabia que eso era lo mejor, a pesar de que me doliera no tener ni una sola conexión con él. Por otro lado, sabia que esta conversación podría terminar así tomando en cuenta que Fer nunca estuvo de acuerdo con que fuéramos siquiera amigos. No era mucho su insistencia pero si era notoria hasta cierto punto, y que ni se hable cuando me quejo o lo menciono.

Llegamos al centro comercial llamado Maple. Fer tuvo que dar mil vueltas por el gigantesco estacionamiento hasta encontrar un lugar. Salimos del auto emocionadas como cualquier chica lo estaría. Caminamos mucho para llegar a la puerta principal puesto que, como mencione antes, el estacionamiento era gigantesco.

Pero era pequeño comparado con el centro comercial. Fácil había 1000 tiendas diferentes, sin contar todos los locales de comida, el gigantesco comedor y una pista de patinaje. Cada una de las tiendas tenían desde zapatos, ropa y accesorios hasta videojuegos, tecnología avanzada y cosas de brujería. Podías encontrar de todo en un solo lugar. Además, también tenia centros de distracción como mencione la pista de patinaje, un cine, un salón de juegos, casino y otras cosas mas.

—¿Por donde empezamos? —me pregunto Fer teniendo las mismas ansias que yo por entrar a todas las tiendas posibles.

—Empezemos con el calzado —comienzo a decir mientras la encamino a mi tienda favorita de calzado: capa de ozono—, enseguida con la vestimenta y por ultimo los accesorios.

—Me parece bien. —Sonrió y ambas nos dirigimos a la primera zapatería en la lista. Obviamente, no seria la única a la que entraríamos.

***

Ya llevábamos horas en varias tiendas, casi visitamos todas las que tiene el centro comercial. Nos encontrábamos cargadas de muchas bolsas, y eso que ya habíamos dado dos viajes al auto de Fer para dejar otras bolsas. Mi armario seria una actualización total.

—Creo que ya tengo todo lo que necesito, ¿quieres buscar algo? —le pregunte a Fer.

—Quiero un vestido o algo parecido. Un outfit completo, no lo se.

—Bien, ¿y a cual tienda quieres entrar?

—Vamos a Pull&Bear.

Asenti y nos dirigimos por ultimo a esa tienda. Al entrar, toda la ropa se clasificaba por dos: masculina y femenina. Por ende, nosotras nos encaminamos por la ropa femenina. Había tantas cosas tan bellas que creía que no había hecho mi última compra.

—Me gusta este vestido. —Se lo pone enfrente.

—¿Un vestido veraniego cuando estamos en otoño?

—Nunca sabes si me puedo ir a la playa en vacaciones. —Ruedo los ojos divertida por las suposiciones de mi amiga.

—Es lindo. —Concuerdo.

—Me lo probaré, espera aquí.

Me guardo mi respuesta y dejo que mi atención sea atraída por la variedad de ropa que hay en la tienda. Comienzo a ver una blusa color crema, bastante bonita y elegante que esta en donde se divide la ropa. Una vez que la reviso, levanto la mirada y me encuentro con una figura bastante familiar en la ropa masculina.

Esta de espaldas, lo que me permite mirarlo con atención sin ser descubierta. Trato de buscar en mi mente donde había visto aquella figura, veo que su cabeza se gira hacia su amigo y logro ver su perfil. En cuanto me percato de quien es, ruedo los ojos y me dedico a ver mas ropa. No tengo ánimos de verlo, tampoco es como si me importase. O al menos me engaño a mi misma diciendo que no me importa.

Solo me dedico a esperar que Fer salga del proveedor, escoja algo y nos larguemos de aquí. Siento una mirada puesta en mi, es intensa. No me hace falta adivinar quien es pero quiero asegurarme de no estar equivocada. Volteo en aquella dirección y efectivamente, me encuentro con la mirada de Jovany. Ninguno de los dos hacemos un gesto, simplemente nos miramos como si fuera una competencia.

Me examina de pies a cabeza, lo que me hace sentir ofendida y hago lo mismo. Debo admitir que se ve bastante apuesto con su pantalón de mezclilla oscuro y pegado, en conjunto con su playera negra con cuello de V. Sin embargo, jamas se lo diría. Su amigo se da cuenta de nuestra competencia de miradas y llama la atención de Jovany. Este se la presta y me ignora.

Debo admitir que me duele el hecho de que me ignorase de esa forma pero, ¿que esperaba? ¿Que viniera corriendo a pedirme disculpas cuando lo ofendí y no quise aceptarlo? Espera, no. Yo soy la víctima. Él me hirió a mi.

Ruedo los ojos nuevamente y estoy a punto de dar un paso lejos de él cuando choco con Fer. Esta con los brazos cruzados, dejando todo su peso caer en una pierna, mirándome con una ceja alzada y expectante.

—¿Que?

—Ni siquiera te diste cuenta de cuando llegue solo por hacer su competencia de miradas como dos niños infantiles —riñe.

—Él empezó —me cruzo de brazos y miro en su dirección.

—No me interesa, me gusto el vestido. Lo pago y nos vamos a comer algo —camina hacia la caja para pagar—. Muero de hambre.

—Yo igual.

Lo miro una vez mas, nuestras miradas se conectan por segundos para después ser ambos quien apartamos la mirada del otro. Como dijo Fer, es mejor si ni siquiera tengamos alguna conexión.

La Llamada De La Luna (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora