Capítulo XIII

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Narra Cara

Todo el mundo se había vuelto loco. Aquello que la chica peliroja había dicho tenia a todo el mundo de un lado para otro. Antes de que Will se marchara a una reunión nos había dejado la tarea de contactar con Apolo, nuestro padre y preguntarle por la profecía, ya que era dios de los oráculos.

-Es inutil, no podemos hacer nada -dijo Eric.

-No te rindas, vamos a seguir tirando dracmas.

Estabamos todo arrodillados, al lado de una manguera por detrás de nuestra cabaña y ya iban cinco dracmas tirados sin éxito. Parecía que la diosa Iris no estaba hoy de muy buen humor. El arco iris que formaba el agua con la luz era precioso, pero no conseguiamos nada.

-Me voy a quedar sin dracmas -soltó Diana entre suspiros.

-Yo también -se sumó Izan, un niño bastante pequeño. Se sacó los bolsillos para afuera y lo único que cayó de allí fueron unas cuantas canicas, un silvato, un bolígrafo y su última moneda. -Podemos probar con tirar un canica -sugirio.

-No va a servir Izan -dijo a mis espaldas Kayla.

Estaba sujetando la manguera y me estaba poniendo perdida, el césped ya se estaba convirtiendo en un charco de barro. Yo no sabía si tenía dracams así que pregunté:

-¿Como se consiguen los dracmas?

-Al principio, cuando te dimos las mochila con todas las cosas había un saquito con algunas monedas, eran los dracmas. Luego también en tu cumpleaños si tienes suerte Apolo te da alguno. Y si haces bien alguna tarea para ayudar al campamento suelen dar también. No se en que otras ocasiones pero se lo puedes preguntar a Will, el te responderá mejor -explicó Trevor.

-Vale, muchas gracias.

Romeo lanzó una moneda, todos miramos expectantes el agua que salía de la manguera. Pero no ocurrió nada. Lo dimos ya por perdido.

-¿Os apetece comer algo? -preguntó Eric llevándose una mano al estomago.

-Si -dijeron unos, mientras otros asentíamos.

Entramos en la cabaña y subimos arriba. En una mesa donde reposaban unos instrumento había una gran cesta con frutas de todo tipo. Y justo encima del manjar una nota.

Hola chicos:

No intentéis contactar conmigo, estoy de vacaciones y lo único que conseguireis será perder dracmas. Pero tranquilos aquí os dejo una cesta con frutas para que os las comáis sin perder vuestras brillantes figuras, que pronto empieza la operación bikini.

Saludos, el padre más atractivo.

-Genial -dijo Cintia -no perderé mi figura, pero si unos cuantos dracmas.

Cogí una manzana roja, era muy brillante, mordí un trozo y noté como la fruta llenaba cada rincón de mi boca. Era la manzana más rica que había probado en mi vida.

La tarde se me estaba haciendo muy larga, algunos de mis hermanos estaban jugando a videojuegos y yo tocaba con Diana la flauta travesera. Con los días tan ajetreados que había tenido se me había olvidado por completo. Le enseñé a mi hermana lo que podía hacer con el instrumento, ella quedó impresionada. Casi tanto como yo la primera vez.

Oíamos unas fuertes pasos que subían las escaleras. Will apareció corriendo en la sala y nos hizo un gesto para que lo siguiéramos.

Corría todo lo que podía detrás de mis hermanos, pero sentía que me faltaba el aire. Veía la casa grande, era hacia donde nos dirigimos. Un corro de gente se cerraba alrededor de alguien, pero no conseguía ver quien era. Un gran pájaro estaba posado en la persona a la que todos miraban.

Al llegar a donde todos estaban reunidos vi a Zoey con un cíclope, pero no dije nada, luego le preguntaría, porque lo que había en el centro de aquel círculo requería toda mi atención.

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Bueno pues todo es esto por el monento. Esperamos que os este gustando. Una curiosidad interesante de la que nos hemos dado cuenta hoy al escribir ha sido de que tanto en Trenzando mi destino (historia que estamos escribiendo y si os pasais por nuestra cuenta encontrareis (ningún fanfic, historia únicamente nuestra)) y en este fanfic hay en ambos un personaje masculino llamado Eric (supongo que ha una de nosotras le encanta ese nombre.)

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~Se despiden las doncellas literarias.~

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