5 » Romeo y Julieta... o ¿Julieta y Romeo?

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Miré el pequeño papel oculto en el puño de mi mano. La hoja estaba arrugada pero aún se distinguían la dantesca caligrafía de Zayn, era claro que él tenía un talento para dibujar nato, pero no el mismo para escribir. Fijé mi atención a la casa de dos pisos que se cernía ante mí imponiendo majestuosidad. Sin duda esa era la casa de Anne. Arrastré mi maleta azul hasta la entrada de la reja, pero de repente paré en seco percatándome de algo. Me miré examinando la ropa que traía puesta. No, definitivamente no me iba a presentar a la casa de Harry Styles vestida de esa forma.

La cosa estuvo así. En la plática con Zayn todo el plan parecía perfecto, no había ni un detalle que se nos pudiera haber escapado. La dirección, el camino, el dinero. Todo estaba perfecto... solo en una cosa fallábamos que era impredecible para la misión: yo. Si, yo no sabía andar por las calles de Inglaterra, apenas llegué poniéndole atención a lo trascendente del país cuando ya habíamos desaparecido Zayn y yo en un auto polarizado de camino a su casa, cegados por el flash y sordos por las preguntas.

Mi temor al cruzar las calles de este magnífico lugar era evidente en mis gestos dubitativos. Y para el colmo tuve la no tan afortunada suerte de toparme con personas desagradables.

En el tren una niña chiflada embarró todo su licuado sobre mis jeans. Mi sudadera se había salvado hasta que al salir, Holmes Chapel me esperaba con una húmeda bienvenida. Toda mi ropa (incluyéndome) quedó empapada... y eso le añadimos a que se encontraba sucia al resbalarme con una pequeña corriente de agua directo hacia la alcantarilla. Dolly, la pequeña que traía en brazos fue la única que se salvó de todo esto ya que venía en su caja de viaje.

Suspiré y miré a todas partes para comprobar que efectivamente no había nadie en la calle. Divisé un espeso arbusto en la esquina de un parque cercano y me quité la ropa para cambiarla por un unos jeans grises y un suéter púrpura que resbalaba en mis hombros. Para añadir el toque final, enrollé una bufanda a mi cuello, la misma que me regaló Harry después de que mi bufanda blanca se estropeara el día que conocimos a Dolly. Era de un color lila muy pálido pero con escarcha que le daba vida. Me encantaba, solo recordar cómo me la dio pintó una sonrisa idiota en mi rostro.

*Flashback*

—¡Esto es un asalto! —escuché una voz muy grave vociferar detrás de mí mientras estaba en el balcón del hotel admirando la buena vista de la ciudad de St. Louis en Missouri. Al instante me congelé al sentir una tela rodear mi cuello en indicio de ahorcarme.

«¡No puede ser que me estén asaltando en un hotel! ¡Por Dios... es de cinco estrellas!» pensé sin efectuar algún movimiento que atentara contra mi seguridad.

De pronto un fugaz pero útil recuerdo cruzó mi memoria. La tarde de un sábado en que veía las películas de Jackie Chan junto a mi madre.

De acuerdo, quizá sea un poco absurdo y hubiera sido más razonable recordar mis entrenamientos en una clase de Taekwondo inexistente. Pero eso era lo único que tenía para defenderme, además del típico consejo de mi madre "Dales un sartenazo"; era fácil para ella siendo chef cargaba con uno siempre (créanme, siempre) pero considerando en donde estaba deseché esa idea. Así que apliqué las tácticas de Jackie Chan al estilo película cómica de acción.

Mordí la mano de mi agresor que estaba en mi cuello lo suficientemente cerca como para morderlo pero no en el ángulo correcto como para mirarlo. Su agarre se debilitó y pude voltear sus brazos hasta torcerlos y cuando salí librada de él, como cereza al pastel le di una patada en las bolas. Siempre les dolía ahí.

Él, quién se encontraba detrás de mí, gimió retorciéndose del dolor. Me giré para encararlo y al instante me arrepentí de haberme acordado de Jackie Chan. Era Harry mi "agresor".

Ties ⇨ 2° Freedom » Harry S. [1D]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora