Amor Por Apuesta ||Klaine|| [Sin Correción]

Capítulo 8. Jamás lo olvidaré

Finn

Comencé a arreglarme para luego ir a casa de Quinn, necesitaba hablar con ella ya.

Mamá me dijo que mañana iba a hacer una cena importante y quería que ella fuera conmigo.

Acomode mi cabello y tome mi chaqueta para salir con una enorme sonrisa en los labios, estaba muy feliz de que mi madre lo fuera, amaba verla así.

Tengo la ilusión de que Quinn y yo seamos así, que cuando nuestros hijos nos vean se sientan orgullosos de nosotros, por el amor verdadero que tenemos.

Avancé rapidamente a la casa de Quinn, se abrió la puerta y me escondí para sacarle una sonrisa.

Amaba cuando sonreía.

Me escondí al lado de la casa, escuche su risa y me prepare para saltar y darle el ramo de flores que le llevaba.

Escuche más risas y no eran de ella solamente, me asome sin que se notara mucho que estaba ahí escuchando.

Me encontré con Quinn abrazando a Puck, no me molesto solo me confundió verlos juntos.

Supongo que... no lo se, necesitaba un consejo de chicas, ¿no? Si no ¿por qué estaba con ella?

Eso quiero creer.

Él la tomo de la cintura y ella no se alejo, se acerco más a él tomando lo por el cuello.

Sonreían.

Él la acercó más hasta que sus labios se tocaron.

Tenía la ilusión de que ella lo alejará, que lo lanzará lejos, que le dijo era que tenía novio y que era su amigo. Pero no.

Ella le siguió el beso, le correspondió.

No podía moverme, seguía sin poder creer lo que estaba viendo, no podía ser cierto...

Golpeé la pared fuerte pero no al grado de lastimarme mucho, no podía sentir el dolor de mi mano, solo la de mi corazón. Que en éste momento se rompió.

Tome el ramo de flores y lo lancé lejos de mí, comencé a alejarme y escuchaba como ella me llamaba, la ignore, no puede ser ella.

Está lo suficientemente ocupada como para notar que yo estaba ahí, dudo que sea tan cruel como para besarlo aun sabiendo que estaba ahí.

Seguí escuchandola, comencé a correr no queria saber nada de ella. De nadie.

Quería estar solo, no queria que nadie tuviera lastima de mí, queria que fuera ella la que me dijera la verdad. Que me dijera que era mentira, solo un mal sueño... pero sabía perfectamente que Quinn Fabray no lo iba a hacer.

¿Cómo es que estoy enamorado de ella? ¿Cómo es que pensé que ella sentía lo mismo?

Fuí un idiota, un completo idiota.

Necesitaba hablar con alguien, un abrazo pero... al mismo tiempo no.

Solo quiero llorar, quiero desahogarme, sacar todo este enojo que tengo...

A lo lejos observe un lindo parque, me dirigí a ahí, no quería llegar a casa y que mamá se angustiara, no quería arruinarle su felicidad, además de que no quería que me preguntaran el por qué...

Me senté en la primer banca que estaba disponible, puse mis manos en mi rostro y comencé a llorar.

No me imporaba que la gente me mirara mal, o preocupada en fin, nadie se acercaba a molestarme y eso me gustaba.

Unos quince minutos después alguien se acerco a mí...

—Dejame solo... estoy bien —dije sin quitar mis manos de mi rostro.

No me apetencia la idea de que alguien me viera en éste estado.

La persona que llego seguía ahí, no decía nada pero tampoco se acercaba y mucho menos se iba.

Me quité las manos del rostro para ver quien está esa persona que no dejaba de observarme.

Me encontré con la Rachel, la castaña amiga de Kurt.

—Estoy bien, solo no le digas a nadie y menos a Kurt de esto, ¿si? —dije observandola directamente.

Ella no dijo nada, su rostro estaba serio y no se movía de donde estaba.

—Al menos di algo... —dije en apenas un susurro...

Ella siguió sin hablar, pero ahora se sentó a mí lado.

—¿Qué quieres que diga? No se que te pasa, y dudó que me conozcas lo suficiente como para contarme —dijo obsrvandome.

—¿Por qué estabas aquí? ¿Por qué no me dejaste solo apesar de no ayudarme?

—No puedo... —dijo en un susurro que apenas logré escuchar.

—¿Por qué? —insistí.

Ella soltó un suspiro y se giro para observar a la nada.

—Es mejor sufrir en silencio, así nadie se aprovecha de eso —dijo bajando la mirada —además, lo que tú necesitas es desahogarte y no te estoy diciendo que lo hagas conmigo, creeme, no quiero saberlo pero tampoco puedo dejarte solo...

La observe esperando a que siguiera hablando pero no lo hizo, solo siguió mirando a la nada.

Permanecimos en un silencio que no fue incómodo, al contrario, fue relajante. Lo que necesitaba.

Decidí romper el silencio, necesitaba agradecerle por estar conmigo sin juzgarme y sin importarle nada.

—Gracias —dije observando lo que ella observaba: nada. —Por estar aquí, conmigo...

Ella se limitó a encogerse de hombros y asentir.

—Debo irme —dijo levantándose y alejándose de mí.

Observe como ella se alejaba sin quitarle la mirada de encima, no hasta que estuvo lo suficientemente lejos como para poder verla.

Ahora sabía por qué era la mejor amiga de Kurt, ella transmitía muchas cosas...

Tranquilidad, felicidad, amor, tristeza... muchas cosas, ella era especial pero nadie lo notaba.

Ni siquiera yo, al menos no hasta hoy.

Y vaya que me sorprendió, pudo solamente alejarse, dejarme solo con mi dolor, pero no lo hizo.

Se quedó conmigo, apesar de no saber el motivo de mí dolor, pesar de no ser su amigo, apesar de no conocerme bien.

Compartió su tranquilidad conmigo, simplemente me apoyó cuando lo necesite sin necesidad de pedirselo.

Permanecí sentado un momento más, luego me levanté para dirigirme a mí casa, donde haría lo que ella me dijo, sufrir en silencio.

Donde nadie me juzgará, donde no sentirán lastima por mí.

Simplemente, donde nadie notara lo destrozado que estoy.

Llegué a casa como si nada, con una sonrisa fingida que mí madre creyó.

Subí a mi cuarto, cerré y puse música lo suficientemente alto para llorar sin que me escucharan.

Ella me ayudó, eso jamás lo olvidaré...