Capítulo 31

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Por fin podía caminar, aunque no mucho, sentía que con cada paso una estaca se me clavaba en el pecho, pero más valía fingir estar bien antes de tener que pasar otra noche en esa habitación.

Sin perder más tiempo fui hasta la habitación en la que estaba mi hija, entré y Andrea se alegró de verme, estaba finalmente recuperado y listo para apoyarlas, corrió y me abrazó provocando un dolor espantoso que fingí muy bien el hecho de que no me había afectado en lo absoluto.

-Que bueno que ya te dieron el alta, es maravilloso.

-Si cariño al fin y gracias por la ropa.

-El doctor me dijo que debía tenerla lista.

-¿Como esta Roxanne?

-Pues mirala, aún no despierta...

Me acerqué hasta mi pequeña, sentí un nudo en la garganta formarse por verla así, me sentía impotente, ver sus ojos cerrados sabiendo que no podía abrirlos me llenaba de tristeza, pero esto no sería por mucho, de ningún modo ese demonio iba a ganarme.

Un rato después Julia y Susi entraron, se alegraron de verme, aunque Julia se asustó al ver que aún tenía a la muñeca.

-Me alegra que ya estés bien Derek aunque luces muy cansado.

-Estoy bien, pero pronto estaré mejor, gracias suegra.

-Deberían ir a su casa y tomarse el resto de la tarde, ir a almorzar, tomar un baño y dormir.

-¡No mamá! ¡Cómo crees! No dejaré a Roxanne sola.

-Estará conmigo y Susi, no creo que no confíes en nosotras.

-Si mamá no podría confiar en ninguna otra persona pero es que no sé...

-Escucha si Roxanne despierta o algo así les llamaremos, vayan a descansar, ¿Hace cuanto no te bañas Derek?

-Supongo que tiene razón, estará bien que descansemos y nos tomemos un baño.

-Muy bien mamá, pero ya vendemos, cuida mucho a mi niña.

-Eso ni me lo pidas, vayan con Dios.

-Vamos Derek.

-Espera.

Me acerqué a Julia y le dije en voz baja.

-Mantén alejada a la muñeca de Roxanne, pero no la pierdas de vista, sospecho que el demonio no esta en ella pero la usa como portal.

-Dios mío, ¿Porqué lo dices?

-Derek cariño, vámonos ya.

-Luego le digo, nos vemos.

-Tengan cuidado, dijo Julia bastante preocupada.

Nos fuimos en el auto de Andrea, desgraciadamente el mío ya era caso perdido, llegamos a la casa y fue casi como si me hubiera ausentado por demasiado tiempo, entramos y la casa estaba demasiado oscura, había algo perturbador en el ambiente, la atmósfera era pesada y un aire caliente emanaba del suelo, mi esposa y yo nos miramos bastante confundidos.

Abrimos las ventanas para dejar entrar la claridad aunque no ayudó mucho, no entendía el porque la casa estaba tan oscura. Me fui a duchar mientras mi esposa preparaba la comida.

Con dificultad me quité la ropa, había sido más fácil ponerla con la ayuda de las enfermeras, pero ahora debía luchar, el dolor de mi costilla rota era terrible, alcanzar mis zapatos y quitarlos fue un reto enorme pero lo había logrado, me metí a la ducha y sentir el agua fría fue realmente increíble, no había podido bañarme por estar postrado en la cama e ir al baño pues... Eso prefiero no mencionarlo, aunque las enfermeras habían sido de mucha ayuda.

Maldita Muñeca 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora