Ties ⇨ 2° Freedom » Harry S. [1D]

8 » And I love him.

Me sentía una presa. Estaba siendo atacada por una parvada de hambrientos halcones. Portando su arma letal al cuello, se sentían con el poder de ganar. Emitían un zumbido igual de molesto al del zumbido de un insecto rodeando la carne putrefacta. En momentos como estos, ellos tenían todas las de ganar.

Luces intermitentes. Sonidos de obturador. Multitudes acechándote.

Esa es la vida de una celebridad... esa es la vida de Harry Styles.

Antes, al ver fotografías de él, siendo captado en el aeropuerto, en las calles en un restaurante o saliendo de un bar; lo único que veía era su silueta con la mirada gacha, caminando hacia su auto, guiado por un guardaespaldas. No me imaginaba que tan pobre era esa imagen acerca de la realidad. Ahora tengo un ángulo mucho más realista porque estoy junto a él mientras los paparazzi no paraban de enfocarnos con su lente de cámara, haciéndonos cualquier pregunta.

¿Harry porque vienes junto a la sobrina de Zayn?

Flash.

¿Son novios?

Flash.

¿Ascia que piensa Zayn acerca de su relación?

Flash.

¿Creen que esto pudiera acabar con One Direction?

Flash.

Eran cuatro de las preguntas más frecuentes.

Quizá yo me hubiese desmayado sino fuera porque en ningún momento Harry soltó mi mano. La apretaba fuertemente cada que un paparazzo se acercaba más de la cuenta y me juntaba más a su cuerpo. Él tenía unos lentes de sol y yo también, me los había dado antes de bajar del avión prediciendo que pasaría esto. Me dio un beso en la sien y me susurró que no me asustara, que él estaría junto a mí.

Mientras caminábamos, tratando de ver hacia delante por encima de los flashes, entendí que Harry no apretaba mi mano para tranquilizarme, más bien lo hacía para tranquilizarse así mismo. Gracias a los lentes de sol me era difícil ver sus ojos, pero podía jurar que en ellos se escondía un miedo perturbador.

Por increíble que parezca, no estaba asustada, no me sentía cerca de un ataque de pánico, pero si estaba incómoda y furiosa.

Dale, el guardaespaldas de Harry que nos había recogido en el aeropuerto, se encargaba de hacer a un lado a las personas para abrir el paso hacia el Lincoln negro de vidrios polarizados. Harry y subimos a la parte trasera, mientras él dejaba nuestras maletas en la cajuela y emprendía el camino a Beverly Hills dejando a tras a los infortunados paparzzis.

—Al fin nos libramos de esos caníbales —dije con la intención de gastar una broma para quitarle tensión al momento. No lo logré. El semblante de Harry había cambiado drásticamente, ya no era el mismo que estaba conmigo en el avión. El Harry sonriente y despreocupado, ahora era uno cabizbajo y agobiado.

Acaricié sus rizos chocolate con delicadeza, jugando con la flexibilidad de éstos como si de un resorte se tratase. Abrí mi mochila de mano y de ella saqué una bandana color verde militar que compré en una tienda de Burberry del aeropuerto de Heathrow. Me hubiese sido imposible costearla sino fuese porque el cajero de la tienda me reconoció como la sobrina de Zayn Malik y me hizo un descuento, y aún así me salió caro. No podía creer como eso podía costar £100 libras esterlinas. ¡Solo mírenlo! Parece un harapo mal cortado de retazo de tela de vago. Bueno, pero si a Harry le gusta, ¿para qué criticar su estilo?

Extendí la bandana en mi regazo y la doble hasta que quedara en una tira capaz de enredarse a la cabeza de Harry. Le rodeé le pelo con ella y lo anudé por detrás. Saqué algunos rizos para darle un mejor toque.