Dos días después de entrar en la casa de Jonghyun, Key y Minho fueron interrogados por separado por la policía. Key no llevaba todavía veinticuatro horas en casa cuando tuvo que llamar a su abogado y encontrarse con él en la comisaría de Chungcheong del Norte. Minho y su abogado contestaron a las mismas preguntas, pero como no había pruebas que relacionaran a ninguno de los dos con el delito, ambos fueron liberados.
Los problemas con Jonghyun por fin habían terminado. Se habían solucionado, tal como Minho le había prometido. Minho era su héroe, pero amarlo era al mismo tiempo lo mejor y lo peor que le había sucedido jamás. Y día tras día se enamoraba más de él. Pasaban juntos todos los fines de semana, y a cada hora Key se perdía más y más en el placer que la invadía al estar con él. El placer que le ofrecían sus cálidos labios y sus fuertes manos. El potente pecho de Minho contra él. Envuelto en la calidez de Minho, Key se sentía seguro y protegido, como si nada malo pudiera suceder mientras estuviesen juntos. Cada vez que Minho le daba un beso de despedida, lo abrazaba con más fuerza que la vez anterior. Lo retenía más cerca, como si intentara absorberlo al máximo.
Minho no le había dicho que lo amaba. Todavía no. Sólo hacía tres semanas que él le había confesado que lo quería, pero Key estaba convencido de que Minho le correspondía. Ningún hombre podía mirar a un chico y acariciarlo como Minho sin estar enamorado. A pesar de eso, Key deseaba escuchar esas palabras de sus labios.
Durante la semana, cuando no podían estar juntos, Minho lo telefoneaba cada noche y, de día, mientras Key se encontraba en el trabajo. Algunas veces sólo le preguntaba si estaba diseñando lencería comestible.
–¿Tienes hambre, Minho? –le preguntaba Key.
–Sí –respondía invariablemente–. Tengo hambre de ti.
Al cabo de muy poco tiempo, Key sólo vivía para recibir sus llamadas aunque las temía en igual medida. Cada vez que recibía una, Key tenía miedo de que Minho le anunciara que se iba a Bosnia, Afganistán o Irak, aunque suponía que no le revelaría su destino.
La vida que Minho había elegido estaba fuera del control de Key. Él nunca le pediría que cambiara. Sólo podía esperar que, a causa de los problemas que Minho había tenido en Nassau, el Gobierno le hubiera quitado la tabla de códigos y hubiera tachado su nombre de su agenda secreta.
Key sabía que Minho llevaba un buscapersonas en todo momento, pero tenía la esperanza de que el Gobierno hubiera perdido el número. Aun así, en lo más hondo, Key sabía que era sólo cuestión de tiempo que el busca sonara. No tenía la menor duda de que eso sucedería.
Por desgracia sucedió antes de que Key estuviera preparado para ello, durante el desayuno, un fin de semana en que Baby y él habían ido a verlo. Minho le había tostado un bollo y había preparado café, y habían planeado pasar el día arrancando el papel de la pared de la cocina. Key le había llevado una foto de él con Baby en un marco de plata que tenía galletas de perro grabadas. Había traído la cámara para hacerle algunas fotos a Minho y sacar una de los tres juntos: él, Minho y Baby. Como una familia de verdad.
Key no tuvo oportunidad de hacer la foto. El busca sonó mientras él tomaba su segunda taza de café y le daba a Baby un trozo de bollo. Las miradas de ambos, sentados a la mesa de la cocina, se cruzaron, y Key lo supo. Ya estaba.
Minho, que sólo llevaba unos calzoncillos largos de color blanco, se levantó y se dirigió a su despacho, instalado en la parte trasera de la casa. En cuanto Key oyó el sonido de la puerta que se cerraba, el estómago se le encogió y se sintió enfermo. La sangre se le acumuló en la cabeza y el corazón se le aceleró. Notaba una opresión en el pecho y era incapaz de reposar la vista en ningún lugar de la cocina. Ni en la cafetera, ni en la batidora, ni en el abridor magnético pegado a la puerta de la nevera. Tampoco en el papel de pared que no iban a cambiar.
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Key lo revela todo.
FanfictionAdaptación de la autora Rachel Gibson. Cuando el ex modelo Key Kim se entera de que unas fotos suyas muy privadas están colgadas en Internet, decide esconderse en un lugar soleado y -eso cree- seguro, hasta que las habladurías se apaguen. Todo va bi...