Capitulo 34.

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–Dejaron todo del asco– Hice una mueca horrible, Cameron río a mi lado.

–Tranquila que lo arreglaremos– Sonrió y tomo una botella de cerveza rota– Tu solo disfruta la vista.

–No tengo nada que disfrutar, lo único que veo es puro desastre en su esplendor– Reí amargamente– Recuérdame para la próxima, controlar a Hayes, es muy pequeño para beber– Dije mirando al niño de 14 años tirado en el sofá.

–Llevémoslo a mi habitación, antes de que se rompa el cuello– Sugirió Cameron.

Entre los dos, lo tomamos y caminamos a la habitación de Cam, abrimos la puerta y lo dejamos sobre la cama, con bastante cuidado. Hayes soltó un ronquido y se acomodó.

No pude evitar imaginarme, a mí y a Cameron en unos 30 años más, mirando dormir a nuestro hijo ya grande, criándolo con amor y cariño.

–Aún que prefiero una niña– Se me escapo.

Al instante abrí mis ojos como platos y empecé a sudar frío.

–¿Qué dijiste?– Se burlo.

No supe que decir, intente buscarme una respuesta por la estupidez que acabe de soltar.

–Que prefiero a una niña... Ah Hayes como una niña– Que estupida eres Marina– Sería más controlable.

–Entiendo...– Artículo Cameron no muy convencido por mis palabras.

Nos quedamos un largo rato callados, en un silencio incómodo. Mire a todos lados diciéndome lo muy estupida que fui al pensar eso. Cameron y yo jamás podremos estar juntos, obviamente cuando estemos más grandes podemos seguir siendo amigos, pero ahora... Ahora solo había lugar para una linda amistad ¡Maldita friend zone! Necesito tenerlo como mi novio, no puedo aguantarme, me gusta ¡Dios! Me gusta como nunca me ah gustado nadie, y ahora que no tenemos barreras para estar juntos, yo la muy estupida me cuestiono. ¿Y si yo no le gusto? Claro que no le gustas Marina, eres como un bebé para el, jamás me verá con los ojos que yo a el, definitivamente.

Estoy enamorada de Cameron, lo amo con todas mis fuerzas.

–Voy a mi habitación– Dije antes de lanzarme y besarlo.

–Te acompaño– Se apresuró a decir.

Yo voltee y apreté mi mandíbula, tú puedes Marina, puedes aguantarte las ganas de besarlo por una buena vez. Besar esos hermosos labios, olvidarnos de todo y todos, eso necesitaba ahora. Olvidarnos de todo el puto desorden en nuestro departamento, para luego sumergirnos en un abismo de pasión y amor.

Abrí la puerta de mi habitación, y me encontré con una imagen que me gustaría vivir alguna vez con Cameron.

Carla y Nash dormían juntos. La chica estaba sobre el pecho del chico. Cabe decir que había mucha ropa por todos lados ¿Acaso ese es el brasier de Carla?.

–Mejor vámonos– Cameron se me adelantó y cerró la puerta silenciosamente.

Nos quedamos mirando y reímos bajito. Esta fiesta fue principalmente para celebrar que salí de las garras de Zac, ahora solo falta sacar a Jack, de las garras de Madison.

–Esta es una fiesta para recordar– Río Cameron dirigiéndose al salón.

–Definitivamente– Respondí también entre risas.

Seguimos caminando, Cameron se volteó para decirme algo, pero yo me tropecé con unas botellas situadas en el piso.

Cameron me tomo con fuerza, quedando pegados el uno con el otro. Levante la mirada lentamente y me topé con su mirada. Me puse derecha y coloque un mechón de cabello tras mi oreja, dando a mostrar mis nervios. Cam aferro su agarre en mis caderas y yo sonreí un poco. Quite mis manos de su pecho y las puse en su nuca jugando con su cabello.  Nuestros labios estaban a centímetros, menos que centímetros ¡Milímetros! Estaba a milímetros del paraíso y ahora nada ni nadie nos podrá parar, yo y Cameron en nuestro mundo.

Se acercó hasta estampar sus labios con los míos. Esta vez no hubo interrupciones. Cameron me besó apasionadamente, ¡Dios! Cuanto espere para esto, me siento en las nubes. Nuestros labios se acoplaban a la perfección, como si estuvieran hechos para estar juntos. di paso para que la guerra de lenguas comenzará, las graciosas mariposas en mi estómago se movían como locas. Cameron dejó una mano en mi nuca y otra en mi cadera para profundizar el beso, yo seguía con mis movimientos frenéticos, combinados con los de Cam. Puedo recordar nuestro primer beso, fue uno tímido y tranquilo, nos costaba a los dos por qué ninguno sabía cómo mover la lengua y esas cosas, pero esta vez, esta vez pareciera que fuimos entrenados para este beso tan fugaz y perfecto... Eso lo describía, este beso era pura perfección. Me estaba faltando el oxígeno, y por ello mi pecho bajaba y subía con brusquedad, chocando con el de Cam.

Nos separamos y nos tomo un momento abrir los ojos. Unimos nuestras frentes, sin darnos cuenta reímos, reímos como si ninguno de los dos creyera lo que acabo de pasar, y era la pura verdad, me sentía en un completo sueño. Cameron me tomo de las mejillas y dejó un beso corto, luego otro, otro, y otros más.

Reí divertida y me separe un poco para mirarlo a los ojos. Los de él esta vez tenían algo especial, brillaban... Y aún que fueran oscuros, podía notar la felicidad en ellos. Pueden decir que los ojos cafés no tienen nada de bonitos, para mí los ojos de Cameron son perfectos y me enamoran cada vez que los veo.

–Sigo sin creerlo– Soltó Cameron de la nada.

Reí ante su comentario y bese sus labios, al igual que lo hizo el.

–Créelo por qué es verdad– Le sonreí.

Nos quedamos viendo y volvimos a reír, es que esto era para no creerlo, jamás pensé que yo podía gustarle también a Cameron, lo sé por la intensidad del beso.

–Marina yo...– Suspiro– Yo tenía que hacer esto o sino estallaría en cualquier momento. Me gustas demasiado... Desde hace muchísimo y no sabia que hacer, cuando estabas con Zac me enojaba muchísimo, era por eso, por qué me gustas como nunca nadie me ah gustado...

Y eso me volvió a la realidad. Nosotros dos no podemos tener nada, no soportaría que él se aburriera de mi. No puedo dejarlo ir, somos el y yo por siempre... Lo necesito con migo para siempre.

–Te amo– Fue lo siguiente que escuche. 

Que quede completamente petrificada, mi mejor amigo me ama como yo a él. Es un echo, no puedo dejarlo ir así como así.

–Yo también te amo Cameron– Reí y luego me quede sería– Pero...

–¿Pero qué?– Se apresuró a decir nervioso.

–Pero no soportaría que un día te aburras de mi, no podría. Lo siento.

Dicho lo último, salí corriendo del departamento, sin importarme nada. Pero seguía con ese sabor en los labios, ese sabor que tanto amo...

Era el de Cameron.

Vídeo amigos. [Cameron dallas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora