Capítulo 12: Empecemos desde Cero

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—Esta comenzando a asquearme cuando están juntos —se queja—. Cada vez es menos tolerable.

—Te acostumbraras —le respondo concentrandome a guardar mis libros en el casillero.

—¿Hablas en serio? Miralos —lo veo recargado en los casilleros de a lado y luego detrás mio, donde están Fer e Israel abrazados y dándose pequeñas caricias. Vuelvo a verlo—, eso es la primera causa de diabetes en el mundo.

—No ví nada malo —me encogo de hombros—, y recuerda que eres igual cuando estas enamorado.

—Tu no me conoces enamorado —cierro mi casillero.

—Pero puedo imaginarlo.

Alza una ceja burlón. Bueno, tal vez no se como sea cuando esta enamorado pero la mayoría son igual y obviamente cursis. El amor es cursi, y eso jamas se podrá evitar.

—Hola, Bayly.

Miro al proveniente de la voz. No expreso nada en mi rostro, solo lo miro.

—Hola —contesto tratando de ser natural a pesar de sentir muchas emociones cuando hablo con él—, ¿que paso?

—Nuestro trabajo, lo haremos hoy.

—En mi casa —digo rápidamente.

Por nada en el mundo iría a la suya.

—Okay —dice riendo ligeramente—, no muerdo ni violo. Aunque contigo podría hacer una excepción —me mira de pies a cabeza y ruedo los ojos—. Es broma. Por otro lado, no se donde vives.

Meto mi mano al bolsillo buscando mi celular. Lo desbloqueo y pongo en marcación para registrar un nuevo contacto.

—Anotame tu número. —Me mira desconfiando—. Te mandare mi dirección.

—Muy bien —teclea su numero y lo guarda. Me devuelve el celular—. Te veo a las 5 —asiento—, nos vemos.

—Adiós.

Veo como se aleja con la mochila colgando en su hombro. Se ve jodidamente deseable, pero no pienso expresarlo. Trato de no hacerle ver que moría por él; en primera, porque no quiero que piense que eso paso desde un inicio y segundo, apenas acepto el hecho de que pueda gustarme tan solo un poco como para dejar mas a la luz.

—Hoy harán el trabajo—. Aunque suene mas como una afirmación que una pregunta, asiento.

—Estoy tratando de llevarme bien con él.

—Lo note, veras que valdrá la pena.

¿Y si no que? ¿Vendré y te lo restregare en la cara? No quiero ser grosera con Mau cuando me ayudo pero aun desconfio... de todos. Es mi sentido de alerta para no salir herida. Desde que el se fue, me es difícil sentirme segura y protegida.

Comenzamos a caminar fuera del edificio. Todos queremos irnos a casa después de un día cansado de clases... pero no aquellos tórtolos, ya que parecen no querer moverse.

—¿Se van o se quedan? —les grito.

Sólo nos miran y caminan detrás nuestro centrándose en el tema que estaban antes de qe los interrumpiera. Yo camino con Mau dejando el tema entrecerrado, y no se como finalizarlo. O al menos si debería finalizarlo.

—¿Que harán para el proyecto?

—Estaba pensando que seria mejor abrir el animal el día de la exposición oficial —le comento—, ya sabes, para hacer todo frente a los alumnos y poderles explicar mejor.

—¿Deben explicar las parte del animal o su funcionamiento en el organismo? —pregunta interesado en mi tema y me alivia.

—Ambos.

La Llamada De La Luna (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora