Baby apareció como una flecha desde la parte trasera de la casa, ladrando como si se hubiera lanzado tras un gato. Pasó entre los pies de Key, salió corriendo por la puerta y empezó a dar saltos sobre las patas traseras alrededor de Minho. Éste se agachó y lo recogió con la mano que tenía libre.
–Hola, B.D. –lo saludó, y lo levantó un poco para observarlo–. ¿Qué es eso que llevas puesto?
–Su camiseta de seda.
–Aja –le dio la vuelta–. Excepto por esa camiseta de mariquita, tiene buen aspecto. ¿Algún problema desde que ha vuelto a casa?
Key no hizo caso del comentario despectivo sobre la camiseta.
–El veterinario dice que tiene una ligera infección en la orina y que su sistema inmunológico se ha debilitado un poco, pero estará bien cuando termine con la medicación.
–¿Y tú? ¿Cómo estás tú, Key?
Bueno, ésa era una buena pregunta. Sintió que el corazón se le aceleraba y, de repente, le faltó el aliento. Abrió los brazos en un gesto que indicaba que estaba perfectamente.
–Hoy he ido a la oficina.
–Me gusta tu pelo.
–Gracias. –Key se pasó unos rizos detrás de la oreja y dirigió la vista al jeep negro aparcado detrás de Minho–. ¿Es tuyo?
Minho echó un vistazo por encima del hombro.
–Sí.
–Me imaginaba que eras el tipo de hombre que conduce un todoterreno.
La risa silenciosa de Minho llenó el espacio entre los dos, y Baby le lamió la barbilla.
–¡Eh, tú, chucho! –Minho apartó el perro de su cara–. Tranquilízate o sufrirás un accidente.
–Sólo está contento de verte.
Minho dejó al perro en el porche y luego se enderezó despacio. Miró a Key a través de los cristales oscuros de las gafas de sol.
–¿Y tú, Key? ¿Estás contento de verme?
El sonido de la voz de Minho al pronunciar su nombre traspasó a Key como un rayo de luz atraviesa la niebla, pero no sabía si cometer la temeridad de responder que sí estaba contento. Ladeó la cabeza.
–Estoy a punto de volverme loco y morderme una mano –dijo despacio.
–No puedo permitir eso –dijo Minho con una sonrisa–. Quizá deberías invitarme a pasar para que pueda asegurarme que no te autolesiones.
Bueno, ya que estaba aquí. Key dio un paso atrás.
–Pasa.
Mientras se dirigía a la cocina, oyó que Minho cerraba la puerta detrás de sí y lo seguía. Baby corrió a su comida, y Key sacó una botella de vino tinto de una de las bolsas que había dejado sobre la encimera.
–Te vi en televisión el miércoles –le dijo Minho al entrar en la cocina.
Key sacudió la cabeza y sacó dos vasos.
–Tenía un aspecto horrible.
–Nunca tienes un aspecto horrible.
Minho estaba siendo amable y ambos lo sabían, pero cuando Key levantó la vista hacia él, le pareció que hablaba en serio. Se había quitado las gafas de sol y esos maravillosos ojos cafés lo miraban con sinceridad.
–¿Vino?
–No, gracias.
–Es verdad. Eres bebedor de cerveza.
ESTÁS LEYENDO
Key lo revela todo.
FanfictionAdaptación de la autora Rachel Gibson. Cuando el ex modelo Key Kim se entera de que unas fotos suyas muy privadas están colgadas en Internet, decide esconderse en un lugar soleado y -eso cree- seguro, hasta que las habladurías se apaguen. Todo va bi...