Capítulo XI

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Narra Cara

Después de cenar y despedirme de mis amigas corrimos bajo la lluvia, cada una a nuestra cabaña. Yo seguía a Will que me guiaba a mi nueva casa.

Era una cabaña que brillaba con luz propia, era una madera de un tono amarillento y de dos pisos. A la derecha había una bandera con el dibujo de un arpa y abajo con letras doradas el nombre de Apolo.

Al llegar a la puerta esta se abrió sola, bueno en realidad es lo que me pareció antes de entrar y ver que la habían abierto desde dentro. Tenía que acostumbrarme a que algunas cosas eran mágicas y otras no.

Will se encargó de darme un saco de dormir y una mochila pequeña con cosas dentro.

-Esto es lo que un semidios siempre tiene que tener -dijo señalando a la mochila. Tu cama sera aquella de allí.

Me dirigí casi al final de la habitación. Coloqué el saco en la cama y vi que a los pies de esta había un baúl. Lo abrí y descubrí que en su interior no había nada, nada de nada.

-Ahi puedes meter cualquier pertenencia tuya -dijo una voz tras mi espalda.

-Vale, muchas gracias.

-Nada. Soy Kayla, tu debes ser de las nuevas, Cara si no recuerdo mal.

-Si, asi es, encantada -respondí. -Una pregunta ¿quienes duermen en todas esas camas? -pregunté.

-Son campistas hijos de Apolo claro está, solo los hijos de este pueden entrar aquí. Pero mira muchos de ellos no viven todo el año aquí, vienen solo en verano o en las vacaciones de navidad. Tu puedes elegir si quedarte o venir como ellos. Yo he elegido quedarme aquí ya que los montruos no se estan quietos y acaban encontrandote. Tienes todo tu tiempo para pensarlo.

-Vaya. ¿Ahora mismo cuántos sois los que vivis todos lo días?

-Creo que somos sobre diez, pero en verano el número aumenta con creces. Hay veranos que tenemos que montar las camas de arriba de las nuestras, cortesía de la cabaña de Hefesto.

-Pero si somos diez y aquí estamos tres, ¿dónde están los otro siete? No soy una experta en matemáticas pero hasta ahi llego.

-Claro que despistada. Verás cada cabaña tiene algún que otro secreto en su interior, pero solo lo saben los que pertenecen a ella, así que no puedes decir nada. Si me sigues te enseñaré donde están. ¿Will vienes?

-Si, claro -respondió este.

Me conducieron por unas escaleras semiocultas que se encontraban detrás de la cabina del baño que estaba instalada en la misma habitación. Subí agarrandome a la barandilla y descorrí unas cortinas amarillas demasiado brillantes. Me adentré al interior y encontré, para mi sorpresa, colocados por las paredes todos los instrumentos que mi mente llegara a abarcar y también armas, por supuesto. Y en el suelo una tarima con un karaoke.

Mis ojos se debieron de hacer chiribitas porque tanto Kayla como Will se miraron con una sonrisa.

Al fondo vi a un grupo de chicos eligiendo las canciones que cantarían.

-Vayaaaa -se me escapó.

En ese momento todos se volvieron para mirarme con amplias sonrisas. Vinieron y me abrazaron, como si me conocieran de toda la vida. Me quede solo con una par de nombre, con el tiempo los aprendería todos, o eso esperaba.
Diana era uno de los nombres que recordaba, era una chica atlética, rubia y con unos grandes ojos azules, con una estatura bastante alta.

Otro era Izan un niño bastante pequeño, andaría sobre los once años. Rubio y con unos ojos muy claros.

Al mirar a todos mis hermanos me dí cuenta de que todos eran rubios, excepto un chico y yo. Supongo que era por parte de madre.

-Opino que Cara estrenara hoy la noche de karaoke -dijo un chico, cuyo nombre no recordaba.

-¡Si! -gritaron todos al unisono.

No me quedó más remedio que subir empujada por toda mi nueva familia hacia la tarima.

Me pusieron una canción y yo la canté, me sonaba de la radio y con la ayuda de la letra fui capaz de salir de aquel aprieto.

Así pasamos la noche, cantando, tocando y riendo hasta que el reloj dió las dos y todos nos fuimos a descansar. El día había sido muy duro y caí rendida nada más tocar la almohada. Mis últimos pensamientos fueron:

-Día superado.

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Esperamos que os guste. Hemos tenido algún contratiempo pero ya está aqui el nuevo capítulo.

Votad ☆ y comentad sería una gran motivación para nosotras.

~Se despiden las doncellas litelarias~

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