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Minho despertó de repente, sin saber cuánto tiempo había dormido. El sol de la mañana brillaba en la superficie del agua y en los acabados cromados del yate. Sin cambiar de posición, Minho percibió movimiento detrás de él. Supo que se trataba de Key sin necesidad de mirar, no sólo porque él era la única otra persona que había en el yate, sino también porque a esas alturas Minho había aprendido a reconocer el sonido ligero de sus pasos. Key se detuvo ante la puerta de la cocina un momento antes de entrar, seguido de cerca por el perrito.

Minho se levantó despacio y giró la cabeza a un lado y a otro para estirar los músculos del cuello. El barco se balanceaba sobre las olas, y las costillas le dolían más que cuando acababan de propinarle la paliza; además, tenía los músculos tensos a causa de la mala postura en que había dormido. Minho tenía veintiséis años, y durante los últimos siete había forzado su cuerpo hasta el límite. Mucho antes podía pasar la noche en cualquier lugar sin sufrir al día siguiente más que un ligero malestar. Pero ya no. Cuanto mayor se hacía, menos aguantaba el cuerpo. Mientras hacía unas rotaciones de hombro, oyó que Key y el perro salían de la cocina. Miró hacia atrás y los vio dirigirse a proa. Su short aprisionaba los muslos de Key, que llevaba los primaticos en una mano y una barrita de cereales en la otra.

Él no le había dirigido la palabra todavía, así que Minho supuso que todavía estaba molesto por lo del cepillo de dientes. Miró el cielo despejado y estiró los brazos por encima de la cabeza. Saltaba a la vista que era un chico testarudo, de modo que él lo dejaría en paz. Ahora que Key se había levantado y tomado su puesto a proa, aprovecharía para colarse en el camarote y descansar un rato.

De repente, un agudo chillido desgarro la quietud de la mañana caribeña, y Minho volvió el cuerpo con tanta rapidez que sintió como si le asestaran una puñalada en las costillas. Inhalo con fuerza y corrió hacía donde estaba Key justo al tiempo de verlo saltar por la borda. Cayó al agua y enseguida emergió tosiendo y llorando en medio de las olas.

-¡Baby! -llamó, buscando frenéticamente con la mirada a su alrededor-. Baby, ¿dónde estás?

La cabeza del perro salió a la superficie por un momento y volvió a hundirse, como una bola de pelo marrón a merced del mar azul.

-¡Mierda! -exclamó Minho

A pesar del dolor en las costillas y el entumecimiento de los músculos, se arrojó al océano Atlántico tras Baby Doll Kim. Sintió impacto de la fría agua salada contra su cara y su pecho. Se sumergió tras el perro y lo agarró con una mano. Cuando sacó la cabeza del agua, buscó a Key pero no lo vio. El perro tosía y agitaba las patas, frenético, tiritando. Minho estaba punto de abandonar al perro y sumergirse otra vez en busca de Key cuando éste sacó la cabeza del agua.

-¡Baby! -gritó, con la boca llena de agua.

-Lo tengo -dijo Minho mientras nadaba hacia él.

Key se giró y chapoteo hacia él. No sólo era un guerrero nefasto, sino que nadaba fatal. Con los ojos desorbitados, resollaba desesperadamente. Si no tenía cuidado, pronto hiperventilaría. Pero no parecía que Key fuera a tener cuidado en un futuro cercano. Se agarró con fuerza a un hombro de Minho y estuvo a punto de hundirlo. En sus tiempos de marine, Minho aguantaba tres minutos bajo el agua y era capaz de nadar durante horas, así que ahora no tenía miedo de que ninguno de los dos se ahogara, ni siquiera el maldito perro. Sólo le preocupaba que Key complicase más de lo necesario su regreso al barco.

-¿Está bien Baby? -consiguió preguntar mientras intentaba llegar hasta el perro.

Una ola les pasó por encima de la cabeza y esta vez Key consiguió que se hundieran todos en un amasijo de piernas y brazos. La rodilla de Key chocó contra el costado de Minho, que abrió involuntariamente la boca, y se le llenó de agua salada. El perro le arañó el cuello mientras Key le apretaba la cabeza contra su pecho tratando de trepar encima de él, como si le tomara por una boya. Minho agarró a Key por el brazo y consiguió sacar la cabeza a la superficie para expulsar el agua de la boca.

Key lo revela todo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora