Capitulo 8.

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–¡Rápido! ¡Pásame el martillo!– Grite estando estirada lo más posible, para sostener el gran cartel.

–Hay tienes– Me lo lanzó por estar sosteniendo el otro extremo.

Tome un clavo de mi bolsillo, y con dificultad lo puse en la esquina del cartel, para comenzar a darle martillazos. Daba y daba hasta que quedó bien firme.

–Listo– Me baje de la silla en la que estaba.

Camine hacia el lado de Cameron para poder ver bien como había quedado el gran cartel, y evidentemente estaba perfecto. Este decía "Felices + 10 millones".

–Esto es tan... ¡Genial!– sin previo aviso me tomo entre sus brazos, y comenzó a darme vueltas.

Yo reía y el también, los dos estábamos muy felices de nuestros logros, además yo jamás podría haber echo esto sola.

–Gracias Marina– Me bajo– Gracias por siempre ayudarme en todo lo que te pido, sin ti esto no hubiera sido posible.

– No hay nada que agradecerme. Sin ti no podría haber echo esto.

Cameron me abrazó por los hombros y con su mano libre despeino mi cabello, típico gesto de el. Sonó el timbre y los dos saltamos.

–¡Yo voy!– Dije y fui hacia la puerta.

Él se quedó parado mirando el letrero mientras yo lo habría a la persona que estuviera tocando.

–Hola, buenas tardes ¿Está es la residencia de Marina... Silverato y Cameron Dallas?– Pregunto un hombre, con un uniforme rojo.

–Buenas tardes, y si esta es.

–Vengo para la entrega de una escultura de hielo, la cual dice...– Miro unos papeles–M&C.

–Sip... Aquí es.

–Muy bien... Me dejas pasar a dejarla adentro. Es demasiado pesada– Tomo un carro, sobre este había una Caja masomenos grande.

–Claro, pase– Me hice a un lado.

El señor entro junto con el carro, y vi a Cameron sorprenderse por el porte de la caja. Se me acercó y me susurró.

–¿Está es la caja con la escultura?– Parecía asombrado.

–Si–Susurre– Esta ultra grande.

Cameron se pudo a reír.

– Esta hasta más grande que mi...

–¡Cameron!– Pellizque su brazo.

–¡Auch!– Se sobo– duele mucho.

El hombre se volteó.

–Okey, les pediría que firmen, solo falta eso– Se encogió de hombros.

Con Cameron nos acercamos e hicimos lo que nos pidió el señor. Tardamos un poco ya que Cameron no sabia que firma hacer, pero después de eso, terminamos.

–Okey, eso sería todo– Dijo el hombre.

Yo golpeé con mi codo a Cameron lo más disimulada posible.

–¿Qué te pasa?– pregunto extrañado.

Me acerqué a su oreja.

Vídeo amigos. [Cameron dallas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora